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Overlord vol. 12 novela ligera |
Traducción jpn-ing: NigelTraducción ing-esp: RawiCorrección: . . .
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Esta traducción es la versión 2.3 traducido por Rawi. Pronto la versión 4.0.
Overlord Volumen 12: La Paladín del Reino Santo | Parte I
Capítulo 1: El Emperador Demonio Jaldabaoth
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Parte 2
Mientras las fuerzas enemigas lentamente tomaban su formación, Pavel sintió un fuerte dolor en la garganta.
Cuanto más lento fuera el ataque enemigo, más fuerzas podrían concentrarse en esta fortaleza y más tiempo tendrían para dar la orden de movilización. Este era el escenario perfecto para sus comandantes, pero Pavel no compartía su opinión.
Había semi-humanos con intelecto que superaban a la humanidad. Seguramente, el comandante de un ejército tan vasto no era tonto. En ese caso, él sabría que dar a su oponente tiempo para prepararse, era una cosa desventajosa. Además, ya era de noche y la batalla venidera sería en beneficio de los semi-humanos. Sería lo mismo, aunque encendieran hogueras.
Pavel miró a la formación enemiga, a cuatrocientos metros de distancia.
Aunque estaban organizados en tribus, no parecían haber considerado cosas como las armas que empuñaban, sus respectivas tácticas, sus diversas características raciales, entre otras cosas.
Con toda probabilidad, los semi-humanos no marcharan bajo la misma bandera. De lo contrario, habrían puesto una línea de batalla más cohesionada. ¿O era esto algo así como una oligarquía, una alianza de semi-humanos liderada por un consejo de iguales?
"No lo entiendo, jefe. ¿Puedes ver al comandante enemigo?"
"... No, aún no he visto a su líder."
Sus hombres no habían reportado haber visto nada parecido hasta ahora.
Sin embargo, tenía que haber un comandante. De lo contrario, incluso la formación en unidades sería muy difícil.
"No puede seguir escondiéndose para siempre. Seguro que aparecerá en el campo de batalla."
Dada la naturaleza de los semi-humanos, sus poderosos líderes se mostrarían para alardear de su fuerza.
Ese sería el mejor momento para que Pavel trabajase.
Pavel cogió su arco.
Era un arco largo de composición mágica, lleno de encantamientos especializados contra los semi-humanos. Además, también tenía un Manto de Sombra, adecuado para mezclarse en la oscuridad y emboscar al enemigo; Botas de Silencio, que eliminaban el sonido de sus pasos; un Chaleco de Resistencia, para mejorar su estamina contra diversos ataques; un Anillo de Desvío, para protegerlo de las armas a distancia, y muchos otros elementos similares. Estas eran las señales de cuánto valoraba el país a Pavel.
"Ustedes, prepárense para disparar en cualquier momento", ordenó a sus subordinados, que estaban escondidos junto a él como si se hubieran desvanecido en la noche.
Los humanos, intercambiaban emisarios para leer declaraciones y pronunciamientos; una característica de las guerras entre nobles. Sin embargo, nadie del Reino Santo que estaba acuartelado en esta fortaleza, incluidos los generales, quería parlamentar con los semi-humanos de las colinas. Como mucho, mantenían conversaciones como parte de un plan para ganar tiempo o para engañarlos, y una vez que divisaran al comandante enemigo lo matarían a tiros en el acto.
"… Deberías volver a tu unidad ahora."
"Lo haré. Cuídate, Jefe."
"Ahh, tú también."
Una brizna de inquietud recorrió el corazón de Pavel al ver que Orlando se marchaba.
Algunos semi-humanos poseían ataques especiales letales.
Por ejemplo, los ojos místicos del Gigante Bíclope.
Estos semi-humanos tenían un par de ojos desproporcionadamente grandes. Uno de estos ojos místicos, contenía la habilidad「Encantar」para apaciguar a sus enemigos. Sus víctimas se acercarían inconscientemente a la oposición. De hecho, incluso los defensores en las murallas tomarían el camino más corto posible hacia los semi-humanos que tenían ante ellos.
Normalmente, ellos estarían equipados con ítems mágicos para resistir tales habilidades especiales, pero Orlando no había sido equipado con tales ítems. Si tenía mala suerte, podría ser eliminado de un solo golpe.
Cerró los ojos para despejar su inquietud y la figura de una mujer apareció en la mente de Pavel.
Era una de los Nueve Colores, la mujer conocida como "Blanco".
A mí también me preocupa ella, pero, de otra manera. Es despistada y suele meter en problemas a la gente que la rodea. Por eso Rosa lo tiene tan difícil... ¿por qué mi hija quiere estar con ella? ¿No sería suficiente para ella conocer a un buen hombre, enamorarse de él y luego casarse con él… ? ¡No!
Sacudió la preocupación por su hija que se agolpaba en su corazón.
Al mismo tiempo, miró hacia las líneas semi-humanas, para cambiar su estado de ánimo.
No sabía cuántos semi-humanos había al pie de las colinas, pero había muchas banderas ondeando allí. Esas banderas no eran de camuflaje; el único lanzador de magia del tercer nivel de esta fortaleza ya lo había confirmado desde el cielo.
En otras palabras, realmente había muchas unidades de combate reunidas hoy aquí. Las cosas no terminarían con un simple combate de miradas fijas.
Pavel empezó su ritual habitual.
Sacó del bolsillo de su pecho un muñeco de madera tallada y lo besó.
Esta era una figurita que su hija había hecho cuando tenía seis años. Era un muñeco grotesco con cuatro palos saliendo de una bola, hecha para parecerse a su padre. Todavía recordaba claramente el día en que la había alabado diciendo, "este es un monstruo realmente guay" y cómo ella se había echado a llorar y cómo su esposa le había pateado.
La muñeca estaba desgastada porque la había tocado innumerables veces y los ojos y la boca esculpidos estaban desvanecidos. Ella había crecido mucho desde entonces, así que él quería que ella hiciera una figurita que se pareciera más a él. Pero quizás no conocía su corazón, porque no mostraba signos de querer rehacerla.
Probablemente fue debido a sus largos períodos de servicio destinados aquí, pero, rara vez tuvo la oportunidad de ver a su esposa e hija. Se sentía cada vez más alejado de ellas cada día. En el pasado, ella lo habría abrazado inmediatamente, pero, en algún momento, ya no lo abrazaba después de que él volviera a casa.
Se ha vuelto independiente de su padre, su esposa había sonreído, pero esto era algo importante para Pavel.
Si pudiera tomarme dos meses de permiso, me gustaría ir de camping en familia, como hacíamos antes.
Su hija escuchaba embelesada cada vez que él le enseñaba sus conocimientos de guardabosques. Eso era lo que él buscaba. Dicho esto, sabía que probablemente no funcionaría.
Se puso el muñeco de vuelta en el bolsillo.
Su hija rara vez estaba en casa debido a su objetivo de convertirse en paladín. Cuando Pavel volvió a su casa tras una larga ausencia, su hija también a menudo estaba fuera.
Al fin y al cabo, lo mejor sería que se casara con un vecino... no, con alguien que viviera un poco cerca, o no, con alguien que viviera en los alrededores.
El estilo de vida de un paladín era el menos adecuado para su hija. Había estado observándola todo este tiempo, así que estaba seguro de ello.
Su hija había elegido este camino porque ella admiraba el aspecto de su madre como una paladín. Sin embargo, eso no fue suficiente para ser un paladín.
Solo un caballero que físicamente expresaba la justicia en la que creía, podía ser llamado paladín.
Por lo tanto — en gran parte, porque su esposa daba mucho miedo — no lo dijo, pero, para él, los paladines eran esencialmente fanáticos.
Me pregunto si mi chica lo sabe... Aunque, no quiero que lo sepa...
"—Esos son realmente unos números increíbles por ahí."
Su ayudante murmuró para sí mismo en voz baja con el aliento reñido, hicieron que Pavel entrara en razón.
"Ahhhh, así es. Aun así, no hay necesidad de asustarse. Solo tienes que respaldarme."
Además de su ayudante, el ánimo de los hombres que le rodeaban se relajó un poco.
Así es, eso es todo. La tensión es el archienemigo de los francotiradores.
Y justo cuando Pavel se rompió su propio rostro inexpresivo — aunque no se dio cuenta — con una fina sonrisa, hubo un movimiento en las líneas enemigas.
Un solitario semi-humano se adelantó lentamente.
A pesar de los muchos semi-humanos que lo rodeaban, iba sin escolta. ¿No necesitaba escolta o estaba lleno de arrogancia o era un mensajero cuya muerte no se echaría de menos?
"¿Deberíamos dispararle?"
"Por ahora, no. Pero, muévete a un lugar donde sea fácil disparar y luego espera mi orden."
Después de dar tranquilamente sus órdenes en voz baja, sus hombres se alejaron en tropel, como sombras que se alargan.
¿Era el general enemigo o solo era un simple mensajero? Pavel lo estudió cuidadosamente para averiguarlo.
Ese semi-humano... ¿a qué especie pertenece? No se parece a nada que haya visto antes... ¿y qué pasa con esa ropa? ¿Es un traje tribal? ¿Es esa máscara algo así también?
Definitivamente no era humano, a juzgar por la cola que salía de detrás de su cintura.
El problema era la ropa del semi-humano. Uno podría pensar en ella como un traje tribal y, de hecho, daba la sensación de que podía ser algo así. Sin embargo, incluso a esta distancia, se podía decir que la ropa una marca excelente, incluso cuando se comparaba con la de los humanos.
Los semi-humanos altamente civilizados son muy problemáticos...
No era solo Pavel, sino todos los soldados que aguardaban en las paredes tragaban saliva mientras veían cada movimiento que hacía el semi-humano. En medio de la creciente tensión en el aire, el semi-humano se acercó a cincuenta metros de su ubicación.
"¡Eso es suficiente! Si das un paso más, estarás invadiendo el territorio del Reino Santo. Este no es lugar para los semi-humanos. ¡Vete inmediatamente!"
La voz era lo suficientemente fuerte como para que, incluso Pavel, que estaba a cierta distancia, oyera que era fuerte. Vino del hombre al mando de la fortaleza, uno de los cinco generales del Reino Santo. Se Imaginó que podía sentir la voz del hombre de la armadura sin adornos y con cicatrices de batalla resonando en sus entrañas.
La razón por la que solo tenía a un oficial de estado mayor a su lado, fue probablemente, porque no tenía la intención de que los demás se vieran atrapados si el enemigo lanzaba un ataque. Al mismo tiempo, había muchas tropas con escudos de torre escondidos detrás de ellas, que estaban listas para salir corriendo si algo sucedía.
En contraste, la voz del semi-humano era suave y agradable al oído, lo suficientemente sutil y matizada como para asentarse en el corazón de cada hombre. Incluso a esta distancia, aún llegaba a los oídos de Pavel.
"Eso ya lo sabemos. Ahora bien, ¿puedo saber quién eres?"
"¡Soy... ¡Soy el general a cargo de esta fortaleza! ¡¿Quién eres tú?!"
No había necesidad de contestarle al enemigo, Pavel frunció el ceño, pero ya sabía que el general no era un hombre astuto. Por lo tanto, todo lo que podía hacer, era pensar en esto como algo inevitable.
"Ya veo, ya veo. Ya que has dado tu nombre, me temo que sería descortés no responder de la misma manera. Saludos, caballeros del Reino Santo. Me llamo Jaldabaoth."
"¡¿Podría ser que...?!"
El hombre que gritó, era el oficial de estado mayor cerca del general.
"¡El Archidemonio Jaldabaoth! ¿Eres tú el demonio que lideró un ejército de demonios en aquel disturbio en la Capital Real del Reino?"
"¡Ohh! Me honra que sepas mi nombre. En efecto, yo fui el artífice de aquella magnífica fiesta en el Reino Re-Estize. Sin embargo... el título de Archidemonio es bastante lamentable... sí, me preguntaba si podrías dirigirte a mí como el Emperador Demonio Jaldabaoth."
Pavel probó esa frase, "Emperador Demonio Jaldabaoth"
Era un título realmente arrogante, pero dados los muchos semi-humanos que llevaba y después de pensar en lo que había oído sobre los disturbios en la Capital Real, ese título podría ser bien merecido.
"¡Maldito seas! ¿Ahora apuntas hacia nosotros después de lo que le hiciste al Reino!?"
"No, eso no está del todo bien. Es porque conocí a un temible guerrero en el Reino..."
Jaldabaoth se encogió de hombros. Había un indescriptible sentido de estilo en ese movimiento y le dio a Pavel la falsa impresión de que estaba tratando con un noble humano por un momento.
"—Bueno, permíteme que me guarde ese conocimiento para mí."
"Entonces, ¿qué asunto tienes aquí? ¿Para qué has traído a todos estos semi-humanos a este lugar?"
"He venido aquí para convertir este país en un infierno viviente. Deseo hacer de este país uno que resuene con llantos, maldiciones y gritos eternos. Sin embargo, hacer deporte con millones de seres humanos individualmente es imposible y por eso los he traído conmigo. En mi lugar, ellos los hundirán a ustedes, lamentables humanos, hasta los hombros en un pantano de desesperación, para arrancarles a todos ustedes lamentos de arrepentimiento y sufrimiento."
Jaldabaoth lo dijo muy felizmente.
En ese momento, Pavel aprendió el significado del mal. Lo que los hombres santos gritaban sobre los "semi-humanos malvados" no era más que propaganda para elevar el espíritu de combate. Prácticamente se trataba de hablar dormido. Desde un punto de vista imparcial, esta invasión semi-humana no era eran más que ir a la granja para alimentarse.
El terror llenó el cuerpo de Pavel. Al mismo tiempo, tomó una decisión.
Él no permitiría que ese demonio pusiera un pie en la tierra del Reino Santo, donde estaban su esposa e hija.
Apretó con fuerza el arco en su mano.
Si las palabras de Jaldabaoth pretendían intimidarlos, entonces, habían sido un completo fracaso. Los humanos no eran criaturas cobardes y débiles. Le harían probar la estupidez de subestimar a la humanidad con su feroz contraataque.
El pueblo aquí poseía la voluntad de hierro para defender el Reino Santo y, aunque se habían oxidado un poco en los últimos años, todavía se dedicaban ferozmente a su nación natal.
"—¡¿Crees que te dejaríamos hacer algo así?! ¡Escucha ahora, Jaldabaoth el idiota!", ladró el general.
De hecho, fue un rugido.
"¡Esta es la primera línea de defensa del Reino Santo! ¡Es también la última línea de su defensa! ¡Más allá de nosotros, yace la paz del pueblo del Reino Santo! ¿Crees que te dejaremos pisotearlo como se te antoje?"
Los soldados cercanos gritaron "¡Uoooohhhh!" en respuesta al clamor del general. En ese momento, su espíritu de combate se elevó. Pavel habría clamado también si no se hubiera escondido y, quizás sus débiles y temblorosos subordinados, sintieran lo mismo.
Sin embargo, el aplauso totalmente fuera de lugar echó un freno a eso. Después de aplaudir durante un tiempo, el demonio habló.
"Perros guardianes que cuidan la casa, ¿eh? No puedo decir que no lo apruebo. Es muy importante proteger las cosas. —Sí, lo apruebo mucho. Siendo así, le daré a la gente que capture aquí la mejor recepción posible."
La forma en que se rio mientras hablaba, le hacía parecer que se estaba divirtiendo.
Jaldabaoth no hablaba particularmente fuerte. Por lo tanto, habría sido comprensible si su voz no hubiese llegado hasta donde estaba Pavel. Aun así, las palabras le llegaban con una claridad misteriosa, como si vinieran de detrás de sí mismo.
—No te preocupes por eso, podría ser obra de magia.
Existían hechizos e ítems mágicos que amplificaban el sonido y era muy probable que Jaldabaoth los estuviera usando. Sin embargo, no pudo evitar la desagradable sensación que parecía adherirse a su espalda.
"No aceptaré ninguna rendición ni nada por el estilo. Por lo tanto, hagan lo mejor que puedan para entretenerme. Ahora, pues— empecemos."
Pavel dio la orden a sus subordinados de disparar.
No había necesidad de esperar a las órdenes del General. Se les permitió cierta independencia, porque no se disponía fácilmente de posibilidades de agredir al comandante enemigo. Esperar la aprobación de su superior, podía resultar en que perdieran su oportunidad.
Pavel se puso de pie.
Los hombres que le rodeaban hicieron lo mismo.
Solo tardó un momento en fijar su objetivo. Una distancia de cincuenta metros era esencialmente un punto a quemarropa para Pavel. Desenvainó su arco, lleno de intención de matar y Pavel sintió que los ojos de Jaldabaoth se encontraban con los suyos a través de la máscara.
No te daremos tiempo para que huyas o te defiendas. Si quieres culpar algo, ¡culpa a tu propia arrogancia por salir solo al frente!
"—¡Fuego!"
Cincuenta y un flechas salieron volando al compás de la voz de Pavel
Sus arcos encantados descargaron flechas mágicas.
Las flechas flamígeras dejaron líneas rojas colgando en el aire, las flechas de hielo dejaron rastros azules, el rastro de las flechas eléctricas dejaban marcas de amarillo, el rastro de las verdes seguía la estela de las flechas ácidas y la propia flecha sagrada de Pavel, trazaba una trayectoria blanca mientras todos se elevaban por el vacío.
Las flechas lanzadas por los arcos completamente tensados recorrieron trayectorias planas mientras surcaban el aire, y cada una de ellas impactó en el cuerpo de Jaldabaoth sin desviarse lo más mínimo.
Los disparos de Pavel eran especialmente potentes y, tras ser mejorados con sus artes marciales y sus habilidades, cada uno de ellos poseía una potencia comparable a la de un poderoso tajo descendente de un soldado pesado. Si fuera alcanzado por esto, incluso un hombre con la placa completa sería derribado y enviado rodando sobre el suelo.
Sin embargo, Jaldabaoth no se movió ni siquiera después de haber sido alcanzado por cincuenta y un flechas.
Y entonces, algo ocurrió que le hizo dudar de sus ojos.
Las flechas que deberían haber atravesado su cuerpo cayeron al suelo.
¡¿Qué!? ¡¿Está defendido contra proyectiles?!
Pavel rápidamente tiró otra flecha mientras pensaba en cómo Jaldabaoth se había defendido contra esos tiros de flecha.
Algunos monstruos eran capaces de anular los ataques por sus cualidades especiales. Por ejemplo, los Hombres Lobo y similares, eran casi invencibles si no se usaban armas de plata.
Por lo tanto, sentía que Jaldabaoth podría tener una habilidad similar. En ese caso, ¿qué tipo de ataque podría romper las defensas de Jaldabaoth?
La flecha que acababa de lanzar, estaba hecha de acero, encantada con un poder sagrado que era especialmente eficaz contra los de alineación maligna. Aunque se decía que los demonios no podían defenderse de ella, no se podía negar que Jaldabaoth había demostrado ser inmune a ella. En ese caso, sería mejor usar otras flechas para conocer mejor al adversario, derribando su velo de misterio para trazar el rumbo hacia la victoria.
Pavel preparó una flecha plateada. También estaba imbuido de poder sagrado.
"... Ahora bien, permitidme hacer un movimiento por mi cuenta. Es un regalo insignificante, pero, me encantaría que lo aceptaras. Este es un hechizo del décimo nivel,「Caída Meteoro」."
Pavel sintió algo por encima de él, acercándose con una velocidad increíble. Mirando hacia arriba, vio una masa de luz.
Era una roca ardiendo... no, era algo más grande que eso.
Poco a poco, la luz fue llenando su visión y, por un momento, vislumbró las formas de su esposa e hija entre la luz.
Sabía que era una ilusión. Su hija era lo suficientemente mayor como para poder elegir la forma en que quería vivir. Aun así, la hija que vio, era aún joven y su esposa que la sostenía, parecía muy joven.
No, si no digo que todavía aún es joven, probablemente me matar—
♦ ♦ ♦
El meteorito que caía atravesó el cielo y se estrelló contra la muralla, estalló en una gran explosión. Un estruendoso rugido resonó por todas partes. La enorme onda expansiva aplastó todo lo que tocó y destrozó el muro.
A medida que la arena y la suciedad lanzadas por la onda expansiva de la explosión empezaron a caer de vuelta a la tierra, el polvo comenzó a asentarse lentamente.
Lo que reveló, fue una escena de la muralla destrozada, hecha pedazos y con humos a la deriva.
Después de mirar las devastadas fortificaciones, no había necesidad de pensar en lo que les había pasado a los soldados estacionados allí.
Los seres humanos no podrían sobrevivir a tales condiciones.
Por supuesto, Demiurgo sabía que algunos humanos podrían soportar tales cosas. Por ejemplo, estaban los insensatos que habían entrado en la Gran Tumba de Nazarick, la tierra sagrada creada por los Seres Supremos. Sin embargo, había investigado a fondo de antemano y había verificado que no existían tales humanos aquí.
"Ahora bien, esto debería ser suficiente para los preparativos."
Demiurgo se quitó el polvo del traje con las manos. No había sido manchado con arena o suciedad, pero el polvo a causa de la explosión le había alcanzado, por lo que tenía un ligero olor a tierra pegado a él. No, lo habría hecho, aunque no hubiera sido así. Después de todo, este era un objeto valioso del gran ser que lo había creado.
Por supuesto, Demiurge tenía muchas otras prendas a parte de este set, pero eso no significaba que pudiera tratarlo descuidadamente por eso.
Mientras pensaba en su poderoso creador, sonrió detrás de su máscara y luego miró a los lamentables humanos.
Si seguía con un ataque, la confusión del enemigo se haría mucho más evidente y, en ese momento, el asalto de los semi-humanos causaría una completa derrota. Sin embargo, no había usado ese hechizo para ese propósito.
Demiurge solo podía lanzar un número muy reducido de hechizos; sólo disponía de otro hechizo del décimo nivel. Su verdadero poder, residía en sus habilidades y, aunque había utilizado ese hechizo hace un momento para conservar su poder, la escena ante sus ojos era lo suficientemente trágica tal como era.
No había señales de una contraofensiva. Parece que trataban desesperadamente de recolectar información y reagruparse.
Su comandante no está muerto... y su confusión no parece ser porque sospechen de nosotros... ¿realmente están bien?
Demiurge dio la espalda a los humanos, caminando de nuevo a la formación de sus esclavos.
Ni siquiera estaba en guardia contra la posibilidad de ser atacado por la espalda.
Podía permitirse el lujo de ser tan laxo debido a toda la información que había reunido.
Demiurge era muy fuerte.
De hecho, puede que tenga un rango bajo entre los Guardianes de Piso, pero tenía confianza de salir victorioso en una batalla. Esto se debía a que sabía que las batallas se libraban porque uno tenía confianza en ganarlas. Es decir, uno no debe elegir luchar si no puede ganar, a menos que se le ordene lo contrario.
Solo había una persona a la que Demiurge no podía derrotar — en otras palabras, solo había un oponente contra el cual Demiurge no podía prepararse lo suficiente para asegurar su propia victoria.
Esa persona, poseía un intelecto que superaba al suyo, esquemas que empobrecían la imaginación, una visión del mundo que parecía extenderse a la eternidad, el pináculo supremo que tenía todo en la palma de su mano.
Era el gobernante supremo de la Gran Tumba de Nazarick — Ainz Ooal Gown.
Ese Ser Supremo era a quien Demiurge debía su lealtad.
Producir una gran cantidad de no-muertos fue parte de su plan. Una vez que ese plan surta efecto, nadie podrá dañar a Ainz-sama. Qué temible es. Parece que los otros aún no se dan cuenta de lo gratificante que es ser gobernado por un Ser Supremo así—
Sonó un *thud*. Era la primera vez que ocurría algo que Demiurge no esperaba. Se dio la vuelta para mirar la fuente del sonido.
Parece que alguien había saltado de la pared. El hombre en cuestión, lentamente se levantó.
"El, el jefe ha muerto. ¡Él, él era el hombre al que yo quería derrotar!"
El hombre desenvainó sus espadas con ambas manos mientras lo decía.
Demiurge evaluó al hombre por su apariencia. Recibió su respuesta inmediatamente.
Nivel de amenaza — E (Gusano).
Tasa de errores — E (Ninguno en absoluto).
Importancia – E (Conejillo de indias).
En otras palabras, no era más que basura. Aun así, él era uno de los Nueve Colores — aunque no todos eran impresionantes, pensó que sería bueno capturarlo y hacer todo tipo de experimentos con él.
"¡Uoooooooooh!"
El hombre que gritaba corrió hacia él.
Lento. Tan lento. Si esta es toda su velocidad, ¿no debería haber usado más su cerebro? Por ejemplo, usar「Silencio」para acercarse silenciosamente y cerrar la brecha entre nosotros...
Era una distancia que sus camaradas habrían podido cerrar en un instante. El hombre — lentamente — corrió hacia él.
Según la información que Demiurge había recogido, este hombre de habilidad inferior, podía aparentemente usar un ataque especial que era varias veces más poderoso de lo normal, a cambio de romper sus armas. Por lo tanto, tenía una espada en cada mano y varias espadas más como esta en su cintura.
¿Cómo debería matarlo? Si acabo con él de la forma más limpia posible, entonces, cuando recupere el cuerpo, podré... finalmente ha llegado.
Después de asegurarse de que no sería salpicado por la sangre rociada del hombre, Demiurge dio una orden.
"『… Apuñálate en la garganta con tus espadas』."
Se oyó un gorgoteo ahogado.
Una mirada de desconcierto apareció en los ojos del hombre que acababa de atravesar su propia garganta con las espadas que sostenía. Sus ojos se nublaron como canicas, mientras se desplomaba en el suelo.
Gritos de dolor surgieron del muro.
Demiurgo se dio la vuelta, se acercó al lado del hombre y lo cogió por el cuello de la camisa con solo el dedo índice enganchándolo antes de volver a su formación.
Después de volver hacia sus líneas, los representantes de las diversas tribus —no sus líderes — se reunieron ante él.
Demiurgo había dividido mentalmente a los semi-humanos en dos tipos.
Uno de ellos, anhelaba sangre fresca y veía a los humanos como alimento. Obedecerían a los fuertes y obedecían gustosamente las órdenes de Demiurge. El otro tipo era el de los que habían sido obligados a arrodillarse ante el terror de Demiurgo, y les obedecían debido a inducciones negativas como el miedo.
Demiurge había seleccionado un grupo de este último tipo.
"Te has tomado tu tiempo para reunirte."
Dicho esto, agarró el hombro de un semi-humano al azar que había seleccionado del grupo — su especie era conocida como los Zerns. Después de hacerlo, le arrancó la piel del hombro.
Aunque Demiurge se encontraba entre los más débiles de los Guardianes de Piso, aún podía hacer eso.
El semi-humano cuya piel habían sido arrancadas — y parte de su carne — cayó al suelo en intensa agonía, gritando sin palabras.
"Ahora, pues, inicien el ataque. Tengan cuidado de no sufrir demasiadas pérdidas. El plato principal comienza después de pasar ese muro", dijo Demiurge en un tono amable.
Su bondad era genuina cuando era dirigida a sus compañeros de Nazarick. Era una persona muy amable cuando se trataba de sus amigos. Sin embargo, para todos los demás, su amabilidad era meramente el cuidado que le daba a sus herramientas.
Después de recibir sus órdenes, los semi-humanos volvieron corriendo a sus distintas tribus. El semi-humano que rodaba por el suelo no fue la excepción.
El mensaje que transmitieron fue que, aquellos que obedecieran las órdenes de Demiurge y obtuvieran buenos resultados, se encontrarían con un destino feliz. Naturalmente, también transmitieron el mensaje de que, lograr los resultados negativos, significaba que su futuro sería todo menos feliz.
Demiurge sonrió suavemente mientras observaba las espaldas de los hombres-bestia.
"—Entonces, empecemos el siguiente paso de nuestro plan. —Demonios."
Demiurge activó una de sus habilidades e invocó a una gran cantidad de demonios que pretendía usar como peones de sacrificio.
Mientras que estos demonios eran extremadamente débiles comparados con Demiurge, invocar a demonios más fuertes, significaría que no podría invocar a tantos. Lo importante en esta operación, era difundir la noticia de que, el ejército del Reino Santo había sido asaltado por los demonios, lo que significaba que la cantidad era la prioridad aquí.
"Escuchen atentamente. Apoyen a los semi-humanos en sus labores. También, limiten su persecución a los humanos. No hagan algo tan estúpido como no permitir que nadie huya de la fortaleza."
Los demonios de bajo rango asintieron y se elevaron al cielo como uno solo.
Aunque se suponía que los monstruos invocados compartían cierto grado de conocimiento con sus invocadores, dicha información era generalmente bastante vaga… Lo mejor sería considerarla como la capacidad de distinguir entre amigos y enemigos. Por lo tanto, era importante dar órdenes verbales a las criaturas invocadas.
Entonces... sería bueno que la pelota diera en el blanco.
La perspicaz mente de Demiurge reflexionó sobre todo tipo de situaciones y, después de computar decenas de eventualidades, hizo las correcciones apropiadas para lograr su objetivo. Las ligeras desviaciones entraban dentro de sus predicciones. Sin embargo, hubo momentos en que los tontos absolutos llevarían a situaciones que se desarrollaban más allá de sus expectativas.
Seguramente, alguien con el intelecto de Ainz-sama podría incluso predecir las acciones de esos tontos... Aún estoy muy lejos. Pensándolo bien, sería bueno que pudiera compartir esto con Ainz-sama...
Mientras pensaba eso, el corazón de Demiurge se aceleró sin restricciones. Había pasado mucho tiempo preparando esta etapa; si ni siquiera podía compartirla con su maestro supremo, ¿qué haría Demiurgo?
Damas y caballeros del Reino Santo, tengo un sincero deseo. Por favor, permitan que Ainz-sama se divierta con sus formas de sufrimiento. … Aunque, ¿cómo ajustará Ainz-sama mis planes para un mejor resultado?
Como un estudiante que espera que un respetado maestro le imparta instrucciones, Demiurge sonrió mientras su corazón se llenaba con el fuego de la anticipación y la emoción.
Oh, aprender de las acciones de Ainz-sama, progresar hacia un mejor yo y profundizar aún más mi lealtad. ¡Qué maravilloso es!
Para Demiurge, que había nacido para servir a los Seres Supremos, nada era más placentero que darlo todo por su maestro.
"Ahhh, esto es verdaderamente maravilloso..."