Overlord Volumen 1, Capítulo 4 Parte 2

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Raruk Berg

Overlord novela ligera vol. 1
Overlord vol. 1 novela ligera
Traducción chn-ing: Skythewood
Traducción ing-esp: Rawi
Corrección: Raruk Berg
Info! Esta traducción es una versión de revisada y corregida versión 3.0.

Overlord Volumen 1: El Rey No-Muerto

Capítulo 4: Duelo

Overlord volumen 1 capítulo 4

Parte 2

La ceremonia de entierro se celebró en un cementerio comunal cercano. Estaba rodeado por una cerca rota y dentro había varias losas circulares de piedra con los nombres de las personas.

El jefe de la aldea recitó los versos para aliviar los espíritus de los muertos y las palabras de su boca apelaron a un dios del que Ainz nunca había oído hablar en YGGDRASIL. Era una oración para que los espíritus de los muertos encontraran la paz.

Parecía que no había suficientes manos para enterrar todos los cuerpos a la vez, por lo que decidieron enterrar algunos de ellos primero. Para Ainz, enterrar a los muertos el día de su muerte era demasiado apresurado, pero, tal vez esta era una práctica normal para las religiones en este mundo.

Vio a las hermanas que salvó entre los otros aldeanos — Enri Emmott y Nemu Emmott. Los cuerpos de sus padres estaban entre los que serían enterrados hoy.

Mientras observaba a los aldeanos desde cerca, acariciaba distraídamente una varita de treinta centímetros de largo debajo de su túnica. La varita estaba hecha de marfil y cubierta en oro. Había runas sobre la empuñadura e irradiaba un aura de santidad.

Era una Varita de Resurrección.

Era un ítem mágico que podía devolver la vida a los muertos. Por supuesto, Ainz no poseía solo una de estas varitas. Tenía suficiente para resucitar a todos los muertos en el pueblo, con espacio de sobra.

Según el jefe de la aldea, la magia de este mundo no tenía el poder de resucitar a los muertos. Siendo ese el caso, si usara la Varita de Resurrección, crearía un milagro en esta aldea. Sin embargo, después de que la oración terminó, cuando la ceremonia del entierro se acercaba a su fin, Ainz devolvió la varita a su caja de ítems.

Podría haberlos traído de vuelta a la vida, pero decidió no hacerlo. Esto no fue porque él sintiera que las almas de los muertos eran dominio de los dioses, o alguna otra razón religiosa. Era simplemente porque sintió que no había beneficios al hacerlo.

No era difícil saber cuál sería más amenazante, un lanzador de magia que podría arrebatar vidas o un lanzador de magia que pudiera devolverlas. Además, las posibilidades de que los aldeanos guardaran el secreto serían muy bajas, incluso si les ordenara no hablar sobre las resurrecciones.

El poder de conquistar la muerte era algo que todos ansiaban.

Si las cosas fueran diferentes, podría haber usado ese poder para devolver a las personas a la vida. Sin embargo, no tenía suficiente información sobre las condiciones locales, por lo que no sería prudente hacerlo ahora.

"Deberían estar contentos con el hecho de que la aldea fue salvada", murmuró Ainz mientras miraba al Caballero de la Muerte que estaba detrás de él.

El Caballero de la Muerte era otro misterio.

En YGGDRASIL, todos los monstruos invocados desaparecerían después de un cierto tiempo a menos que se usaran métodos especiales en su invocación. No había utilizado ninguno de esos métodos para invocar al Caballero de la Muerte y su tiempo de invocación había pasado hacía mucho tiempo, pero permanecía aquí.

Aunque tenía muchas hipótesis para este fenómeno, todavía no sabía lo suficiente como para llegar a una respuesta. Mientras Ainz pensaba en esto, un par de figuras aparecieron a su lado.

Una era Albedo y, la otra, era más o menos humanoide, pero se parecía a una araña vestida con un uniforme ninja. Sus ocho patas estaban acabadas con cuchillas afiladas.

"¿Un Asesino de Ocho Filos? Albedo, esto es..."

Ainz miró a su alrededor, pero parecía que ninguno de los aldeanos estaba prestando atención aquí. Albedo era una cosa, pero traer un monstruo aquí los convertiría en el centro de atracción, incluso si el entierro continuaba.

Justo en ese momento, Ainz recordó que los Asesinos de Ocho Filos eran monstruos que podían volverse invisibles.

"Lo traje porque quería presentarle sus respetos, Ainz-sama."

"Oh, qué tan fresca es mi alma cada vez que veo a Ainz-sa—"

"—Ya basta con eso. ¿Eres parte de las tropas de apoyo?"

"Sí. Hay cuatrocientos vasallos además de mí que están listos para asaltar la aldea en cualquier momento."

¿Asalto? ¿Cómo ha acabado así? Mientras Ainz reflexionaba sobre ese problema, comenzó a murmurar para sí mismo — Sebas no tiene talento para transmitir mensajes.

"...No hay necesidad de un asalto, el problema ya se ha solucionado. ¿Quién es tu comandante?"

"Esa sería Aura-sama y Mare-sama. Demiurge-sama y Shalltear-sama permanecen en Nazarick en alerta, mientras que Cocytus-sama supervisa la seguridad del perímetro de Nazarick."

"Ya veo... bueno, demasiados cocineros estropean el caldo. Todos menos Aura y Mare deben retroceder. ¿Cuántos Asesinos de Ocho Filos hay?"

"Hay quince de nosotros en total."

"Entonces, puedes quedarte con Aura y Mare."

Después de ver al Asesino de los Ocho Filos asentir en reconocimiento, Ainz volvió la vista hacia el entierro. Estaban a punto de llenar las tumbas y las dos chicas lloraban sin parar.

♦  ♦  ♦

Para no interrumpir el entierro, Ainz caminó sin prisa hacia uno de los caminos que conducían al pueblo. Detrás de él estaban Albedo y el Caballero de la Muerte.

Aunque su reunión de información había sido interrumpida por el funeral, Ainz todavía había logrado aprender mucho sobre la región y las formas de este mundo. Cuando salió de la casa del jefe del pueblo, el sol se estaba poniendo.

Parecería que su pequeño acto de héroe — para pagar la amabilidad que le mostró su viejo amigo — había llevado más tiempo de lo esperado.

Aun así, el tiempo que pasaron aquí no había sido desperdiciado. En particular, cuanto más aprendía sobre este mundo, más se daba cuenta de que no lo conocía. Era suficiente que él fuera consciente de su ignorancia.

Mientras Ainz observaba la magnífica puesta de sol, pensó en lo que tenía que hacer.

Era peligroso moverse en este mundo cuando no entendía nada al respecto. Idealmente, debería terminar de recopilar información y luego empezar a actuar en este mundo bajo una identidad falsa. Aunque, después de salvar este pueblo, ocultar su identidad era imposible.

Incluso si los caballeros fueran exterminados, su país de origen descubriría la verdad. Al igual que en el mundo anterior, donde la ciencia forense estaba bien desarrollada, este nuevo mundo podría tener sus propias formas de descubrir la verdad, y podrían ser muy eficientes al hacerlo.

Además, incluso si no investigaban, mientras los aldeanos sobrevivieran, alguien eventualmente seguiría el camino de vuelta a Ainz. Para evitar una fuga, podría llevarlos a todos a la Gran Tumba de Nazarick. Sin embargo, el país al que pertenecían estos aldeanos no lo tomaría muy bien, e incluso podrían considerarlo un secuestro.

Por lo tanto, había dicho su nombre y había dejado escapar a los caballeros.

Había dos razones para eso.

La primera, era que las noticias sobre Ainz llegarían mientras no se escondiera en Nazarick. Por lo tanto, sería mejor si controlara cómo salía la información.

La segunda, era porque quería correr la voz de que Ainz Ooal Gown salvó un pueblo y mató a los caballeros. En particular, quería que cualquier jugador de YGGDRASIL se enterara.

Ainz planeaba establecerse en el Reino, el Imperio o la Teocracia.

Si hubiera otros jugadores en esos países, debería haber algún rastro de ellos. Por el contrario, si Ainz utilizara al personal de Nazarick para recopilar esta información, no solo sería problemático, sino muy arriesgado. Por ejemplo, dada la personalidad de Albedo, darle las órdenes incorrectas terminaría haciéndose enemigos innecesarios.

Por lo tanto, desde el punto de vista de la recopilación de información, unirse a uno de los países era una muy buena idea. También sería bueno tener uno de ellos como respaldo para garantizar la autonomía de Nazarick. Después de todo, él no podía tomar estos países a la ligera mientras no fuera consciente de su poder. Además, no podía bajar la guardia mientras no supiera quién era la persona más poderosa en este nuevo mundo. Por lo que Ainz sabía, podría haber alguien más fuerte que él entre estas tres naciones.

Si bien había muchos inconvenientes para convertirse en parte de uno de estos reinos, también había muchas ventajas. La pregunta era la capacidad en la que se uniría a uno de estos países.

No estoy interesado en ser un esclavo. Tampoco me interesa formar parte de una empresa de corazón negro[1] como en la que estaba Herohero-san. Por lo tanto, necesito dar a conocer mi existencia a estas facciones y, elegir el mejor lugar una vez que haya visto las diferencias en la forma en que me tratan.

Es como cambiar de trabajo. En ese caso, ¿cuándo debería hacer mi movimiento? Podría terminar exponiendo mis debilidades mientras permaneciera ignorante.

Ainz sacudió la cabeza mientras pensaba en eso, como si estuviera cansado. Después de todo, había estado usando incesantemente su mente durante las últimas horas y estaba demasiado estresado.

"Haa... vamos a dejarlo así. Hemos terminado todo lo que necesitamos hacer aquí. Albedo, volvamos."

"Entendido."

La respuesta de Albedo sonó muy tensa. No debería haber ninguna razón para que ella estuviera tan nerviosa en un lugar inofensivo como este pueblo.

En ese caso, solo había una razón en la que podía pensar para que Albedo estuviera así. Ainz le preguntó en voz baja a Albedo:

"... ¿Odias a los humanos?"

"Los detesto. Los humanos son formas de vida débiles e inferiores. Sería muy bonito si los aplastara como insectos... además de esa chica."

Las palabras de Albedo eran tan dulces como la miel, pero su significado era terriblemente cruel.

Ainz sintió que no encajaban con la belleza benigna y divina de Albedo. Por lo tanto, dijo:

"Ya veo... entiendo cómo te sientes. Sin embargo, espero que puedas controlarte por el momento, porque tenemos que montar un espectáculo."

Albedo asintió enérgicamente. Cuando Ainz la miró, empezó a sentirse frustrado.

Sus gustos o disgustos no serían un problema por ahora, pero el futuro era un asunto diferente.

Entender a sus subordinados era una habilidad importante que tenía que dominar.

Después de que Ainz se dio cuenta de esto, empezó a buscar al jefe de la aldea. Eran modales básicos despedirse de alguien antes de partir.

Encontró al Jefe casi de inmediato, hablando con algunos de los aldeanos. Tenía una mirada severa en su rostro, pero no parecía normal. De hecho, parecía estar bastante nervioso.

¿Qué estaba pasando ahora?

Ainz resistió el impulso de decir "Tch" y se acercó al Jefe. Después de todo, los había salvado una vez; eso significaba que eran su responsabilidad.

"... ¿Qué ocurre, Jefe-dono?"

La cara del jefe se iluminó, como si hubiera vislumbrado un alambre dorado y brillante de esperanza.

"Oh, Ainz-sama. Parece que hay algunas personas montadas en caballos que parecen soldados acercándose a nosotros..."

"Ya veo..."

El Jefe y los demás ciudadanos cercanos miraron a Ainz, con expresiones de preocupación en sus rostros.

Ainz levantó suavemente su mano cuando vio esto, lo que llenó de alivio a todos cuando dijo:

"Déjamelo a mí. Reunid a todos los supervivientes en la casa del jefe de la aldea ahora mismo. El jefe y yo nos quedaremos aquí."

Sonó una campana y los aldeanos se reunieron. El Caballero de la Muerte tomó una posición cerca de la casa del Jefe, mientras que Albedo se quedó detrás de él, esperando órdenes.

Para disipar la inquietud del Jefe, Ainz dijo alegremente:

"Por favor, quédate tranquilo. Haré una excepción y manejaré esto gratis."

El Jefe ya no temblaba y sonrió amargamente. Quizás se había preparado para correr este riesgo.

Después de un tiempo, finalmente vieron a muchos guerreros montados a lo largo del camino que conducía a la aldea. Los jinetes entraron lentamente en la plaza.

"...No están equipados de manera uniforme y cada uno de ellos está vestido de manera diferente... ¿no son tropas regulares?", reflexionó Ainz mientras observaba a los hombres y su equipo de guerra.

Los caballeros de antes tenían corazas con el emblema del Imperio Baharuth y estaban muy equipados, cada uno de la misma manera. Mientras que estos hombres también usaban armadura, su equipo variaba de hombre a hombre. Algunos llevaban armaduras de cuero y otros no tenían su armadura de placas puesta, dejando al descubierto la cota de malla debajo.

Algunos llevaban cascos, mientras que otros iban con la cabeza descubierta. Casi lo único que tenían en común era que cada uno mostraba sus caras. Todos ellos tenían espadas de fabricación similar, pero, aparte de eso, también portaban arcos, jabalinas, mazas y otras armas de respaldo.

Se podría decir que parecían veteranos endurecidos del campo de batalla. Una forma menos educada sería decir que eran un montón de espadas de venta.

Los jinetes finalmente entraron en la plaza. Había alrededor de veinte de ellos y, aunque desconfiaban del Caballero de la Muerte, se formaron pulcramente ante Ainz y el Jefe de la Aldea. Un hombre se adelantó del resto de la fuerza.

Parecía ser el líder de los jinetes. Parecía el más feroz y llamativo de sus hombres.

Los ojos del líder se posaron brevemente en el jefe de la aldea antes de detenerse en el Caballero de la Muerte y luego se volvió hacia Albedo. Él tardó mucho tiempo en mirarla. Sin embargo, una vez que se convenció de que ninguno de ellos se iba a mover, inmediatamente, dirigió su aguda mirada a Ainz.

Aunque el hombre que lo miraba parecía ser del tipo que se ganaba la vida con la violencia, Ainz se quedó quieto. Una apariencia así no podría esperar generar ondas en el lago quieto del corazón de Ainz.

No era porque Ainz no temiera esos ojos, sino por su cuerpo de no-muerto. Quizás estaba lleno de confianza porque podía usar sus poderes de YGGDRASIL.

Una vez satisfecho, el líder habló en un tono grave:

"—Soy el Capitán Guerrero del Reino Re-Estize, Gazef Stronoff. Por orden del Rey, he estado visitando cada una de las aldeas fronterizas para exterminar a los caballeros de los países enemigos que han estado causando problemas aquí."

Su barítono incluso resonó en la plaza del pueblo y hubo cierta conmoción en la casa del Jefe detrás de Ainz.

"El Capitán Guerrero del Reino..."

¿No me dirá nadie lo que está pasando? Ainz pensó mientras hablaba con el Jefe, su voz tenía un toque de reprensión:

"... ¿Qué clase de hombre es él?"

"Según los comerciantes, él era un hombre que ganó el Torneo Real de artes marciales celebrado ante el Rey, y ahora lidera a los guerreros de élite que son leales al Rey."

"¿El hombre ante nosotros es realmente tan asombroso...?"

"…No lo sé. Todo lo que escuché fueron historias."

Ainz miró de cerca y vio que cada uno de los jinetes tenía los mismos emblemas en el pecho, que se parecía a lo que el Jefe había dicho sobre los emblemas del Reino. Dicho esto, no tenía suficiente información confiable para estar seguro.

Gazef miró al Jefe y dijo: 

"—Debes ser el Jefe de esta aldea. ¿Puedes decirme quién es la persona a tu lado?"

Ainz interrumpió al Jefe, que estaba a punto de responder, antes de asentir a Gazef y presentarse.

"No hay necesidad de eso. Encantado de conocerte, Capitán Guerrero-dono del Reino. Mi nombre es Ainz Ooal Gown y soy un lanzador de magia. Esta aldea fue atacada por caballeros, por lo que intervine para salvarlos."

Gazef desmontó inmediatamente, su armadura retumbó ruidosamente mientras lo hacía. Se inclinó profundamente una vez que estuvo en el suelo.

"Gracias por salvar este pueblo. No tengo palabras que puedan alabar adecuadamente tu amabilidad."

El aire parecía temblar.

El Guerrero Capitán era un hombre de una clase privilegiada de la sociedad. Era bastante impactante que un hombre así se inclinara y raspara ante un don nadie como Ainz en este mundo donde la gente estaba tan claramente dividida entre sí. Por lo que había escuchado, el concepto de derechos humanos era casi inexistente en este país — no, en este mundo. Hace unos años, el Reino aún sancionaba la trata de esclavos.

Uno podría distinguir la personalidad de Gazef por la forma en que estaba listo para desmontar e inclinarse ante Ainz a pesar de su diferencia de estatus.

Este hombre es definitivamente el Capitán Guerrero del Reino, concluyó Ainz.

"…Por favor, no le des importancia. En verdad, hice esto para el pago, así que no es necesario agradecer."

"Oh, un pago. ¿Esto significa que eres un aventurero?"

"Eso está lo suficientemente cerca de la verdad."

"Oh ya veo. Debes ser un aventurero extraordinario, entonces. Aunque, perdona mi ignorancia, pero no he escuchado tu poderoso nombre antes, Gown-dono."

"Estaba viajando, ya ves y simplemente pasé de largo. No soy nadie famoso."

"...Viajando, dices. Aunque lamento tener que perder el tiempo de un gran aventurero, ¿podría hablarme de los canallas que atacaron esta aldea?"

"Sería un placer, Guerrero-Capitán-dono. La mayoría de los caballeros que han atacado esta aldea ya están muertos, por lo que no podrán causar problemas por el momento. ¿Debo seguir?"

"...Ya muertos... Gown-dono, ¿los mataste?"

Después de escuchar la forma en que Gazef habló, Ainz se dio cuenta de que la forma de dirección de este mundo era de estilo occidental y no de estilo japonés. En otras palabras; era en el orden de, nombre luego apellido, y no apellido luego nombre. Por fin, había resuelto el misterio de por qué el Jefe parecía tan desconcertado cuando le había pedido que lo llamara "Ainz". Solo se esperaba que se vería así cuando se le pidiera dirigirse a alguien de una manera tan desconocida.

Después de darse cuenta de su error, Ainz lo cubrió con la piel gruesa de un asalariado y respondió:

"...Bueno, eso no es del todo exacto..."

Gazef captó la indirecta en el tono de Ainz y volvió sus ojos hacia el Caballero de la Muerte. Debió sentir el leve olor a sangre y muerte que desprendía de él.

"Tengo un par de preguntas... ¿puedo saber quién es?"

"Es un sirviente que yo he creado."

Gazef murmuró con aprobación y luego miró a Ainz de arriba abajo con una mirada aguda.

"Entonces... ¿qué tal esa máscara?"

"La uso por razones conocidas solo por un Lanzador de Magia."

"¿Puedes quitarte esa máscara?"

"Lamentablemente, debo negarme" —dijo Ainz mientras señalaba al Caballero de la Muerte— "No sería bueno si perdiera el control sobre él."

Una mirada de sorpresa cruzó la cara del Jefe y los aldeanos se quedaron sin aliento escondidos dentro de la casa del Jefe. Tal vez había sentido el cambio en el aire y vio la expresión en el rostro del Jefe, pero Gazef asintió profundamente y dijo:

"Ya veo. Entonces, será mejor que no se quite la máscara."

"Gracias."

"Luego—"

"Antes de eso, tengo una solicitud que quizás no te gustaría escuchar. Esta aldea fue atacada recientemente por los caballeros del Imperio y si vosotros, caballeros, trajisteis vuestras armas, podría provocar recuerdos desagradables en los aldeanos. ¿Puedo pedirte que coloques tus armas en una esquina de la plaza del pueblo para que la gente se sienta a gusto?"

"...Es como tú dices, Gown-dono. Sin embargo, esta espada me la dio el Rey. No puedo dejarlo sin su permiso expreso."

"—Ainz-sama, estaremos bien."

"Ya veo, Jefe-dono... Entonces, por favor, perdona mi irrazonable petición, Capitán Guerrero-dono."

"No, veo la lógica en tu pensamiento, Gown-dono. Si el Rey no me hubiera otorgado personalmente esta espada, con mucho gusto la dejaría a un lado. Entonces, ¿podríamos sentarnos y discutir los detalles? Además, el cielo se está oscureciendo y nos gustaría descansar en este pueblo por la noche..."

"Entiendo. Entonces, volvamos juntos a mi casa..."

En medio de la respuesta del Jefe, uno de los jinetes corrió hacia la plaza. Estaba jadeando fuertemente y tenía un informe urgente. Con una voz aguda, el jinete dijo:

"¡Capitán Guerrero! ¡Hemos visto a mucha gente alrededor del pueblo! ¡Han rodeado el pueblo y se están acercando!"


Notas
  1. Una empresa negra (ブラック企業 ), también conocida como corporación negra o negocio negro, es un término japonés para un sistema de empleo explotador y del tipo taller de explotación laboral.

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