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Overlord vol. 1 novela ligera |
Traducción chn-ing: SkythewoodTraducción ing-esp: RawiCorrección: Raruk Berg
Overlord Volumen 1: El Rey No-Muerto
Capítulo 4: Duelo

Parte 3
Presten atención", una voz tranquila habló en los oídos de todos.
"La presa ha entrado en la jaula."
El que hablaba era un hombre.
No tenía rasgos distintivos y no destacaría entre la multitud. Sin embargo, no había emoción en sus escleróticas negras, casi artificiales o la cicatriz en su rostro.
"Ofreced vuestra fe a los dioses."
Todos comenzaron sus oraciones silenciosas, una versión abreviada de sus alabanzas habituales a sus dioses.
Tenían que pasar tiempo en oración incluso cuando operaban en otro país. Esto no era complacencia de su parte, sino un símbolo de su fe en sus dioses.
Estos hombres, que ofrecieron todo a la Teocracia Slane y los dioses que veneraban, eran mucho más devotos que el ciudadano promedio de la Teocracia. Esta era la razón por la que podían realizar actos crueles sin la menor vacilación y por qué no sentían culpa por hacerlo.
Después de sus oraciones, los ojos de cada hombre presente eran tan duros y fríos como el cristal.
"Empecemos."
Con esa sola palabra, rodearon cuidadosamente el pueblo de una manera que a los espectadores les parecería como el producto de un entrenamiento largo y duro.
♦ ♦ ♦
Estos hombres eran un grupo de operaciones especiales de la Teocracia Slane. Aunque su reputación se extendía por todas partes, se sabía poco sobre sus miembros. Pertenecían a una de las Seis Escrituras que respondían directamente a los Cardenales de la Teocracia Slane. Eran la Escritura de la Luz Solar, cuya misión era exterminar los asentamientos semi-humanos.
Sin embargo, había muy pocos de estos hombres, que eran los más involucrados de las Seis Escrituras en combate. Solo había alrededor de un centenar de ellos en total.
Esto se debía a que los estándares de reclutamiento para la Escritura de la Luz Solar eran muy estrictos.
La entrada requería la habilidad de lanzar magia divina del tercer nivel, que también era el nivel más alto de magia que los lanzadores de magia ordinarios podían alcanzar. Además, los posibles reclutas tenían que estar en excelente condición física y debían poseer una fuerte voluntad y una fe profunda.
En otras palabras, eran la élite entre otros combatientes de élite.
El hombre suspiró en silencio mientras veía a sus hombres dispersarse. Una vez que se dispersaron para tomar sus posiciones, sería muy difícil estar seguro de sus movimientos. Sin embargo, no estaba preocupado por su hábil cerco de la aldea.
El Capitán de la Escritura de la Luz Solar, Nigun Grid Luin, solo sentía la paz mental que vino al saber que el éxito estaba cerca.
La Escritura de la Luz Solar no se usaba para operaciones clandestinas a largo plazo en el campo. Como resultado, habían perdido cuatro oportunidades para terminar la misión en el pasado. Tenían mucho cuidado cada vez que se acercaban a Gazef y sus hombres del Reino para evitar ser vistos. Si también perdían esta oportunidad, estos días de seguimiento y persecución se prolongarían y seguirían.
"La próxima vez... me gustaría pedir ayuda a los otros equipos y dejarles parte del trabajo."
Alguien respondió a las quejas de Nigun.
"Así es, siempre nos hemos especializado en exterminio, después de todo."
El que habló era uno de los hombres que se habían quedado para proteger a Nigun.
"Quiero decir, esta es una misión extraña. Por lo general, tendríamos respaldo de la Escritura de la Anémona[1] para algo tan importante como esto."
"Den efecto, no sé por qué solo nos desplegaron a nosotros esta vez. Aun así, esta será una buena experiencia para nosotros. Podemos tomar esto como entrenamiento para infiltrarnos en territorio enemigo. Hm, por lo que sabemos, eso era lo que la gente en la cima pretendía."
Nigun dijo eso, pero tenía muy claro que otra misión de esta naturaleza sería muy poco probable.
Las órdenes que le habían dado eran "Asesinar al guerrero más grande del Reino, el hombre famoso en los países vecinos por su incomparable poder, Gazef Stronoff".
Este no era el tipo de tarea que generalmente se asignaría a la Escritura de la Luz Solar. En cambio, habría sido asignado a la unidad de operaciones especiales más poderosa de la Teocracia, la Escritura Negra, cuyos miembros tenían poder en el nivel del renio de los héroes.
Sin embargo, esta vez no fue posible.
La razón era que esa información era altamente secreta, por lo que no podía decírselo a sus subordinados, pero Nigun sabía la verdad.
La Escritura Negra estaba protegiendo la reliquia sagrada "Caída del Castillo y País" en preparación contra la resurrección del Señor Dragón de la Catástrofe, mientras que la Escritura de la Anémona estaba ocupada persiguiendo al traidor que había huido con una reliquia de las Princesas Miko. Ninguna de las dos tenía el tiempo libre para ayudarles.
Nigun inconscientemente sintió la cicatriz en su mejilla.
Recordó la única vez en el pasado donde se había visto obligado a huir con el rabo entre las piernas. El rostro de aquella mujer con la espada demoníaca negra azabache se alzó en su mente.
La magia podría haber curado fácilmente la herida sin dejar una marca, pero había dejado a propósito la cicatriz para grabar la lección de aquella humillante derrota en su corazón.
"...Esa maldita de Blue Rose."
Los miembros de Blue Rose eran ciudadanas del Reino, al igual que Gazef. Su sacerdotisa fue la que más provocó su ira. Además del hecho de que ella era una infiel que adoraba a otro dios, había detenido a Nigun mientras planeaba atacar a los semihumanos e incluso creía que estaba del lado de la justicia al hacerlo.
".. La humanidad es débil y utiliza todos los medios para defenderse. Cualquiera que no sepa eso es un completo imbécil."
Uno de los subordinados parecía haber sentido la ira ardiendo en los vidriosos ojos negros de Nigun e intervino:
"Pero, pero el Reino también es imbécil."
Nigun no respondió, aunque estaba de acuerdo con esas palabras.
Gazef era muy fuerte, por lo que para debilitarlo, tenían que privarlo de su panoplia.
♦ ♦ ♦
El Reino estaba dividido en las Facciones Noble y Real. Como se oponían a Gazef, una figura prominente en la facción Real, la facción Noble fue fácilmente conducida a tomar medidas políticas para eliminarlo. Ni siquiera se detuvieron para considerar que el ímpetu por sus acciones provenía de una potencia extranjera.
Gazef era un plebeyo que había llegado a su posición actual gracias a su habilidad con la espada, por lo que los nobles lo despreciaban.
Y eso había llevado a esta conclusión.
El Reino, estaba a punto de perder a su carta de triunfo por sus propias manos. Ese era un movimiento sumamente tonto para Nigun.
Ellos — la Teocracia Slane — podrían dividirse en seis sectas, pero, cada vez que necesitaban actuar, lo hacían como una sola.
Una razón para eso, era porque todos respetaban los dioses de los demás. La otra, era porque todos sabían que había muchas tribus semi-humanas y monstruos en este mundo y que estarían en peligro si no trabajaran juntos.
"...Por eso todos deben caminar juntos por el camino de las enseñanzas justas. La humanidad no debe luchar entre sí, sino caminar de la mano para lograr un futuro mejor y más brillante."
Gazef sería el sacrificio por eso.
"... ¿Crees que prodremos matarlo?"
Nigun no se burló de la incomodidad de su subordinado.
Su presa era el Capitán Guerrero del Reino — el hombre más fuerte de la región — Gazef Stronoff.
Eliminarlo sería más difícil que atacar y exterminar a los habitantes de una gran aldea de goblins. Para disipar los temores de sus subordinados, Nigun respondió con calma:
"Estará bien. En este momento, él no posee ninguno de los tesoros del Reino, los que se le permite llevar. Sin ellos, matarlo será pan comido... no, sería mejor decir que, sin ellos, esta es nuestra única oportunidad de matarlo."
El Capitán Guerrero del Reino, Gazef Stronoff, era famoso como el luchador más fuerte de estas tierras. Pero había una razón para esa reputación más allá de su extraordinaria esgrima.
Esa razón eran las cinco reliquias del Reino. Aunque solo se conocían cuatro de ellas, se le permitía llevarlas todas.
Los Guanteletes de Resistencia, que hacían que su usuario fuera inmune a la fatiga. El Amuleto de la Inmortalidad, que constantemente regeneraba sus heridas. La Armadura Guardiana, hecha de adamantita y encantada para evitar golpes críticos. Filo de Navaja, la espada creada y encantada en busca de la agudeza, que podría atravesar armaduras como el proverbial "Cuchillo caliente a través de la mantequilla".
Incluso Nigun no podía esperar triunfar en un ataque frontal contra Gazef Stronoff, cuya habilidad ofensiva y defensiva aumentaba astronómicamente cuando usaba esos ítems. No, bien podría ser que ningún humano podía derrotarlo cuando estaba así. Sin embargo, no tenía esos tesoros con él ahora, por lo que esta era una gran oportunidad para Nigun.
"Y luego... también tenemos nuestra carta del triunfo. Esta es una batalla que no hay forma que podamos perder."
Nigun se palmeó el pecho ligeramente.
En este mundo, había tres tipos de ítems mágicos que quedaban fuera de los tipos y clasificaciones habituales.
El primer tipo, eran las reliquias de hace 500 años, dejadas por los Ocho Reyes de la Codicia que habían conquistado el mundo en un abrir y cerrar de ojos.
El siguiente tipo provenía de los dragones, que una vez fueron los amos del mundo antes de ser diezmados por los Ocho Reyes de la Codicia. Los dragones más poderosos, los Señores Dragón, hicieron los tesoros secretos de los dragones.
Y el tercer tipo, eran las piedras angulares de la Teocracia Slane, los artefactos que dejaron los Seis Grandes Dioses cuando descendieron sobre el mundo hace 600 años.
Esos eran los tres tipos.
Lo que Nigun tenía en el bolsillo de su pecho ahora, era un tesoro raro que muy pocas personas en la Teocracia Slane poseían. En otras palabras, era el arma secreta de Nigun.
Nigun miró la banda de metal en su muñeca. Los números flotaban desde su superficie, indicando que había llegado el momento señalado.
"Bien... empecemos la operación."
Nigun y sus subordinados empezaron a lanzar hechizos.
Invocaron a los ángeles del más alto rango que su magia les permitía.
♦ ♦ ♦
"Ya veo... así que, había gente por ahí."
Gazef miró a las personas que rodeaban el pueblo desde el interior de la casa oscura.
Podía ver a tres personas dentro de su campo de visión. Avanzaban lentamente hacia la aldea mientras mantenían una separación uniforme entre sí.
Estaban desarmados y no llevaban armadura pesada. Sin embargo, eso no significaba que fueran agresivos. A muchos lanzadores de magia les disgustaba tales equipos y preferían equipamientos más ligeros. Esto sugería que eran lanzadores de magia.
Sin embargo, eran los monstruos alados que flotaban a su lado los que confirmaron sus vocaciones.
Ángeles.
Los ángeles eran monstruos invocados de otro mundo y, muchas personas — particularmente los ciudadanos de la Teocracia Slane — creían que eran mensajeros de los dioses. Sin embargo, los sacerdotes del Reino dictaminaron que estos llamados ángeles eran simplemente monstruos invocados.
Si bien estas disputas religiosas eran parte de la razón por la cual los países se enfrentaban entre sí, Gazef sintió que su condición de mensajeros divinos era secundaria a su fuerza como monstruos.
Para Gazef, los ángeles y los demonios, sus contrapartes de rango similar, eran más fuertes que muchos otros monstruos invocados usando magia de un nivel similar. La mayoría de ellos tenían habilidades especiales y algunos incluso podían usar magia. Eran enemigos problemáticos, en su opinión.
Por supuesto, eso dependía del ángel individual. No todos eran difíciles de superar.
Sin embargo, los ángeles esta vez, con sus brillantes petos y sus espadas en llamas, eran de un tipo desconocido para él.
Ainz los miraba con él desde un lado. Le preguntó a Gazef, que no sabía nada y no podía medir su fuerza:
"¿Quiénes son esas personas? ¿Qué quieren? No creo que haya algo tan valioso en este pueblo..."
"Gown-dono, ¿tú tampoco lo sabes? ...Bueno, si no es riqueza lo que buscan, entonces, solo puede haber otra respuesta."
Ainz y Gazef se miraron a los ojos.
"Sí que deben odiarte, Capitán Guerrero-dono."
"Viene con el trabajo de Capitán Guerrero. Sin embargo... esto es preocupante. A juzgar por la forma en que el otro lado tiene tantas personas que pueden invocar ángeles, deben ser de la Teocracia Slane... y está claro que las personas que llevan a cabo esta operación deben ser una unidad de operaciones especiales... las legendarias Seis Escrituras. Parece que tanto en número como en habilidad, la oposición es superior a nosotros."
Gazef se encogió de hombros, indicando la dificultad en la que se encontraba. Podría haber parecido simplemente deprimido en la superficie, pero, por dentro, estaba lleno de ira y pánico.
"Bueno, ciertamente se han tomado muchas molestias, usando la facción Noble para despojarme de mi equipo. Sin embargo, es problemático que la serpiente de un hombre permanezca en los tribunales, así que, supongo que debería ser una buena fortuna poder reconocer su villanía aquí. Aun así, no esperaba que la Teocracia Slane tuviera sus ojos sobre mí..."
Él resopló.
No tenía suficientes hombres, estaba mal equipado para una batalla como esta y no tenía ningún plan en mente. En resumen, no tenía nada. Aunque, todavía podría haber una carta del triunfo que podría usar.
"... ¿Es eso un Arcángel de Llamas? Parece lo suficientemente similar, pero... ¿qué está haciendo un monstruo así aquí... podría haber sido invocado por magia también? Eso significa..."
Gazef se giró para mirar al murmullo de Ainz. Con una mirada esperanzada en su rostro, preguntó:
"Gown-dono, si te parece bien, ¿estarías dispuesto a dejar que te contrate?"
No hubo respuesta, pero Gazef podía sentir el peso de la mirada de Ainz debajo de la máscara.
"Puedes constar tu precio y lo pagaré."
"...Permíteme que me niegue."
"...Incluso el préstamo de ese caballero que invocaste estaría bien."
"...Debo rechazar eso también."
"Ya veo... entonces, ¿qué pasa si te recluto, de acuerdo con las leyes del Reino?"
"Esa sería la peor decisión que podrías tomar... No pensaba decir palabras tan duras, pero, si insistes en usar la autoridad del Reino para reclutarme, me vería obligado a oponer un poco de resistencia."
Los dos se miraron sin decir palabra. El primero en apartar sus ojos, fue Gazef.
"...Eso sería realmente aterrador. Ser eliminado incluso antes de cruzar espadas con los caballeros de la Teocracia Slane..."
"Eliminado... bueno, eso es una buena broma. Sin embargo, me alegra que me entiendas."
Gazef entrecerró los ojos y miró a Ainz, cuya cabeza asentía en agradecimiento.
Sus palabras en este momento no eran una broma, le dijeron los instintos de Gazef. Hacerse enemigo de este lanzador de magia sería un error fatal.
Frente a este peligro mortal, sus instintos eran más confiables que su escaso intelecto.
¿Quién es? ¿De dónde ha venido?
Como Gazef pensó, miró la extraña máscara de Ainz. ¿Cómo se veía debajo de la máscara? ¿Era alguien a quien conocía? O...
"¿Qué ocurre? ¿Hay algo en mi máscara?"
"Ah, no. Simplemente sentí que la máscara era muy especial. Dado que esa máscara se usa para controlar a ese monstruo... entonces, debe ser un ítem mágico muy poderoso... ¿estoy en lo correcto?"
"Bueno, sobre eso... debo decir que es un ítem muy raro y valioso. Incluso se podría decir que era exclusivo."
Poseer un potente ítem mágico implicaba que el poseedor era un individuo experto. Según esa lógica, Ainz debía haber sido un lanzador de magia muy talentoso. Gazef se sintió un poco triste por no poder asegurar su ayuda.
Aunque, parte de él esperaba que, como aventurero, Ainz aceptara esa solicitud.
"...Ya veo que no tiene sentido seguir hablando de esto. Entonces, Gown-dono, cuídate. Una vez más, gracias por salvar este pueblo."
Gazef se quitó el guante de metal y estrechó la mano de Ainz. Originalmente, Ainz estaba pensando en quitarse su propio Járngreipr para devolverle la cortesía, pero, al final, no lo hizo. Aun así, Gazef no le prestó atención. Agarró la mano de Ainz con fuerza y dijo:
"Estoy verdaderamente agradecido por proteger a estos inocentes aldeanos de ser asesinados. Además... Sé que es muy egoísta de mi parte y no tengo autoridad para obligarte a hacer nada... pero, espero que puedas proteger a los aldeanos aquí, solo una vez más. En este momento, no tengo nada que darte, pero, espero que, pase lo que pase, prestes atención a mi petición ... te lo ruego."
"Sobre eso…"
"Si alguna vez visitaras la Capital Real, te daré todo lo que desees. Lo juro por el nombre de Gazef Stronoff."
Gazef soltó la mano de Ainz y se arrodilló, pero Ainz extendió la mano para detenerlo.
"...No hay necesidad de ir tan lejos... Muy bien, protegeré a los aldeanos. Lo juro por el nombre de Ainz Ooal Gown."
Después de escuchar a Ainz jurar en su nombre, Gazef suspiró aliviado.
"Muchas gracias, Gown-dono. Ahora no tengo nada más de qué preocuparme. Todo lo que necesito hacer ahora, es cargar audazmente hacia delante."
"...Antes de eso, por favor, llévate esto contigo."
Ainz sacó un objeto y se lo entregó al sonriente Gazef. Era una pequeña estatuilla extrañamente tallada. No parecía haber nada especial al respecto. Sin embargo—
"Si es un regalo tuyo, con mucho gusto lo aceptaré. Entonces, Gown-dono. El tiempo se acorta, pero, ahora debo irme."
"... ¿No esperarás hasta el anochecer antes de partir?"
"La oposición debería tener hechizos como 「 Visión Oscura 」 y similares, por lo que las peleas nocturnas no son una ventaja para nosotros, pero no puedo imaginar que se vean obstaculizados por eso. Además... también tenemos que dejarte ver cómo nos levantamos o caemos."
"Ya veo. Como era de esperar del Capitán Guerrero del Reino, tu perspicacia es realmente digna de elogio. Entonces, te deseo todo lo mejor, Capitán Guerrero-dono."
"Y te deseo un buen viaje a casa, Gown-dono."
♦ ♦ ♦
Ainz observaba en silencio la espalda de Gazef encogiéndose en la distancia mientras se alejaba. Aunque su amo parecía estar pensando en algo, Albedo no preguntó más.
"...Haa... cuando vi por primera vez a los humanos aquí, no pude evitar verlos como insectos... pero después de hablar con ellos, he llegado a sentir cariño por ellos, como pequeños animalitos."
"¿Es por eso que juró su glorioso nombre para protegerlos?"
"Tal vez... no, debería decir que fue en respuesta a cómo cabalgó valientemente hasta su muerte..."
Ainz lo admiraba.
Admiraba la determinación de Gazef, su fuerza de voluntad que no tenía.
"...Albedo, ordena a los sirvientes que busquen las emboscadas que nos rodean y las eliminen una vez que las encuentren."
"Lo haré de inmediato... Ainz-sama, el jefe de la aldea y los demás están aquí."
Cuando Ainz se giró para mirar a Albedo, vio al Jefe y a otros dos aldeanos que se acercaban.
Llegaron al lado de Ainz, jadeando fuertemente. Lleno de tensión e inquietud, el Jefe habló de inmediato, como si respirar fuera un lujo que no pudiera permitirse.
"Ainz-sama, ¿qué debemos hacer? ¿Por qué el Capitán Guerrero nos deja atrás y no nos protege?"
Las palabras del jefe estaban llenas de miedo, pero también había una corriente de ira.
"...Él está haciendo lo que debe hacer, Jefe-dono... El enemigo tiene sus ojos en el Capitán Guerrero-dono y, si se queda aquí, la aldea se convertiría en un campo de batalla. El enemigo tampoco os dejará huir. Dejó este lugar por vuestro bien."
"Ya veo, así que por eso se fue el Capitán Guerrero... Entonces, ¿deberíamos quedarnos aquí?"
"Por supuesto que no. Vendrán a mataros después de que hayan acabado con el Capitán Guerrero-dono. Mientras permanezca dentro de su cerco, no tendrá a dónde correr. Sin embargo... mientras el enemigo está lidiando con el Capitán Guerrero-dono, tendréis la oportunidad de huir. Deberías aprovecharla."
Así que por eso el Capitán Guerrero salió a la fuerza con sus hombres. Planeaba usarse a sí mismo como cebo y atraer al enemigo con un ataque frontal.
El Jefe bajó la cabeza con la cara roja al enterarse de las escasas posibilidades del Capitán Guerrero. El hombre cabalgaba hacia su muerte solo para darles la oportunidad de huir. Maldijo su incapacidad para comprender el sacrificio del hombre y cómo confundió el coraje de Gazef con egoísmo y lo calumnió por ello.
"No puedo creer que llegara a esas conclusiones y culpara erróneamente a un buen hombre... entonces, Ainz-sama, ¿qué debemos hacer ahora?"
"¿Qué quieres decir con eso?"
"Vivimos cerca del bosque, pero no hay garantía de que no seremos atacados por monstruos. Tuvimos suerte y pensamos que este lugar era seguro, por lo que no pensamos en defensa propia y, al final, no solo perdimos a nuestros amigos y seres queridos, sino que incluso nos convertimos en una carga..."
Ahora no era solo el Jefe, sino los aldeanos detrás de él quienes tenían una expresión de pesar en sus rostros.
"Eso tampoco podría evitarse. Los atacantes eran soldados profesionales. Si hubierais intentado resistiros, podríais haber muerto antes de que yo llegara aquí."
Ainz estaba tratando de consolar a los aldeanos, pero ninguno de ellos se sintió consolado en absoluto. El hecho era que, sin importar las bonitas palabras que dijera, la pérdida de los aldeanos era una tragedia innegable. Todo lo que podían esperar, era tiempo para curar sus heridas.
"Jefe del pueblo, no hay más tiempo. Debéis moveros rápido para no desperdiciar la determinación del Capitán Guerrero."
"Ya veo... entonces, Ainz-sama, ¿qué va a hacer?"
"...Me quedaré aquí y observaré la situación, y luego esperaré un buen momento para escoltaros a todos."
"Siempre te estamos causando problemas, Ainz-sama, realmente, nosotros..."
"...No le des muchas vueltas. Es porque le hice una promesa al Capitán Guerrero-dono... en cualquier caso, reúne a todos los aldeanos en una de las casas más grandes. La protegeré aún más con magia."
Notas
- ↑ En algunas versiones traducidas al español (sobre todo en el anime), se tradujo como la Escritura del Amapola. Pero, en realidad, en la versión en inglés (que es la más fiable) está escrito como Windflower, que significa anémona.