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Final Alternativo de Arche Eeb Rile Furt |
Traductor jpn-ing: FrostfireTrad/Correc ing-esp: Raruk Berg
Overlord Segunda Mitad:
Capítulo 20: Dios Maligno - Parte 3
Arche Eeb Rile Furt.
Como aventurera y, finalmente, worker, había caminado por la delgada línea que separa la vida de la muerte.
Cada vez que ella misma mataba a un monstruo. Cada vez que uno de sus colegas moría. Ella lo sentía.
El pensamiento de que ‘yo podría morir durante esta solicitud’ había pasado a menudo por su mente.
Especialmente cuando se encontraban con un monstruo que no estaba previsto.
Pero aun así, la razón por la que no había dejado de aventurarse, era porque no había mejor opción.
Día tras día tras día. Luchaba con su miedo a la muerte. Todo por dinero.
Mientras su espiritu se derrumbaba, se recordaba a sí misma que lo hacía por sus hermanas.
A pesar de sus huesos rotos, a pesar de sus brazos arrancados, a pesar de sus entrañas goteando de su cuerpo, ella luchó. Pero esto. Esto no lo podía soportar.
Todavía podía recordar todo vívidamente.
Uno de sus amigos, Roberdyck.
Era un sacerdote muy hogareño y un hombre muy goloso.
A menudo se daba un festín de pasteles dulces mientras estaba en el capitolio. Sin embargo, se negaba a probar un solo bocado durante las aventuras. Arche sintió curiosidad y le preguntó, a lo que Roberdyck respondió con una sonrisa solitaria.
Es un pecado que debo soportar, dijo él.
Y ahora, ella fue llevada a verlo.
No, ni siquiera era apropiado llamarle Roberdyck.
Lo que estaba ante ella era una bola de carne.
Era una gigantesca bola de carne rosa. Era una masa de carne, fresca, y con varias manchas rojas salpicadas alrededor.
Encima de la masa, estaba la cabeza de Roberdyck. Su cara estaba vacía, y no parecía estar consciente. Sin embargo— aún estaba vivo.
Incluso como una bola de carne sin extremidades.
Arche lo vio. Estaba obligada a verlo.
La visión de una maid dándose un festín con él.
No, llamar maid a un monstruo tan aterrador era una grosería para todas las maids existentes. Era simplemente un monstruo que tenía la apariencia de una maid.
Y Arche lo oyó. Estaba obligada a oírlo.
Los gritos que salían de él. Los aplastamientos que hacía la bola cuando el dolor sacudía su cuerpo.
Le masticaron la carne, le chuparon la sangre. Pero antes de morir, fue curado por magia curativa. La tortura continuó. Y continuó. Y continuó.
La visión de su amigo gritando de dolor.
Como Worker, la presencia de la muerte siempre estaba cerca. Sin embargo, ella ni siquiera pensó en esto. Ser mantenido con vida. Sólo para ser devorado.
En el momento en que pensó que sería ella, lloró, vomitó, y perdió el control de su vejiga.
Su espíritu se quebró.
Su espíritu de resistencia se quebró, para nunca más volver a funcionar.
A pesar de todo ese terror, dentro de ella, encontró un indicio de placer. Y se aferró a él.
Se dio cuenta de que era el mejor método para seguir viva.
Ciertamente, podía ser una forma asquerosa de vivir.
Pero también lo era vivir como una bola de carne. Al menos podía aceptar ser un juguete de amor.
Arche era plenamente consciente de que el monstruo que era su ama la consideraba un juguete. Y esa era su mejor oportunidad en la vida.
Mientras siguiera siendo un juguete divertido, mientras su ama no se aburriera de ella, no la romperían ni la tirarían.
Ella sabía que estaba vendiendo su cuerpo.
Si le decían que lamiera, lamía. Aunque sabía que lamer formaba parte del sexo, para ella, que ni siquiera tenía experiencia con el sexo opuesto, no esperaba que le pidieran que lamiera a otra mujer. Sin embargo, sonrió al hacerlo.
Si le decían que lo hiciera, lo hacía.
Rara vez se había consolado a sí misma, pero su experiencia en ello no era nula. Sin embargo, nunca lo había hecho ante nadie. Sin embargo, sonreía al hacerlo.
Y cada vez que su ama reía, sabía que había vivido.
Y todo aquello que antes odiaba, poco a poco se convirtió en placer.
■■■
Su ama, Shalltear, había regresado por fin y le había arrojado un conjunto de ropas.
Eran ropas normales, unas que serían aceptadas en público, distintas de las que dejaban al descubierto su pecho y su región inferior.
Arche la miró confundida y miró a su ama desde su posición a cuatro patas.
Normalmente, no se le permitía llevar ropa en la sala principal. Aparte de su diadema de orejas de animal y su cola, no llevaba nada.

La única otra excepción a esto fue—
“Póntelo. Ahora.”
Las palabras de su ama la sacaron de sus pensamientos y Arche se apresuró a ponérselo.
Shalltear no parecía enfadada, pero su humor era tan caprichoso como el tiempo, y su ira era como un relámpago. Arche lo había visto muchas, muchísimas veces.
Cuando una Novia Vampiro hacía algo que la enfadaba, Shalltear la destruía. No era algo raro.
Temiendo el disgusto de su ama, Arche se puso la ropa con pánico.
Eran de una confección extremadamente fina, y la tela en sí era de gran calidad. Sin embargo, Arche no se sorprendió. Todo lo que se utilizaba en la Gran Tumba Subterránea de Nazarick era mucho mejor que cualquier cosa que Arche hubiera visto en su vida anterior.
De hecho, una prenda que se vendería por una fortuna en el exterior probablemente se consideraría harapos para los de Nazarick.
No... ¿Esto es?
Arche frunció el ceño, aunque no hasta el punto de provocar un malentendido por parte de su ama.
Simplemente, cuando se lo puso, se dio cuenta de que eran de la misma calidad que los que llevaba su ama.
Tal vez...
Arche podía adivinar a grandes rasgos la razón por la que se le permitía llevar esa ropa.
Fue un poco difícil ponerse la ropa interior con la cola todavía unida a ella, pero Arche consiguió ordenar sus ropas.
“Excelente. Ahora sígueme.”
Shalltear giró sobre sus talones y se alejó rápidamente. Arche aceleró el paso.
Se teletransportaron varias veces y llegaron al Noveno Piso de Nazarick.
Arche ahogó una voz de sorpresa.
Ya había estado aquí una vez, pero no pudo ocultar su admiración.
Mientras estaba en la academia, una vez le habían concedido la entrada al palacio, pero su belleza palidecía en comparación.
Y los monstruos que custodiaban las portales (gates) de transferencia.
Eran poderosos más allá de lo imaginable, y Arche creía que podrían matarla de un solo golpe.
“Vamos a entrar.”
Con eso, su ama entró, y los monstruos inclinaron la cabeza.
Su ama que podía comandar monstruos tan poderosos. Su espalda era pequeña, de hecho parecía una niña. Uno nunca creería que tenía una fuerza descomunal.
Sin embargo—
Arche tembló.
Pero era precisamente su ama una de las más fuertes en este palacio de demonios llamado Nazarick. Arche había escapado de ella una vez, pero eso fue simplemente porque su ama estaba jugando.
Arche sonrió. Sonrió con su sonrisa habitual, la que hacía feliz a su ama.
Corriendo por el pasillo, pasaron junto a muchos soldados insecto antropomorfizados antes de llegar a su destino. A cada lado de la puerta había un gran soldado insecto, estoico e inmóvil, custodiándola.
Arche sabía a quién pertenecía la habitación.
Hacía poco que había venido para enseñar a bailar a su ocupante.
Su ama enderezó la espalda y llamó a la puerta. Por supuesto, Arche también la enderezó. No necesitaba que se lo dijeran.
Ésta era la habitación del gobernante de este palacio de demonios. Si era grosera en lo más mínimo, sería ejecutada de inmediato.
La maid apostada dentro anunció su llegada.
Esperaron. El tiempo pasaba lentamente.
Estaban siendo conscientes de su lugar. Por mucho que Arche complaciera a su ama, era ante todo una mascota sexual y no era algo con lo que el gobernante quisiera siquiera hablar.
Las puertas finalmente se abrieron.
Su ama entró y Arche la siguió de cerca. Aunque tenía una sonrisa radiante en la cara, por dentro temblaba.
Si molestaba a la otra parte, su destino estaría sellado. Y el amo de esta sala era un Rey Demonio que dominaba a los monstruos. Si era grosera, le esperaría un destino peor que el de Roberdyck.
Mientras Arche ponía en práctica con fervor todos los conocimientos de etiqueta que había aprendido viviendo como noble, se preparó para captar la situación de la sala, y así adquirir conocimientos.
Y con los ojos bien abiertos, ella vio a—
La falsa sonrisa de Arche se cimentó aún más en su rostro.
Como parte de su “educación”, había aprendido sobre los seres presentes. No, sería más exacto decir que el vampiro se lo había contado de pasada.
Arche se había dado cuenta de que el hombre sentía una camaradería, por extraña que fuera, con ella.
Carecía de la hostilidad y la actitud condescendiente que los habitantes de Nazarick solían tener hacia ella. Su mirada parecía estar mirando a otra versión de sí mismo.
Aparte de él, los únicos que se encontraban en una situación similar eran el grupo de hombres-lagarto que ella había visto una vez de lejos.
Con cierta amabilidad, como si hubiera probado antes el fracaso, se lo había explicado cuidadosamente a Arche.
Él le habló de aquellos a los que nunca debía enfadar. Los que podían arrasar un país con facilidad. Los que podían separar tu cabeza de tu cuerpo con una sonrisa en la cara. Los que tienen poder.
La chica Elfo Oscuro, Aura.
El Guerrero Insecto, Cocytus.
Y la que se movía lentamente a su posición detrás de Arche, su Ama Vampiro, Shalltear.
—Estos tres nombres.
Bañada por sus miradas carentes de emoción, el pánico y el miedo recorrieron su cuerpo. Sin embargo, fantasear con el futuro placer que su ama le concedería tras sobrevivir a esta prueba le permitió superar el pánico momentáneo. Empezó a sentir un cosquilleo en la cola, pero no dejó que se le notara.
“Ainz-sama. La chica ha llegado.”
Mientras la voz inhumana, robótica y chirriante, reverberaba por la habitación, se oyó el crujido de una silla.
El hombre había estado sentado de espaldas a ella. Como la silla era extremadamente grande, cubría por completo su figura, lo que hizo que Arche no notara su presencia de inmediato. Al darse la vuelta en la silla, Arche lo vio. El Amo de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick.
Arche estaba a punto de ampliar su sonrisa cuando se congeló.
El Rey Demonio. A pesar de haberle dado clases de baile, su miedo a él no se había disipado. El monstruo que diezmó a todo su grupo.
Sentadas sobre las rodillas del hombre había un par de adorables gemelas.
Arche nunca lo olvidaría. Nunca podría olvidar. Sus preciosos tesoros que podían llegar incluso a su ahora petrificado corazón.
Y cuando las vio—
“¡Aaaaaahhhhhh!”
Ella rugió.
Un rugido de pura pasión, que sorprendió incluso a Arche, atronó desde lo más profundo de su corazón.
En lo que era su corazón roto y depravado, ardía una llama.
A punto de lanzar un hechizo, Arche alargó la mano hacia Ainz y—
—se encontró con una espada en su garganta, un látigo chasqueando a un palmo de su cara y una mano pálida agarrándole la nuca.
“¿La mato?”
La voz plana y monótona, junto con la mano que le agarraba la cabeza, procedía de su ama Shalltear. Teniendo en cuenta su fuerza monstruosa, sería fácil romperle el cráneo como a un huevo crudo.
“Tonta. Con nosotros presentes, no puedes tocar a Ainz-sama.”
Con las mandíbulas rechinando, Cocytus le advirtió, con la espada aún en su garganta. Probablemente podría cortarle la cabeza antes de que Arche parpadeara.
“Sí, sí. Ni siquiera tendrás tiempo de usar magia.”
Aura sonrió infantilmente, pero los impactos como balas de su látigo le dijeron a Arche que podría partirla fácilmente por la mitad.
Ella sabía que no podría hacer nada frente a estos tres monstruos.
Sabía que incluso sin ellos, sería incapaz de herir al Rey de la Muerte. Si hubiera podido, ninguno de sus amigos habría muerto, y ella no estaría aquí.
Ella hizo algo tonto. Arche misma lo sabía.
En el mejor de los casos la matarían. En el peor, se convertiría en Roberdyck. No, teniendo en cuenta lo que acababa de hacer, probablemente se enfrentaría a un destino peor.
Sin embargo, Arche podía decir esto con confianza.
Aunque le esperara el mismísimo infierno, haría lo mismo. No se arrepentiría.
Arche puso energía en sus ojos y miró fijamente a Ainz.
Por el rabillo del ojo, vio que los monstruos la miraban enfadados. Pero eso no la detuvo.
“Está bien. Shalltear, Aura, Cocytus. Liberen a Arche.”
“¡Sí!”
Al unísono, las armas fueron envainadas. La mano que le agarraba la cabeza fue la última en irse, pero aun así, lo hizo.
Aunque estaba preparada para morir, al ver la esperanza colgando frente a ella, su resolución vaciló.
Arche trató de estabilizar sus temblorosas piernas. Se secó las lágrimas que tenía en los ojos y volvió a mirar a Ainz fijamente.
Con la gran cantidad de energía mágica que la empujaba, las náuseas invadieron su mente, pero aun así aguantó.
“Ya veo... Así que las conoces.”
Arche no sabía qué hacer. ¿Debía responder con sinceridad? Pero, por su reacción anterior, no tenía sentido ocultarlo más.
“… Son mis hermanas.”
“Hmm... Ya veo... Ahora, ¿qué debo hacer?”
¿Por qué el Rey de la Muerte estaba usando a sus y hermanas como rehenes?
Esto no tenía sentido. Podía pedirle fácilmente a Arche que le diera cualquier información que tuviera. No había razón para que trajera a sus hermanas aquí.
Sin embargo, por el matiz de las palabras de Ainz, era una simple coincidencia que sus hermanas se encontraran aquí. Se enfadó por sus anteriores pensamientos apresurados y superficiales.
Debería haber actuado como si no las conociera.
Las lágrimas brotaron de sus ojos.
Un miedo absoluto brotó de lo más profundo de su corazón.
Si pudiera seguir siendo un juguete de amor, sería genial. Si la convertían en una albóndiga como Roberdyck, ¿qué haría? ¿Cómo se suicidaría?
Mientras imaginaba escenarios tan aterradores, una voz monótona atravesó sus pensamientos.
“Ah, sí... Estaba el asunto de tu recompensa. Creo que tu deseo de ayudarnos a Shalltear y a mí aún no ha sido concedido, ¿verdad? Ahora creo que tu deseo ha cambiado desde entonces. Déjame oírlo.”
Arche se estremeció.
Por un momento, no comprendió las palabras del monstruo que tenía delante.
El contenido y el significado de sus palabras no llegaron a penetrar en su cerebro, y sus labios no formaron palabras.
Incluso después de comprender, no pudo abrir la boca. Recordó las innumerables historias de demonios que convertían el deseo en algo terrorífico.
Si Ainz replicaba a su respuesta con un “sólo preguntaba”, Arche temía que su corazón se hiciera añicos por completo.
Sin embargo, Ainz repitió su pregunta, añadiendo más presión.
“Adelante. Dilo... Soy una persona sorprendentemente razonable. Mientras no sea una petición ridícula, te la concederé. Sin embargo, liberarte al exterior sería difícil. Eso excede el beneficio que me has dado.”
Ella sólo podía apostar por sus palabras. Si permanecía en silencio por más tiempo, había una alta probabilidad de que los monstruos a su alrededor se enojaran. Especialmente su ama.
Y así, Arche rezó a su dios y habló.
“¡Entonces que mis hermanas regresen sanas y salvas a casa!”
“... ¿Es eso realmente suficiente?”
Arche iba a responder inmediatamente con un sí, pero se quedó callada.
Arche repasaba furiosamente una idea tras otra, y casi se podía ver el humo que emanaba de su cerebro. Este monstruo cumplía sus promesas. La razón por la que ella vivía se debía al deseo de Roberdyck. Aunque estaba en una mala situación, no era la peor posible.
Entonces, mientras ella pidiera un deseo que no le disgustara, él se lo concedería.
El deseo que ella le pidiera sería extremadamente importante. Cómo podría hacer felices a sus hermanas, y a ella misma... Fue en ese momento cuando a Arche le brillaron los ojos.
“Nosotras tres, juntas...”
Dudó de sí misma varias veces. Sólo tenía una oportunidad de hacerlo bien.
“Según mi definición de felicidad... deseo que usted nos permita quedarnos aquí, felices. No usando alguna magia de ilusión.”
“... ¿Es eso realmente suficiente?”
Arche tembló, pero consiguió asentir con la cabeza.
“... La felicidad es demasiado abstracta y es un deseo difícil de conceder. Desear la juventud o la inmortalidad sería más tangible.”
La mirada de Ainz se desvió de ella y miró hacia el techo. Arche permaneció en silencio. Arche había lanzado la pelota a su tejado. Ya no dependía de ella.
“Aura. Creo que dijiste que habías construido una cabaña de troncos en tu piso.”
“¡Sí! Ya está construida.”
“Lleva a esas chicas allí. Proporciónales comida y otras necesidades. Por supuesto, mantén su seguridad. Parece que te voy a quitar tu juguete, Shalltear. ¿Te molesta?”
“Por supuesto que no. Todo lo que poseo pertenece a Ainz-sama.”
“Arche Eeb Rile Furt. No pasarás hambre, tendrás un lugar donde dormir y estarás a salvo. ¿Creo que esto te hará feliz?”
Arche se quedó de piedra.
No podía creer el milagro que le había ocurrido. Era como si le hubiera llovido oro de estrellas sobre su cabeza.
Sin embargo, sabía que el Rey Eterno estaba esperando su respuesta, así que habló.
“... Sí. Lo hará.”
A pesar de decir esto, se encontró tratando de adivinar sus intenciones ocultas. Sin embargo, Ainz pareció perder todo interés en Arche y apartó la mirada.
“Ya veo. Entonces lo haremos. Ahora, Aura. Llévala al Sexto Piso. Oh, no hay necesidad de que te preocupes, estas dos se han dormido usando un hechizo mío. Despertarán a su debido tiempo... Y por último, Arche. Si trabajas para mí, te prometo las recompensas correspondientes. Que sepas que en el futuro podrás liberarte a ti y a tus hermanas de Nazarick.”
Arche hizo una profunda reverencia. Seguía sintiéndose incómoda por la situación en la que ahora se encontraba, pero la calidez de sus hermanas no podía fingirse.
■■■
Aura, Arche, sus dos hermanas aún dormidas y Cocytus salieron de la habitación, dejando sólo a Ainz y Shalltear.
Shalltear había estado lanzando a Ainz varias miradas interrogativas, y ahora ella por fin habló.
“Es... ¿Está bien?”
Era una pregunta difícil de responder. Ainz trató de entender por qué se la había planteado, pero pronto se rindió y respondió con otra pregunta.
“... ¿Hmm? ¿Qué? ¿Te arrepientes de haberla perdido?”
“No, nada de eso. Como ya dije antes, todo lo que poseo pertenece a Ainz-sama. Es sólo que, ¿está bien perdonar a un humano que ha intentado atacarle?”
“... Dije que le concedería su deseo, y aunque tengo a Fluder, su habilidad... Y el conocimiento que proporciona es útil. ¿No fue de gran ayuda durante el baile? Así son las cosas.”
Ainz se reclinó en su silla y miró a Shalltear con frialdad. Él tenía una sonrisa malvada en su cara.
Por lo que había oído de las hermanas, Arche era una antigua noble y, además, provenía de la Academia de Magia. Era una inversión prometedora. Sobre todo, ahora que estaba pensando en crear una organización principalmente humana.
“Esas hermanas fueron un hallazgo sorprendentemente bueno. Ella es.... Ama tanto a sus hermanas que encontró el valor para enfrentarse a mí. Serán un buen rehén.”
“Es como usted dice. Como se esperaba de Ainz-sama.”
Ainz aceptó el elogio de Shalltear sin responder, pero pronto frunció el ceño.
“... Entonces, ¿se me considera ahora un Dios Maligno? Bueno, está bien. En cualquier caso, sobre la creación de una organización que se encargue de E-Rantel cuando me sea cedida. Necesito encontrar gente que me sea absolutamente leal.”
“Mientras vean la gloria de Ainz-sama, todos inclinarán la cabeza y le ofrecerán su lealtad.”
“... Eso estaría bien.”
Sería bonito que fuera así de sencillo. Ainz cruzó los brazos y miró al techo. Ignoró a los invisibles Asesinos de Ocho Filos pegados a él.
“Si consigo que no haya no-muertos, el templo se volverá ruidoso... Y los residentes estarán inquietos, por lo que hacerlo de humanos será mejor... O eso dijo él.”
Ainz recordó las palabras de Jircniv.
Había pensado en utilizar no-muertos para gobernar la ciudad. Si los no-muertos realizaban trabajos manuales, los campos podrían labrarse y las cosechas recogerse con facilidad. Y si hacía muchos, la carga de los habitantes sería menor. O eso pensaba ingenuamente.
Por supuesto, esto se debía a que la moneda de este mundo podía utilizarse para fortalecer Nazarick, y no se debía enteramente a la bondad. Sin embargo, Ainz entendía el concepto de engordar a un cerdo para comérselo.
Si E-Rantel estuviera gobernado por un gobernante bondadoso y misericordioso, crecería tranquilamente.
“Pero... ¿Qué quiso decir?”
Ainz habló en voz baja, para evitar que Shalltear lo oyera.
Cuando Ainz reveló por primera vez su plan de utilizar no-muertos para enriquecer la ciudad, Demiurge dijo: “Usar no-muertos para cultivar proporcionará un suministro estable de comida barata. Con un poder abrumador como respaldo, pretende iniciar una revolución económica”, o algo confuso por el estilo pero...
“No hay forma de atacar un país usando comida... Pero si Demiurge lo dijo... ¿Hay algún método de algún tipo? ¿Venta forzada? Aunque ni siquiera estoy considerando invasiones de ningún tipo...”
Cuando Demiurge le miró en busca de confirmación, se limitó a responder con: “como era de esperar de Demiurge, entiendes todos mis movimientos”. En respuesta—
“Sentí que me moría bajo su mirada... Bien. Shalltear.”
“¡Sí!”
“Mi intención es obtener varios tipos de información de esa chica. ¿Qué harás tú?”
“Entonces le acompañaré. Pero, ¿puedo preguntarle qué tipo de información busca exactamente? Ya he oído la mayor parte de lo que ella tiene que ofrecer.”
“Ah, en realidad...”
Ainz esbozó una sonrisa irónica.
“Se trata de la vida escolar.”
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Este arco ha terminado. Ahora que comience la comedia de amor escolar Ova~Loooooorddd.
¿El papel de Ainz? ¡Esos amigos en esos eroges de amor puro, por supuesto!