Overlord Volumen 1, Capítulo 3 Parte 2

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Raruk Berg

Overlord novela ligera vol. 1
Overlord vol. 1 novela ligera
Traducción chn-ing: Skythewood
Traducción ing-esp: Rawi
Corrección: Raruk Berg
Info! Esta traducción es una versión de revisada y corregida versión 3.0.

Overlord Volumen 1: El Rey No-Muerto

Capítulo 3: Batalla de la Aldea Carne

Overlord volumen 1 capítulo 3

Parte 2

Estaban cerca de las afueras del pueblo.

Enri escuchaba el sonido del metal detrás de ella mientras corría. Era un sonido rítmico.

Miró hacia atrás con una oración en su corazón — como era de esperarse, era el peor de los casos. Un caballero perseguía a las hermanas Emmot.

Solo un poco más.

Enri respiró hondo y se obligó a seguir adelante. Ella no tenía energía para desperdiciar en nada más.

Su respiración era rápida, su corazón latía con tanta fuerza que sentía que explotaría y sus piernas temblaban poderosamente. Muy pronto, estaría completamente exhausta y colapsaría y no se levantaría.

Si estuviera sola, tal vez podría haber perdido la fuerza para correr y darse por vencida.

Sin embargo, ella estaba sosteniendo la mano de su pequeña hermana. Le dio la energía para huir.

La verdad era que el poderoso deseo de salvar a su hermana había mantenido a Enri viva hasta ahora.

Mientras corría, volvió a mirar hacia atrás.

La distancia entre ella y su perseguidor no había cambiado. Incluso con armadura, la velocidad del hombre no había disminuido. Esta era la diferencia entre un guerrero entrenado y una chica de pueblo.

El sudor corría por la espalda de Enri cuando su cuerpo se enfriaba. Si esto seguía así... no podría escapar con su hermana.

—Déjala ir.

Esas palabras hicieron eco en su cabeza.

—Tal vez puedas escapar por ti sola.

—¿Quieres morir aquí?

—Podría ser más seguro si te separas.

"¡Cállate cállate cállate!"

Enri se gritó a sí misma por esos pensamientos con los dientes apretados. Ella era la peor hermana imaginable.

¿Por qué su hermana pequeña contenía las lágrimas?

Era porque ella creía en su hermana mayor. Ella creía que su hermana mayor la salvaría.

Mientras agarraba la mano de su pequeña hermana — esa mano que le daba la fuerza para huir y seguir luchando — Enri se armó de valor y recompuso su determinación.

Ella nunca abandonaría a su hermana.

"¡Ah!"

La hermana menor de Enri estaba tan cansada como la propia Enri. Por lo tanto, de repente tropezó, gritó y casi cayó.

La razón por la que las dos no se habían caído, fue porque estaban agarradas firmemente de las manos la una de la otra. Sin embargo, la casi caída de Nemu causó que Enri se tambaleara.

"¡Más rápido!"

"¡Sí!"

Aunque quería seguir corriendo, su hermana pequeña estaba empezando a tener calambres y no podía moverse rápido. Enri quería recoger a Nemu y correr, pero los sonidos del metal alzándose a su lado llenaban de miedo a Enri.

El caballero a su lado sostenía una espada manchada de sangre. Además, su armadura y yelmo estaban cubiertos de rastros de sangre salpicada.

Enri empujó a Nemu detrás de ella y miró con rabia al caballero.

"No tiene sentido luchar."

No había compasión en esas palabras. En cambio, solo había burla. Esas palabras implicaban que correr solo terminaría en la muerte de todos modos.

La ira en el corazón de Enri hirvió y ella pensó: ¡¿De qué está hablando?!

El caballero levantó su espada hacia Enri, que había dejado de moverse. Sin embargo, justo antes de que pudiera balancearla sobre ellas—

"¡No me subestimes!"

"¡Guwaargh!"

—Enri golpeó con fuerza el casco de metal del caballero. Ese golpe llevaba la ira que la llenaba y el deseo de proteger a su hermanita. No le importaba que estuviera golpeando acero con su mano desnuda. Ella lo golpeó con cada onza de su fuerza.

Hubo el sonido de algo como huesos rompiéndose y, pronto, el dolor se extendió por todo el cuerpo de Enri. El caballero se tambaleó bajo la fuerza del poderoso golpe.

"¡De prisa!"

"¡Sí!"

Enri contuvo el dolor e intentó huir de nuevo y, de repente, una línea de calor abrasador floreció en su espalda.

"—¡Ggk!"

"¡Maldita!"

La chica del pueblo golpeando al caballero en la cara lo había avergonzado, de ahí su enfado.

Estaba balanceando su espada salvajemente, habiendo perdido la calma. Como resultado, su primer golpe no causó una herida mortal. Sin embargo, ese fue el final de su suerte. Enri estaba herida y el caballero lleno de ira. El siguiente golpe, ciertamente le quitaría la vida.

Enri miró la espada larga en alto ante ella.

El pánico estaba escrito en toda su cara mientras veía el malévolo destello de la terrible espada rápida y se dio cuenta de dos cosas.

La primera, era que su vida acabaría en unos segundos. La segunda, era que una chica de pueblo común como ella, no tenía forma de luchar contra este destino.

La punta de la espada estaba manchada con algo de su sangre. A medida que su corazón latía más rápido, el dolor se extendió por su cuerpo, junto con el calor abrasador de su herida.

El dolor que nunca antes había sentido la llenó de miedo y la hizo querer vomitar.

Quizás el vómito despejaría la sensación de náuseas que la llenaba.

Sin embargo, Enri estaba buscando una manera de vivir, por lo que no tenía tiempo de vomitar.

Aunque quería abandonar su lucha, había una razón por la cual Enri no se había rendido hasta ahora. Esa era la calidez presionada contra su pecho — su hermana menor.

Tengo que salvar al menos a Nemu.

Ese único pensamiento evitó que Enri cediera.

Por el contrario, el caballero blindado frente a ella parecía estar burlándose de la determinación de Enri.

La espada levantada se balanceó hacia abajo.

Quizás fue porque todas sus energías estaban concentradas aquí, o porque su cerebro estaba trabajando horas extras porque estaba al borde de la vida y la muerte, pero Enri sintió que el tiempo pasaba muy lentamente y trató desesperadamente de pensar en alguna forma de salvar su hermanita

Sin embargo, no podía pensar en nada. Todo lo que podía hacer, era usar su propio cuerpo como escudo, dejando que la hoja se hundiera profundamente en sí misma, con la esperanza de ganar tiempo para que su hermana pequeña escapara.

Mientras tuviera la fuerza, se aferraría firmemente al caballero o la espada que él clavó en ella, aferrándose con fuerza y no soltando hasta que la llama de su vida se apagara.

Si ella pudiera hacer eso, con gusto aceptaría su destino.

Enri sonrió, como si fuera una mártir.

Como hermana mayor, esto era todo lo que podía hacer por Nemu. La idea hizo que Enri sonriera.

¿Podría Nemu escapar del infierno que era Aldea Carne en sí misma?

Incluso si huía al bosque, podría encontrarse con patrullas de soldados. Sin embargo, mientras pudiera sobrevivir, existía la posibilidad de escapar. Para darle a su hermana pequeña la oportunidad de sobrevivir, Enri apostaría su vida — no, ella apostaría todo.

Dicho eso, la idea de volver a ser herida la asustaba, por lo que cerró los ojos. En este mundo de oscuridad, se preparó para el dolor que vendría—

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