Overlord Volumen 1, Capítulo 5 Parte 2

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Raruk Berg

Overlord novela ligera vol. 1
Overlord vol. 1 novela ligera
Traducción chn-ing: Skythewood
Traducción ing-esp: Rawi
Corrección: Raruk Berg
Info! Esta traducción es una versión de revisada y corregida versión 3.0.

Overlord Volumen 1: El Rey No-Muerto

Capítulo 5: Gobernante de la Muerte

Overlord volumen 1 capítulo 5

Parte 2

Mientras caminaba por las llanuras veladas de noche, Ainz levantó la cabeza. Lo que lo saludó, fue la hermosa vista de las estrellas en el cielo.

Ainz suspiró ante el paisaje por segunda vez y luego volvió a la aldea.

Se había excedido un poco.

Mientras Albedo estuviera a su lado, no podía darse el lujo de parecerle inútil. Como su amo, él tenía que actuar de manera adecuada frente a sus subordinados. Si bien podría haber ido demasiado lejos, todavía se ajustaba al papel que estaba jugando.

No sabía si había pasado o había fallado, pero estaría bien mientras Albedo no estuviera decepcionada.

Ainz no podía ver la expresión de Albedo de, "Dios, Ainz-sama es tan genial, kufufufu~" bajo su casco cerrado. Como no podía decir lo que estaba pensando, repasó los procedimientos del día una vez más.

"Aun así, Ainz-sama, ¿por qué salvó a Gazef?"

En efecto, ¿por qué? Ainz no podía expresar sus sentimientos en ese momento, por lo que trató de aproximarlos para ella:

"Este fue un problema que causamos, ¿no deberíamos intentar resolverlo nosotros mismos?"

"Entonces, ¿por qué le dio aquel ítem?"

"Estaba sentando las bases para planes futuros. Dejarle tenerlo sería algo bueno para mí."

Ainz le había dado a Gazef un ítem de pago de YGGDRASIL, pero tenía muchos de ellos. Aunque no podía reponer su stock de ellos, regalar uno no era una gran pérdida.

Además, Ainz estaba realmente feliz de tener menos de esos ítems.

Eso se debía a que esos eran premios de consolación de los sorteos de gacha de 500 yenes, que le recordaron a Ainz cuán despilfarrador había sido con sus gastos y su pobre estilo de vida. Además, aunque había gastado innumerables monedas de 500 yenes para finalmente obtener el ítem ultra raro que era el premio principal, su antigua camarada Yamaiko lo había conseguido en el primer intento. El impacto de aquel incidente proyectó una sombra indeleble en el corazón de Ainz.

Había querido tirar esos premios de consolación, pero cuando pensó en los 500 yenes que le había costado... no podía soportar deshacerse de él de manera derrochadora.

"Bueno, no importa quién acabe teniendo ese ítem al final, o si termina siendo utilizado o no. No es una pérdida para mí."

"… ¿No hubiera sido mejor dejarme ocuparme de las cosas? No había necesidad de molestar a Ainz-sama para ayudar personalmente a esas formas de vida inferiores... Rodearlas no era una tarea difícil, por eso afirmo que Ainz-sama no necesitaba tomar personalmente el campo."

"Ya veo..."

Sin un dispositivo para medir los niveles de potencia, eso era todo lo que Ainz pudo decirle en respuesta.

En YGGDRASIL, uno podría determinar la fuerza de un enemigo por el color de sus nombres. Más allá de eso, uno solo podía confiar en la información de sus amigos y sitios de tutorial.

Ainz no pudo evitar sentirse nostálgico.

Si tan solo hubiera aprendido algunos hechizos de adivinación — pensó Ainz, con un toque de pesar. Por supuesto, él no sabía si esos hechizos podrían usarse aquí. Sin embargo, si pudiera, no tendría que estar tan nervioso como ahora.

Aun así, no tenía sentido preocuparse por lo que no tenía. Ainz decidió pensar en otra cosa:

"...Conozco tu fuerza, Albedo y confío en ti. Sin embargo, me gustaría que descartes ese pensamiento superficial y recuerdes que un enemigo que es más fuerte que yo podría aparecer en cualquier momento. Esto es especialmente cierto dado que no entendemos bien este mundo... así que, esperaba que Gazef pudiera hacer nuestro trabajo por nosotros."

"Ya veo... así que lo usó como un peón para sentir el poder del enemigo. Es muy apropiado usar formas de vida inferiores como los humanos de esa manera."

Aunque el casco cerrado no revelaba ninguna de sus emociones, su alegría recién florecida era evidente en su voz.

Ainz había sido un ser humano y ahora era un no-muerto. Desde ahora, había sentido que Albedo odiaba mucho a los humanos. Sin embargo, no lo molestó ni lo hizo sentir deprimido. Más bien, sintió que tales pensamientos eran bastante adecuados para la inhumana Supervisora de los Guardianes de la Gran Tumba de Nazarick.

"...En efecto. Sin embargo, eso no es todo. Si te acercas a ayudar a alguien cuando está al borde de la muerte, estará muy agradecido. Además, dado que el enemigo era una unidad de fuerzas especiales, los superiores de ese país no investigarán el asunto abiertamente sobre su desaparición. Por eso intervine."

"Ah... como se esperaba de Ainz-sama... así que fue por eso que tomó al comandante y a los demás vivos. ¡Maravillosamente!"

Ainz no pudo evitar sentirse orgulloso cuando escuchó los elogios de Albedo. Después de todo, logró armar un plan sensato y coherente en un corto período de tiempo; quizás este era su talento de liderazgo en el trabajo. En ese momento, la alegre voz de Albedo entró en los oídos satisfechos de Ainz:

"...Aun así, ¿era necesario tomar las espadas de los ángeles con su precioso cuerpo, Ainz-sama?"

"¿Eso es lo que te pareció? Cuando llegamos por primera vez a Villa Carne, utilizamos a los caballeros en las afueras para comprobar que mi「Anulación Física de Alto Nivel」todavía funcionaba normalmente."

"En efecto, tiene razón. También lo comprobé con mis propios ojos. Sin embargo, no deseaba que mis ojos miraran impotentes las espadas de esos despreciables ángeles que perforan su cuerpo, Ainz-sama."

"Ya veo. Aunque eras mi escudo, no tomé en cuenta tus sentimientos. Tú tienes mi—"

"—E incluso si supiera que saldría ileso, ¿qué mujer querría ver al hombre que ama ser apuñalado por espadas?"

"…Ah, sí."

Ainz no sabía cómo responder, así que lo dejó pasar mientras se dirigía hacia el pueblo. Albedo no parecía querer presionar el asunto y siguió en silencio.

Una vez que llegaron al pueblo, los aldeanos, liderados por el Caballero de la Muerte, salieron a recibirlos.

Prodigaban elogios y agradecimientos y Ainz vio a Gazef entre los aldeanos.

"Oh, Capitán Guerrero-dono, me alegro de que estés bien. Debería haber estado a tu lado antes, pero el ítem que te di tardó un tiempo en funcionar, por eso era casi demasiado tarde. Mis disculpas."

"¿Qué estás diciendo? Soy yo quien debería agradecerte, Gown-dono. Después de todo, me has salvado... hablando de eso, ¿a dónde fueron esos tipos?"

Como Gazef había cambiado un poco su tono, Ainz decidió inspeccionarlo con indiferencia.

Gazef se había quitado la armadura y no llevaba armas con él.

Estaba magullado por todas partes y la mitad de su rostro estaba hinchado, como una bola deforme y de aspecto extraño. Sin embargo, un fuego ardía en sus ojos.

Ainz se dio la vuelta, como si hubiera visto algo brillante. Sus ojos reflexivamente fueron al anillo que Gazef llevaba en su dedo anular izquierdo.

Entonces, está casado. Probablemente sea bueno que su esposa no necesite derramar lágrimas por él. Mientras pensaba en eso, Ainz decidió actuar cuidadosamente:

"Oh, los perseguí. No podía encargarme de todos ellos, como pensaba."

Eso era una mentira, por supuesto. Todos habían sido enviados a la Gran Tumba de Nazarick. Gazef entrecerró los ojos un poco, pero ninguno de los dos habló. El aire entre ellos se puso tenso.

Al final, Gazef rompió el silencio:

"Verdaderamente asombroso. No sé cómo puedo pagarte por tu ayuda, Gown-dono. Por favor, búscame cuando vengas a la Capital Real. Te recibiré con los brazos abiertos."

"Ya veo... entonces, tendré que importunarte cuando llegue el momento."

"...Gown-dono, no sé qué planes tienes, pero ¿estarías dispuesto a viajar con nosotros? Mis hombres y yo descansaremos aquí."

"¿De veras? Bueno, estaba planeando seguir adelante, aunque todavía no he decidido mi destino."

"Aun así, ya es muy tarde, viajar ahora sería..."

Gazef interrumpió a medio camino:

"Perdóname, no había necesidad de preocuparse por un hombre tan poderoso como tú, Gown-dono. Entonces, por favor, búscame cuando llegues a la capital. Mis puertas siempre estarán abiertas para ti. Además, estoy profundamente agradecido por entregarme un conjunto completo de armadura de los caballeros que atacaron la aldea."

Ainz asintió y decidió que se había encargado de todo lo que tenía que hacer en este pueblo. De una forma u otra, habían ocurrido muchas cosas inesperadas y había pasado más tiempo aquí del que había planeado.

"Vámonos a casa, Albedo", dijo Ainz en voz tan baja que solo Albedo podía oír. Inmediatamente se dio la vuelta alegremente en respuesta — aunque todavía llevaba su armadura completa.

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