Overlord Volumen 1, Capítulo 2 Parte 2

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Raruk Berg

Overlord novela ligera vol. 1
Overlord vol. 1 novela ligera
Traducción chn-ing: Skythewood
Traducción ing-esp: Rawi
Corrección: Raruk Berg
Info! Esta traducción es una versión de revisada y corregida versión 3.0.

Overlord Volumen 1: El Rey No-Muerto

Capítulo 2: Guardianes de Piso

Overlord volumen 1 capítulo 2

Parte 2

La compañía de 50 soldados galopaba por las llanuras cubiertas de hierba en sus caballos.

Todos los hombres de la compañía estaban construidos atléticamente. Uno de ellos era particularmente llamativo.

No había mejor palabra para describirlo que "en forma". Sus músculos eran prominentes a pesar de que llevaba un peto.

Tenía alrededor de treinta años y su rostro estaba bronceado por los largos días de sol y cubierto de arrugas. Su cabello negro estaba limpio y recortado y sus ojos oscuros tenían una mirada aguda en ellos.

El hombre que cabalgaba a su lado dijo:

"Capitán-Guerrero, estamos casi en la primera aldea en nuestra ruta de patrulla."

"Ah, sí, Vicecapitán."

Gazef Stronoff, el famoso Capitán Guerrero del Reino Re-Estize, no veía ninguna aldea.

Calmó su acelerado corazón y mantuvo la velocidad de su montura. Aunque había mantenido el ritmo del caballo en uno que no debería ser demasiado agotador, se habían apresurado desde la Capital Real y la fatiga empezaba a acumularse dentro del cuerpo de Gazef. Debía haber sido al menos tan malo para su caballo, por lo que trató de no sobrecargarlo.

"Espero que estén bien", dijo el Vice-capitán. Había una corriente de inquietud debajo de esas palabras y Gazef sintió lo mismo.

El Rey les había ordenado a Gazef y sus hombres: "Se han visto caballeros imperiales en la frontera. Si estos informes son ciertos, eliminadlos de inmediato".

La ciudad de E-Rantel estaba más cerca y, en circunstancias normales, sería más rápido enviar tropas desde allí. Sin embargo, los caballeros imperiales eran poderosos y estaban bien equipados y había una brecha insuperable entre ellos y los conscriptos promedio. Las únicas personas en el Reino que podían igualar a los caballeros imperiales eran Gazef y sus tropas. Sin embargo, entregar toda la tarea a Gazef y a sus hombres solos era el colmo de la estupidez.

Antes de que Gazef alcanzara su objetivo, otras tropas podrían haberse movilizado para proteger las aldeas. Aunque no podían ganar, al menos podían detenerlos. Había muchos otros métodos que podrían haber empleado. Sin embargo, no habían usado ninguno de ellos— no, no podían.

Gazef, que sabía la razón, estaba lleno de agitación. Sujetó con fuerza las riendas e intentó no tirar de ellas. Aun así, era difícil reprimir los pensamientos que ardían en su corazón.

" Capitán Guerrero, es ridículo que lleguemos a la aldea e iniciemos la búsqueda. ¿No podríamos traer a todos de la banda guerrera y hacer que nos ayuden? También podríamos contratar aventureros de E-Rantel para que nos ayuden. ¿Por qué está haciendo esto?"

"...Basta, Vice-capitán. Las cosas podrían ir mal si alguien escuchara que los caballeros imperiales se estaban escapando en el territorio del Reino."

" Capitán Guerrero, no hay nadie aquí. No tiene que estar de pie en la ceremonia, pero espero que pueda decirme la verdad." —dijo el Vice-capitán con una sonrisa. Luego, continuó— "¿Fueron esos nobles?"

Gazef no respondió a esas palabras desdeñosas, porque ese era exactamente el caso.

"¡Esos malditos nobles, que tratan las vidas humanas como piezas en sus luchas de poder! Y, además de eso, dado que este es el dominio del Rey, pueden usar cualquier problema aquí para dispararle al Rey."

"...No todos los nobles piensan de esa manera."

"Y tal vez tengas razón, Capitán Guerrero, y hay algunos nobles que piensan en la gente. Por ejemplo, la Princesa Dorada. Pero, aparte de ella, prácticamente no hay nadie más... si tan solo el Reino estuviera gobernado por un dictador, ¿no podríamos ignorar a esos malditos nobles y trabajar por el bien de la gente?"

"Si interfieres demasiado, podría conducir a una guerra civil que destrozaría el Reino. Dado que enfrentamos la amenaza de las ambiciones en expansión del Imperio, una guerra como esa sería un desastre para la gente común."

"Lo sé, pero..."

"Deja ese tema para—"

La voz de Gazef se detuvo a medio camino, como sus ojos miraban hacia delante atentamente. Un humo negro y espeso se alzó detrás de la pequeña colina delante de ellos y no era solo uno o dos senderos.

Todos los presentes sabían lo que eso significaba.

Gazef no pudo evitar chasquear su lengua y apretó las piernas alrededor de los flancos de su caballo.

♦  ♦  ♦

La aldea había sido quemada y solo los esqueletos quemados de las casas destruidas daban alguna pista de cómo había sido antes.

El olor a sangre se mezclaba con el olor a quemado cuando uno caminaba entre ellos.

La cara de Gazef estaba tranquila, sin indicios de ninguna emoción. Sin embargo, ninguna expresión podría transmitir sus sentimientos más claramente que esto. Lo mismo se aplicaba al Vice-capitán que caminaba al lado de Gazef.

Más de cien aldeanos habían vivido aquí. Seis habían sobrevivido. Todos los demás habían sido asesinados sin piedad, ya fueran mujeres, niños o bebés.

"Vice-capitán, haga que parte de nuestra gente devuelva a los supervivientes a E-Rantel."

"Pero espera, esto es..."

"Tienes razón, es un gran riesgo. Aun así, no podemos abandonarlos así."

E-Rantel era administrada directamente por el Rey y proteger a las aldeas circundantes era un deber del Rey. Abandonar a los supervivientes aquí le causaría muchos problemas. Uno podría imaginar cómo la Facción Noble, que se oponía al Rey, aprovecharía esa oportunidad para causarle problemas. Y más importante aún—

"Por favor, reconsidérelo. Muchos de los supervivientes presenciaron a los caballeros imperiales. Podemos considerar que usted cumplió la primera parte de las órdenes del Rey. Siento que deberíamos retroceder por ahora y hacer suficientes preparativos en E-Rantel antes de llevar a cabo la siguiente parte."

"No."

"¡Capitán Guerrero! Ya debería saber que esto es una trampa. El momento del ataque estuvo demasiado cerca de nuestra llegada a E-Rantel como para ser cualquier cosa menos una coincidencia. Sus despiadadas acciones solo fueron cometidas después de que llegáramos, y la razón por la que no mataron a todos fue para usarlos como cebo para una trampa."

Los supervivientes no habían evadido a los caballeros. Más bien, el enemigo no los había eliminado. Podría ser un complot para dividir la fuerza de Gazef al hacer que separe a sus hombres para proteger a los supervivientes.

"Capitán Guerrero, ¿tiene la intención de seguir, sabiendo bien que hay una trampa?"

"…En efecto."

" Capitán Guerrero, ¿habla en serio sobre esto? En efecto, usted es fuerte y podría derrotar fácilmente a cien caballeros. Sin embargo, el Imperio tiene a ese viejo hombre. Incluso usted estaría en gran peligro contra él. También existe la posibilidad de que pierda contra los cuatro Caballeros Imperiales, estando tan mal equipado como ahora. Por lo tanto, le ruego que retroceda. ¡Para el Rey, perder algunas aldeas no es nada comparado con perderle a usted!"

Gazef solo podía escuchar en voz baja mientras su Vice-capitán se ponía cada vez más nervioso.

"Si no retrocedemos... entonces, deberíamos dejar atrás a los supervivientes y lanzar una persecución con todos nosotros."

"Esa sería la opción más sabia... Pero, al mismo tiempo, significaría que los estaríamos dejando para morir. ¿Crees que pueden sobrevivir solos?"

El Vice-capitán no pudo responder, porque sabía que las posibilidades de los supervivientes por sí mismos eran prácticamente inexistentes.

Sin alguien que los protegiera y los escoltara a un área segura, estarían muertos en días. Aun así, el Vice-capitán habló — no, tenía que hablar.

"...Capitán Guerrero. La suya es la vida más valiosa aquí. La vida de los aldeanos no es nada en comparación."

Gazef era muy consciente de la dolorosa decisión que había tomado el Vice-capitán y estaba enfadado consigo mismo por haberle obligado a decir tal cosa.

Aun así, no pudo cumplir con la solicitud del Vice-capitán.

"Nací como un plebeyo y tú también."

"En efecto. Y me alisté por mi admiración por usted, Capitán Guerrero."

"¿Recuerdo que también naciste en un pueblo?"

"Sí, por eso..."

"La vida en un pueblo es difícil y la muerte es una compañera constante. No es raro que una aldea sea atacada por un monstruo y muchas vidas se pierdan como resultado, ¿me equivoco?"

"…No, no lo hace."

"Cuando aparece un monstruo, a los soldados normales les es difícil manejarlo. Si una aldea no tiene el dinero para contratar aventureros para encargarse de los monstruos, todo lo que pueden hacer es agacharse y esperar a que el monstruo se vaya."

"…Así es."

"Entonces, ¿puedes decir que no esperabas algo como esto? ¿Puedes decir que no esperabas que los nobles o alguien fuerte viniera a salvarte?"

"...Sería una mentira decir que no lo hice. Pero, el hecho es que nadie nunca vino a ayudar. Al menos, el señor de las tierras donde estaba mi pueblo no pagaba a los aventureros para que nos ayudaran."

"Dado que ese es el caso... ¿por qué no demostramos que no somos como él? Ven, salvemos a estas personas."

El Vice-capitán pensó en sus propias experiencias y no pudo decir nada en respuesta.

"Vice-capitán, demostrémosles a los aldeanos cómo son los héroes que voluntariamente se lanzan al peligro para salvar a otros. Vamos a mostrarles cómo los fuertes salvarán a los débiles."

Los ojos de Gazef se encontraron con los del Vice-capitán e innumerables emociones pasaron entre ellos.

Con su voz, algo cansada pero agradecida, el Vice-capitán respondió:

"…Entonces, permíteme guiar a los hombres. Hay muchos que pueden reemplazarme, pero ninguno puede tomar el lugar de usted, Capitán Guerrero."

"No seas tonto. Mis posibilidades de supervivencia son mayores. Recuerda, no vamos a morir, sino a salvar a la gente del Reino."

El Vice-capitán abrió la boca varias veces, como para hablar, pero, al final, decidió permanecer en silencio.

"Entonces, elige a los soldados que te seguirán para escoltar a los aldeanos a E-Rantel."

♦  ♦  ♦

La luz carmesí del sol poniente brilló sobre un grupo de hombres en las llanuras.

Eran cuarenta y cinco.

Debían haber tenido excelentes técnicas de camuflaje dada la forma en que de repente aparecieron de la nada. La magia probablemente estaba involucrada.

A simple vista, era obvio que no eran simples mercenarios, viajeros o aventureros.

Todos iban vestidos de la misma manera, con armaduras hechas de metales especiales, que enfatizaban el poder defensivo y la movilidad. Después de un encantamiento, eran más protectoras que una armadura de cuerpo completo.

Las bolsas en sus espaldas eran pequeñas, a penas del tipo que uno esperaría llevar un viajero. Esas bolsas también estaban encantadas. Sus cinturones eran especiales, diseñados para llevar pociones y las capas en sus espaldas también irradiaban un aura de magia.

Reunir tantos conjuntos de ítems mágicos sería una tarea desalentadora, ya fuera en términos de tiempo, dinero o esfuerzo requerido. El hecho de que estas personas estuvieran equipadas con este tipo de equipamiento, era una clara señal de que tenían el respaldo de una nación, o su equivalente.

Sin embargo, no había marcas o distintivos en ellos que pudieran revelar su lealtad. En otras palabras, estaban ocultando el hecho de que eran una unidad de operaciones especiales.

Miraron las ruinas de la aldea con ojos sin emoción. Aunque el olor a sangre y fuego flotaba en el aire, sus despiadadas miradas parecían decir que esto era de esperarse.

"...Han huido."

Las palabras fueron pronunciadas con un toque de decepción.

"...Bueno, eso era de esperarse. Seguiremos atacando pueblos para sacarlo. La bestia debe ser atraída hasta la trampa."

El hombre que habló lanzó una mirada aguda en la dirección en la que viajaba la compañía de Gazef.

"Muéstrame el pueblo que luego usaremos como cebo."

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