Overlord Volumen 1, Intermedio

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Raruk Berg

Overlord novela ligera vol. 1
Overlord vol. 1 novela ligera
Traducción chn-ing: Skythewood
Traducción ing-esp: Rawi
Corrección: Raruk Berg
Info! Esta traducción es una versión de revisada y corregida versión 3.0.

Overlord Volumen 1: El Rey No-Muerto

Intermedio

Overlord volumen 1 capítulo 2
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La presión que aplastaba sus cabezas contra el suelo se desvaneció de repente.

Incluso después de la partida del amo de sus venerados creadores, nadie levantó la cabeza. Después de un rato, alguien suspiró aliviado. La tensa atmósfera se había ido ahora.

La primera en levantarse, fue Albedo. Su vestido blanco estaba manchado donde su rodilla había tocado el suelo, pero no le importó en absoluto. Ella agitó sus alas para quitarse la suciedad de sus plumas.

Después de ver a Albedo levantarse, los demás hicieron lo mismo, aunque nadie se atrevió a hablar.

"Ha sido aterrador, Nee-chan."

"Sí, pensé que me aplastaría."

"Como se esperaba de Momonga-sama, pensar que su presencia tendría un efecto tan grande en nosotros los Guardianes de Piso..."

"Como. Un. Ser. Supremo. Su. Poder. Supera. El. Nuestro. Pero. No. Esperaba. Que. Sería. Así. De. Poderoso."

Así, los Guardianes compartieron sus impresiones sobre Momonga.

El aura que emitió Momonga era la fuente de poder que había aplastado a los Guardianes.

「Aura de Desesperación」.

Además de infligir un efecto de miedo, podría reducir las estadísticas de sus víctimas. Normalmente, no tendría un efecto en un NPC de nivel 100, pero, en esta ocasión, sus efectos se habían visto reforzados por el Báculo de Ainz Ooal Gown.

"Momonga-sama debe haber desatado el aire de autoridad que representa su derecho a gobernar."

"En efecto. Antes de declarar nuestras posiciones, Momonga-sama no ejerció su poder. Sin embargo, una vez que nos mostramos en el papel de Guardianes de Piso, debe habernos revelado una fracción de su increíble poder."

"En. Otras. Palabras. Momonga-sama. Reveló. Su. Verdadero. Poder. En. Respuesta. A. Nuestros. Juramentos. De. Lealtad."

"Ese parece ser el caso."

"No irradiaba su aura cuando estaba con nosotros. Momonga-sama fue amable y nos dio algo de beber cuando teníamos sed."

Las palabras de Aura hicieron que los otros Guardianes emitieran un aire de tensión. Eran celos condensados que eran casi visibles a simple vista. La peor era Albedo. Sus puños apretados se estremecían y sus uñas amenazaban con rasgar la tela de sus guantes.

Los hombros de Mare temblaban y luego sus ojos se agrandaron.

"Ese, ese debe haber sido el verdadero poder de Momonga-sama, el gobernante de la Gran Tumba de Nazarick. ¡Fue increíble!"

Eso cambió el estado de ánimo al instante.

"¡Exacto! Nos ha mostrado su habilidad como gobernante absoluto en respuesta a nuestros sentimientos... como se esperaba de nuestro creador. El cenit de los 41 Seres Supremos y el amable amo que permaneció aquí con nosotros hasta el final."

Las palabras de Albedo ponían una mirada feliz en todas las caras de los Guardianes, aunque la expresión en el rostro de Mare se describía mejor como "relajada".

No había nada que pudiera deleitarlos más que el amo que los creó, el amo a quien debían su máxima lealtad, revelándoles su verdadero rostro.

Los Guardianes, no, todas las entidades creadas por los Seres Supremos no querían nada más que ayudar a sus creadores de alguna manera. Lo mejor sería recibir su confianza y ser tratados como servidores útiles.

Esta era una verdad simple y natural.

Esta era la mayor alegría en la vida de estos personajes que fueron creados para ayudar a los Seres Supremos. Luego, como para borrar esta atmósfera jubilosa, Sebas dijo desde un lado:

"Entonces, me iré primero. No sé a dónde ha ido Momonga-sama, pero debería quedarme a su lado."

Los celos estaban escritos en todo el rostro de Albedo, pero ella aplastó sus sentimientos y respondió:

"Entiendo. Entonces, Sebas, sirve bien a Momonga-sama y no lo deshonres. Infórmame si ocurre algo. En particular, si Momonga-sama me convoca, debes informarme de inmediato. ¡Todo lo demás es de importancia secundaria para eso!"

Una expresión de dolor cruzó el rostro de Demiurge mientras escuchaba en voz baja desde un lado.

"Pero si él me desea en su habitación, debes informarle a Momonga-sama que podría tardar un tiempo, para bañarme y limpiarme para él. Por supuesto, si él quiere que proceda con él de inmediato, también está bien. Después de todo, hago todo lo posible para mantenerme limpia y mi ropa ya ha sido seleccionada para poder atender su llamada cuando llegue. En cualquier caso, los deseos de Momonga-sama siempre serán lo primero—"

"—Entiendo, Albedo-sama. Si pierdo demasiado tiempo aquí, no tendré suficiente para servir adecuadamente a Momonga- sama, lo que sería irrespetuoso. Por lo tanto, perdonen mi abrupta partida, pero debo despedirme. Guardianes de Piso, les deseo a todos un buen día."

Después de despedirse de los Guardianes con los ojos y la boca abierta, Sebas, inmediatamente salió corriendo, como para dejar atrás a Albedo — que se estaba preparando para un largo monólogo.

"Hablando de eso... está bastante tranquilo aquí. Shalltear, ¿pasa algo?"

Después de la pregunta de Demiurge, todos los ojos se dirigieron a Shalltear. Ella todavía estaba de rodillas.

"¿Qué. Ocurre. Shalltear?"

Ella levantó la cabeza después de que la llamaran de nuevo. La mirada aturdida en su rostro haría que la gente pensara que acababa de despertarla.

"… ¿Qué. Ha. Pasado?"

"Ah, después de estar expuesta a la impresionante presencia de Momonga-sama, no pude evitar emocionarme... Me temo que mi ropa interior está pasando por una pequeña crisis..."

—Silencio—

Todos se miraron entre ellos sin saber qué decir. Los Guardianes reflexionaron que Shalltear tenía, con diferencia, la mayor cantidad de fetiches entre ellos y que, uno de dichos fetiches, era la necrofilia. Se quedaron boquiabiertos al pensar en esto, aunque Mare no lo entendió y estaba completamente confundido. No, uno de los Guardianes no se contentó con simplemente sacudir la cabeza y suspirar.

Ese Guardián era — Albedo.

Los celos que surgieron en ella hicieron que Albedo saliera y dijera:

"Zorra."

Shalltear sintió la hostilidad de Albedo cuando escuchó esas palabras despectivas. Sus labios se curvaron en hostilidad y ella respondió con una sonrisa hechizante.

"¿Qué? !Tener a Momonga-sama, el más bello de los Seres Supremos, bendiciéndonos con su energía, es una recompensa! ¡Cualquiera que no se moje por eso debe tener algo mal en la cabeza! ¡¿O podría ser que no solo pareces pura, sino que no tienes ningún deseo carnal en absoluto?!, ¡Gorila Bocona!"

"... ¡Lamprea!"

Las dos se miraron la una a la otra. Los Guardianes no sabían si pelearían como resultado de esto, pero la forma en que se miraban era muy inquietante.

"Mi apariencia fue creada por los Seres Supremos; ¿no estás contenta con eso?"

"¡¿No debería ser esa mi frase?!"

Shalltear se levantó lentamente y las dos se acercaron. Aun así, sus ojos permanecían cerrados. Finalmente, las dos se acercaron tanto que chocaron entre sí.

"No creas que has ganado solo porque eres la Supervisora de los Guardianes y puedes quedarte al lado de Momonga-sama ~arinsu. Si realmente piensas de esa manera, me reiré muchísimo ~arinsu."

"Hmph. Eso es correcto. Mientras estés estacionada en un lugar lejano, me precipitaré y lograré una victoria completa."

"... ¿Qué quieres decir con una victoria completa? Enséñame, Supervisora de los Guardianes-sama."

"Como la puta que eres, deberías ser plenamente consciente de lo que eso significa."

A lo largo de su intercambio de púas verbales, ninguna de las dos apartó la mirada de la otra. Simplemente se miraban a los ojos con una expresión en blanco en sus rostros.

Con una «pacha», Albedo desplegó sus alas en una exhibición de amenazas. La niebla negra envolvió a Shalltear mientras ella respondía amablemente, poco dispuesta a admitir debilidad.

"Ah — Aura, los asuntos entre mujeres deberían ser resueltos por una mujer. Si pasa algo, iré a ayudar, avísame cuando llegue el momento, ¿de acuerdo?"

"¡Oye, espera, Demiurge! ¿Estás planeando dejarme todo esto a mí?"

Demiurge simplemente saludó perezosamente mientras se alejaba de la pareja enemiga. Cocytus y Mare dieron un paso atrás también. Nadie quería quedar atrapado entre ellas.

"De. Verdad. ¿Realmente. Tienen. Que. Discutir. Sobre. Este. Tipo. De. Cosas?"

"Personalmente, estaría bastante interesado en el resultado."

"¿Qué quieres decir con el resultado, Demiurge?"

"Me refiero al aumento de nuestro poder de combate, el futuro de Nazarick y esa clase de cosas."

"D-Demiurge, ¿qué quieres decir?"

"Hmm ..."

Demiurge reflexionó sobre cómo debería responder la pregunta de Mare. Por un momento, un impulso maligno se apoderó de la cabeza de Demiurge y pensó en infundir al simple Mare con conocimiento de adultos, pero rápidamente descartó esa línea de pensamiento.

Demiurge era un demonio y era cruel y despiadado, pero eso solo se aplicaba a las personas fuera de Nazarick. Para Demiurge, los personajes creados por los 41 Seres Supremos eran sus camaradas.

"Cualquier gran líder necesita un sucesor, ¿no? Momonga-sama puede haberse quedado con nosotros hasta el final, pero si pierde el interés en nosotros algún día, puede irse a otro lugar como el resto de los Seres Supremos. Por lo tanto, existe la necesidad de un sucesor a quien podamos comprometer nuestra lealtad."

"Ya— veo. Entonces, ¿cuál de nosotros será el sucesor de Momonga-sama?"

"Qué. Irrespetuoso. Como. Guardianes. Estamos. Para. Servir. Fielmente. A. Momonga-sama. Para. Que. Él. Se. Quedara. Para. Eso. Fuimos. Creados."

Demiurge se volvió hacia Cocytus, que lo interrumpía.

"Por supuesto que entiendo eso, Cocytus. Pero, ¿no deseas jurar tu lealtad al heredero de Momonga-sama?"

"Hmm... Por. Supuesto. Que. Me. Gustaría. Jurarle. Lealtad. Al. Heredero. De. Momonga-sama..."

Cocytus empezó a imaginarse a sí mismo corriendo con dicho heredero sobre sus hombros.

Luego empezó a imaginarse a sí mismo enseñándole esgrima, desenvainando su espada para defender al Joven Amo, e incluso escuchando al Joven Amo adulto dándole órdenes.

"…Oh. Qué. Maravilloso. Qué. Gloriosa. Vista. Ojisan...Ojisan..."

Algo incapaz de soportarlo, Demiurge desvió la mirada de Cocytus, que se imaginaba a sí mismo como un tío viejo y guay, sirviendo fielmente al heredero de Momonga.

"Bueno, aparte de eso, estoy bastante interesado en saber qué pueden hacer nuestros hijos para fortalecer la Gran Tumba de Nazarick. ¿Qué tal, Mare, quieres tener un hijo?"

"Er, ¿eh?"

"Aun así, no tienes a una compañera... si descubres humanos, Elfos Oscuros, elfos del bosque o especies similares, ¿los capturarías amablemente por mí?"

"¿Eh? ¿Ehhhhh?"

Después de pensar un poco, Mare asintió y dijo: "Si, si eso ayuda a Momonga-sama... estoy dispuesto a contribuir. Pero, ¿cómo tendré hijos?"

"Bueno, te enseñaré sobre eso cuando llegue el momento. Pero, si decides probar algunos experimentos de cría por tu cuenta, Momonga-sama podría regañarte. Después de todo, las operaciones de Nazarick están perfectamente equilibradas."

"Eso, eso es verdad. He oído que todos los subordinados fueron creados después de un cálculo cuidadoso por uno de los Seres Supremos... si descuidamos nuestros números, nos regañarán. Yo, no quiero ser regañado por Momonga-sama..."

"Por supuesto, tampoco quiero incurrir en la ira de los Seres Supremos... si tan solo pudiera establecer una granja en las afueras de Nazarick..."

Cuando Demiurge pensó en esto, decidió mencionar la única cosa por la que nadie se había burlado de él:

"Ah sí…, Mare, ¿por qué estás vestido como una niña?"

Mare agarró su minifalda para esconder sus piernas después de que Demiurge hizo su pregunta.

"Fue decisión de Bukubukuchagama-sama. Ella dijo que esto se llamaba "Trap", por lo que no debería tener nada que ver con mi género."

"Oh, entonces, fue decisión de Bukubukuchagama-sama. Bueno, entonces, esa ropa debería estar bien para ti... aunque, ¿deberían todos los niños vestirse de esa manera?"

"No… no sé nada de eso."

Los Cuarenta y Un Seres Supremos ya no estaban aquí, pero, aun así, la mención de sus nombres aún obligaba a la obediencia. O, más bien, en la Gran Tumba de Nazarick, Mare estaba vestido como debería y nadie aparte de otro Ser Supremo, podía cambiar su armario.

"...Me pregunto si debería hablar con Momonga-sama sobre esto. Quizás todos los niños deberían estar vestidos así... Cocytus, es hora de despertar."

Después de escuchar las palabras de su colega, Cocytus sacudió la cabeza varias veces, con una sonrisa profundamente satisfecha en su rostro.

"Ah. Qué. Hermosa. Vista... Realmente. Es. Todo. Lo. Que. Siempre. He. Soñado."

"Ya veo... bueno, eso es bueno... ¿Albedo y Shalltear siguen peleándose?"

Los ojos de la pareja enemiga estaban ligeramente desviados. Sin embargo, la que respondió a Demiurge estaba de pie a un lado pareciendo exhausta — Aura.

"Han... terminado. Ahora mismo, están discutiendo sobre... "

"El problema de quién debería ser la esposa oficial."

"Sería extraño que el gobernante de la Gran Tumba de Nazarick solo tuviera una esposa. La pregunta ahora es quién es digna de ser la primera esposa de Momonga-sama..."

"...Si bien esa es una pregunta bastante interesante, probablemente deberíamos discutir eso más tarde. Muy bien, Albedo, ¿no nos darás nuestras órdenes? Habrá muchas cosas que hacer más adelante."

"En efecto, tienes razón. Necesito emitir órdenes pronto. Shalltear, discutiré este asunto contigo lo antes posible. Tendremos que invertir tiempo en ello."

"No tengo objeciones, Albedo. Ningún otro asunto es más digno de nuestro tiempo ~arinsu."

"Muy bien. Entonces, pasemos a nuestros planes para el futuro."

Después de ver a Albedo recuperar su dignidad como Supervisora de los Guardianes, todos los Guardianes de Piso agacharon la cabeza con respeto. Sin embargo, no genuflexaron.

Por supuesto, tenían que mostrar su respeto a la Supervisora de los Guardianes Albedo, pero ella no era su ama. Mientras que los Cuarenta y Un Seres Supremos la habían puesto por encima de todos los otros personajes que habían creado, pero incluso la posición de Supervisora de los Guardianes era solo una establecida por los Cuarenta y Un Seres Supremos y, como tal, los otros Guardianes solo tenían que pagarle a ella respeto debido a su puesto. Por lo tanto, agacharon sus cabezas hacia ella. Por su parte, Albedo no estaba enfadada con esto, porque sabía que ese era el curso de acción más correcto.

"En primer lugar—"

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