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Overlord vol. 13 novela ligera |
Traducción jpn-ing: NigelTraducción ing-esp: RawiCorrección: . . .
Warning!
Esta traducción es la versión 2.3 traducido por Rawi. Se sacará una versión en el futuro.
Overlord Volumen 13: La Paladín del Reino Santo | Parte II
Intermedio
Recientemente, Jircniv se sentía muy bien.
Estupendo, incluso.
En cualquier caso, la vida era buena.
Después de visitar aquella pesadilla que era Nazarick, los calambres estomacales que lo habían estado acosando todo este tiempo, habían cesado. El gabinete, que antes contenía pociones, ahora contenía montones de documentos. Él estaba libre de todos sus problemas, ya no recogía el cabello de su almohada y ya no estaba sorprendido por la cantidad de cabello que había.
¡Qué refrescante!
¡Qué agradable!
¡Qué cómodo!
Probablemente era la primera vez que se sentía tan liberado. Se sintió tan bien que no pudo evitar imaginar que le habían brotado alas con las que podía saltar al cielo.
Guardó su sincera sonrisa y se enfrentó a su subordinado. "Ahora sonríes más a menudo" había dicho su no hermosa concubina, pero este no era el momento para que otros le viesen sonreír. La dignidad era algo que causaba muchos problemas cuando uno la perdía.
Y así comenzó la habitual reunión matutina.
Jircniv tenía muchos escribas, pero, el que tenía ante sí, era un hombre excelente llamado Loune Vermillion.
Al principio, le preocupaba que algo le hubiesen hecho después de volver del palacio del Rey Hechicero y por eso le había puesto en una situación de deceso. Sin embargo, eso también era cosa del pasado. La posición de Loune como escriba principal estaba ahora asegurada. Esto no se debía a que estuviera seguro de no haber sufrido en absoluto. Era simplemente para probar que no tenía nada que ocultar del Reino Hechicero. Además, también era un hecho que Loune era muy hábil.
Miró el documento que había tomado de Loune y, debido al ridículo contenido que contenía, Jircniv perdió el control de sí mismo y se echó a reír.
"Quienquiera que escribió esto, era todo un comediante. ¿Qué piensas de la muerte del Rey Hechicero?"
"Estoy absolutamente seguro de que esto es una mentira del demonio."
Jircniv estuvo de acuerdo con lo que dijo Loune.
"Ahh, así es. Debe ser falso. Además, es imposible que Su Majestad pierda o muera o lo que sea."
Nadie podría matar a un lanzador de magia que pudiera aplastar un ejército de 200.000 con un solo hechizo y luchar en combate armado con el Señor Marcial, el guerrero más poderoso del Imperio. Jircniv estaba seguro de eso.
Por supuesto, uno tampoco podía envenenarlo y no podía caer enfermo ni morir de vejez. Parecía más realista que alguien estuviera difundiendo una broma de mal gusto a gran escala para hacer el remate de "... porque ya estaba muerto para empezar".
"Bueno, probablemente sea para erradicar cualquier descontento. Aun así, tengo una pregunta."
"¿Cuál es?"
"Es decir, me pregunto por qué Su Majestad, que posee un intelecto inigualable, recurre a un pequeño patético esquema como este, el cual cualquiera puede entrever. A menos que signifique que hay otra... sí, es posible que se esté gestando una gran conspiración que ni siquiera yo puedo discernir..."
¿Quién podría decir con seguridad que no había ninguno? No, si este era un esquema puesto por el monstruoso intelecto que conocía cada detalle de los movimientos de Jircniv, entonces, Jircniv estaba seguro de que esto no era nada más que la punta del iceberg.
Por lo que Jircniv sabía, incluso pensar así podría haber sido parte de su plan.
Sin embargo, ¿qué pasaría si este no fuera un plan ideado por el Rey Hechicero, sino por uno de sus subordinados, por ejemplo, ese monstruo sapo de aspecto totalmente imbécil?
"…No lo sé. Además, si no puedes descifrar algo que quieres descifrar, solo puedes abandonarlo. Más aún, todo lo que tenemos que hacer, es obedecer a Albedo-sama, la primera ministra del Reino Hechicero y hacer lo que ella dice. No habrá problemas mientras no los traicionemos y completemos nuestras tareas. Como gobernante de una nación vasalla, no seré tan fácil de purgar si soy apropiadamente competente.
"Es como usted dice."
Loune se encogió de hombros.
En el pasado, él era una persona que no haría tales movimientos, parecería que él mismo se había entrenado para hacerlo después de sus muchas experiencias. O, quizás fue porque se había vuelto atrevido.
Independientemente del estatus vital del Rey Hechicero, todo estaría bien mientras el Imperio no dejase de ser vasallo del Reino Hechicero. De esta manera, serían inmunes a cualquier estratagema que la oposición empleara. La lealtad era la mejor defensa. Si eran asesinados incluso después de dar su lealtad, entonces, todo lo que podían hacer, era reírse de la mezquindad de la otra parte e ir a la tumba en paz.
"Ahora bien, ¿es todo el trabajo por hoy?"
Desde que se había convertido en una nación vasalla, la carga de trabajo administrativo de Jircniv había caído a alrededor de la mitad.
"No, Su Majestad, todavía hay algo más. Este es un documento que recibimos esta mañana. Fue presentado por las legiones de caballeros."
Desafortunadamente, su trabajo aún no había terminado.
Jircniv aceptó el documento propuesto con una sonrisa burlona en la cara.
Miró brevemente a través de ella. Parecía contener las quejas de los caballeros sobre la reconstitución de su legión.
En el pasado, él habría dado una cierta cantidad de consideración especial a los caballeros. O, mejor dicho, considerando que Jircniv tenía a muchos nobles como sus enemigos, no podía permitir que el enemigo le arrebatara el poder marcial que representaban los caballeros. Sin embargo, las cosas eran diferentes ahora.
"Diles esto; 'podéis decírselo a Su Majestad el Rey Hechicero en persona'. No puedo creer que desperdiciaran papel en esto."
El papel usado en estos informes, fue creado por magia utilitaria y costaba más sin importar qué nivel de hechizo se usara para hacerlo. Jircniv podría haberla tirado después de usarla sin ninguna preocupación, pero no tenía la intención de callarse sobre los gastos excesivos.
El papel hecho con hechizos de nivel cero estaba arrugado. Era áspero y descolorido.
El papel conjurado con los hechizos de utilidad de primer nivel, era más delgado y más blanco. La fabricación de papel también podía producir papel de esta calidad, pero los hechizos de este nivel producían menos papel y, por lo tanto, era más caro.
Los hechizos de utilidad de segundo nivel, producían un papel muy puro y limpio. Por supuesto, uno podría colorear papel mágicamente creado hasta cierto punto. Los hechizos de este nivel podían producir un papel muy suave conocido como papel noble y toda la productividad se dirigía a ese aspecto.
"Aún no entiendo por qué se resisten a dejar que otro país se encargue de nuestra defensa nacional."
"No os quejéis de eso ante mí, decídselo a Albedo-sama. Además, ¿no dijimos ya que les confiábamos todo a ellos?"
Esto venía de las instrucciones de la primera ministra Albedo, de complementar la mano de obra militar del Imperio con los ejércitos no-muertos del Reino Hechicero.
Jircniv creía que esto era parte del programa para completar el proceso de vasallaje y por eso la obedeció. Planeaba dejar que algunos de los caballeros se retirasen y desmanteló dos de las ocho legiones del Imperio.
Esto debería haber sido una buena idea, ya que había mucha gente que estaba mentalmente agotada por esa masacre, pero, todavía se sentía un cierto descontento por la falta de puestos que se podían ocupar.
"E incluso preparé nuevas posiciones para que se transfiriesen..."
"La gente no se siente bien al perder sus privilegios y se siente incómoda al ejercer trabajos que nunca antes había hecho."
"Si se tratara de lo último, entonces, solo les queda trabajar duro, pero, si se tratase de lo primero, entonces, es de esperar. ¿O se espera que yo pague a las personas que simplemente hacen su trabajo y se dedican al trabajo físico la misma cantidad que reciben las personas en trabajos peligrosos y mortales?"
Jircniv resopló y lo ignoró.
Quizás en el pasado hubiese tenido que manipularlas con maestría, pero ahora ya no era necesario.
Jircniv tenía el respaldo de alguien llamado el Rey Hechicero que poseía el poder absoluto. No importaba lo que pasara, todo lo que tenía que hacer, era decir, "por favor, díselo tú mismo a Su Majestad" y toda la disconformidad quedaría erradicada en un instante.
Nadie en el Imperio podía expresar su disconformidad con alguien que pudiese matar a tal escala e incluso derrotar al Señor Marcial en combate.
Aunque en el pasado solían presentar sus quejas a Jircniv, su posición estaba ahora asegurada, ya que era un sirviente del Rey Hechicero. No, porque le temían, debería decir que era más prudente que nada. ¿imposible, tal vez?
Y, francamente, había muy poca gente en el Imperio que no estuviese contenta de convertirse en vasallos del Reino Hechicero. Eso se debió a que el Reino Hechicero hizo muy pocas demandas. Se presentaron unas cuantas peticiones muy detalladas, pero solo hubo dos peticiones principales.
La primera, era la de modificar una parte de la ley del Imperio, esto fue para enfatizar la naturaleza absoluta del Rey Hechicero y sus confidentes.
La segunda, era la de entregar a los delincuentes condenados a la pena de muerte. Esto fue impactante en el sentido contrario. Si bien sintió que sufrirían terribles destinos, uno de ellos había sido devuelto a salvo porque "fue incriminado y, por lo tanto, era inocente".
Y así, se podría decir que no hubo prácticamente ningún cambio en la vida diaria.
"Ven, terminemos rápido para que pueda encontrarme con mi amigo."
Hoy estaba programada la visita a Jircniv de un verdadero amigo recién hecho, ya que todos los preparativos para su bienvenida estaban completos y lo único que quedaba era una parte del trabajo de Jircniv.
Pasó media hora ocupándose de diversas tareas y, luego, su subordinado entró en la habitación tras recibir la aprobación de sus guardias y del propio Jircniv.
"Su Majestad, su invitado ha llegado..."
"¡Ohhh! ¡Date prisa y déjalo entrar!"
Su trabajo no estaba terminado. Aun así, ¿y qué? ¿Qué podría ser más importante que saludar a un amigo?
Pronto, su amigo fue acompañado a la habitación por sus subordinados.
Jircniv se levantó, su cara era toda sonrisas y abrió los brazos en señal de bienvenida e invitó a su invitado a entrar.
Era un semi-humano que parecía un topo pequeño y en cuclillas. El colgante encantado que le había dado, colgaba de un lado a otro.
"¡Ohhh! ¡Bienvenido! ¡Mi buen amigo, Riyuro!"
Jircniv abrazó a Riyuro sin dudarlo y le envolvió con sus brazos.
"¡Ahhh! Jircniv, oh amigo con quien he compartido mis problemas! ¡Estoy verdaderamente agradecido por tu bienvenida!"
Riyuro también abrazó a Jircniv. Dadas las afiladas garras de sus patas delanteras, se podía ver la gentileza de sus movimientos, ya que se cuidaba de no herir a Jircniv con ellas.
Se abrazaron durante un rato y luego se separaron lentamente.
"—¿Qué estás diciendo? Mis puertas siempre están abiertas para Riyuro."
Riyuro sonrió salvajemente.
Mientras que la sonrisa parecía muy amenazante en un semi-humano, Jircniv entendió que él estaba sonriendo. Tal era la cercanía de su relación.
De repente, Jircniv se quedó impresionado por lo interesante que era esto.
Había nacido y crecido como candidato a ser el próximo Emperador y todos a su alrededor de su edad, lo consideraban el príncipe heredero. Por lo tanto, no había tenido a nadie a quien pudiera llamar "amigo". Pero, ahora, el hecho de que su primer amigo fuera un semi-humano...
—Mmph. Si yo mismo me lo hubiera dicho hace diez o quince años, no lo habría creído... Por esto, por lo menos, tengo que agradecer a ese ser no-muerto.
La primera vez que se encontró con este querido amigo, fue en una sala de espera, cuando fue a ver al Rey Hechicero.
En ese momento, simplemente se había preguntado de dónde había venido este semi-humano y hasta dónde había llegado la dominación del Rey Hechicero.
Pero, después de eso, se volvieron a encontrar y entablaron una conversación para aprender más el uno del otro y, luego, forjaron un vínculo emocional. Después de un minuto juntos que pudiera haber sido un mes, nació una profunda amistad.
Por eso ya no se hablaban con honoríficos, esto no era porque ambos fueran reyes.
De hecho, era porque los dos estaban siendo atormentados por el mismo opresor, ellos eran camaradas de sufrimiento.
"Ven, he preparado todo tipo de delicias que te sorprenderán. ¿Por qué no vienes a divertirte después de todo lo que has hecho?"
"Ah, me muero de ganas, Jircniv. Yo también he traído muchas de las setas que dijiste que eran deliciosas. Comamos juntos cuando tengamos tiempo."
"¡Ohhh! ¡Gracias, Riyuro!"
Las setas que había traído Riyuro eran fragantes y carnosas y eran un ingrediente de lujo llamado Obsidiana.
Los dos salieron de la habitación uno al lado del otro.
En el pasado, Jircniv se había sentido incómodo cuando se enteró de que el Reino Hechicero trataba a los semi-humanos de la misma manera que trataba a los humanos.
Pero, miró a hurtadillas a Riyuro que estaba a su lado y pensó.
Los semi-humanos no son malos. Por lo menos, en comparación con los no-muertos... el Rey Hechicero.
"Hablando de eso, ¿has oído, Riyuro? El Rey Hechicero parece haber pateado el balde."
Riyuro expulsó una gran ráfaga de aire de su nariz. Esta era su manera de resoplar de risa.
"Jircniv, eso es imposible. Cómo... ¿cómo podría alguien como él morir?"
"De hecho, estoy de acuerdo con esa afirmación. Sin embargo... ¿Qué nación verá a su gente lamentándose esta vez...?"
"Sí..."
Tanto Riyuro como Jircniv miraron al cielo.
Les dolían los ojos. Lloraban por una tragedia que estaba ocurriendo en algún lugar lejano y por la simpatía compartida de que pronto encontrarían un nuevo camarada.
♦ ♦ ♦
"¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!"
El grito que resonó por toda la habitación, hizo que el hombre se quedara tieso. Pertenecía a una organización secreta llamada Ocho Dedos y, aunque había visto muchas cosas antes, nunca había visto una euforia de emociones tan oscuras. Parecía odio genuino e inmadulteración.
No se habría sorprendido si se tratase de un enemigo. De hecho, estaría sonriendo serenamente en su lugar. Sin embargo, la gente que hacía ese sonido, eran sus amigos, amigos con los que había forjado una conexión espiritual debido a que había pasado por el mismo sufrimiento y miseria.
Amigos — él pensó que no podía haber una palabra que fuera menos aplicable a él que esta.
Incluso en la organización a la que pertenecía, simplemente se luchaba por el poder y trataban de descubrir las debilidades de los demás cada día. Si sus intereses colisionaban, habría habido sangre.
Sin embargo, ahora las cosas eran diferentes.
Incluso, si uno de ellos faltara, cada uno tendría más trabajo que hacer y su probabilidad de fracaso aumentaría. Cuando eso ocurriera, ellos también serían arrastrados a ese infierno, porque eran responsables de ellos. Incluso ser castigado una vez, sería suficiente para condenar a uno a una dieta líquida y estar plagado de pesadillas. Por lo que sabía, había otros infiernos esperándoles.
Con eso en mente, cada vez que alguien empezaba a atrasarse en su trabajo, todos lo apoyaban inmediatamente con todas sus fuerzas, se preocupaban por su salud y se preocupaban por su estado mental. Y sus esfuerzos eran desesperados.
Se habían convertido en verdaderos compañeros, aquellos que compartían su destino, sus vidas y sus muertes.
Y uno de esos amigos suyos, gritaba y rodaba por el frío suelo de losas de piedra. Fue el miedo llamado "si no descubres la razón, pronto terminarás así también" lo que llevó a la mujer a actuar de esa manera.
"¿Qué, ¿qué pasa, Hilma? ¿Qué ha pasado?"
La mujer que lloraba dejó de moverse y sus ojos se deslizaron desde abajo para mirar al hombre.
"—¡Estoy harta! ¡Cambia conmigo! ¡Necesito vigilar los movimientos de ese idiota! ¡Me duele el estómago! ¿Qué diablos le pasa? ¡Pierdo la cabeza con los idiotas!"
Solo conocían a un hombre que podía ser llamado idiota. Aunque habían usado la palabra "idiota" a menudo hasta ahora, ese hombre era suficiente para mostrar a los demás lo que realmente significaba ser un idiota, por lo que ya no podían usar la palabra "idiota" a la ligera.
"¿Qué es eso? ¿Qué ha hecho ese idiota ahora?"
Hilma habló rápido, como si estuviera vomitando su rabia acumulada.
"¡Ah, sí! Oíste hablar de ello, ¿verdad? ¿Cómo murió Su Majestad?"
Quería que se calmara un poco, pero parecía que Hilma estaba desahogándose, así que, no la interrumpió, sino que escuchó con paciencia.
"Mm, por supuesto."
Los Ocho Dedos habían sido los que difundieron la noticia. Por supuesto, no hace falta decir que habían usado comerciantes sin parentesco para difundir la noticia a través del Reino.
"¿Qué crees que dijo después de enterarse?"
Bueno, era un idiota, después de todo. Debería haber considerado ese punto antes de responder. Sin embargo, solo podía pensar en respuestas ordinarias. Aun así, no se sabía lo que pensaba un idiota, así que, al final se dio por vencido y dijo algo normal.
"...¿Dijo algo sobre el funeral?"
"¡Si eso fuera todo, no me dolería el estómago así! ¡Él, dijo que si se casaba con Albedo-sama, podría heredar el Reino Hechicero!"
"¡Aiiieeeeee!"
El hombre chirrió y miró a su alrededor.
Él no podía sentirlos, pero debería haber vigilantes del Reino Hechicero aquí. Después de asegurarse de que no se hubiesen movido, el hombre suspiró aliviado.
Se les había ordenado que adiestraran a un idiota, pero él prefería no ser empujado a ese infierno porque era un idiota más allá de todos los límites.
"¡Oye oye oye oye! Nos ordenaron adiestrar a un idiota, pero ¿por qué no lo matamos? ¿No sería mejor si preparáramos a un idiota más adecuado?"
"¿Podemos adiestrar a alguien más en estos momentos?"
La respuesta del hombre, hizo rodar a Hilma mientras gritaba "¡Ahhhhhhhhh!" El dobladillo de su vestido se le subió por la pierna y por encima del muslo.
Originalmente había sido una prostituta de clase alta y era tan hermosa como una, pero, todo lo que el hombre podía sentir por su estado sin encanto y vergonzoso, era compasión.
Después de todo, sabía muy bien que, si se le hubiera asignado la misma tarea, estaría rodando por el suelo en lugar de Hilma.
"¡Ánimo, Hilma, da lo mejor de ti!"
Ella se detuvo repentinamente y miró al hombre antes de hablar.
"¿No te importaría manipular a ese hombre... o asegurarte de que no hiciera nada excesivo?"
"Idiotas como esos deberían ser controlados siempre por mujeres. ¿Estoy en lo cierto?"
Después de escuchar esa pregunta, Hilma volvió a decir "Ahhhhhhhhhhhhh" y siguió rodando por el suelo.
"No creo que dure mucho más. Nos mudaremos de inmediato después de otros dos o tres años. Reúne a más idiotas antes de eso. Haremos todo lo posible para ayudarte si necesitas formar una facción de idiotas."
"¡Dos años es demasiado tiempo ahhhhhhhhhhh!"
"Aun así, esas son nuestras órdenes. 'Controlar la información que reciban y hacer una facción que haga aún más tonterías'."
"¡Es verdad ahhhhhhhhhh!"
Hilma se detuvo repentinamente y luego salió corriendo.
"Lo tienes fácil. Todo lo que tienes que hacer, es movilizar a los comerciantes y difundir la noticia del Rey Hechicero — Su Majestad — al segundo príncipe."
Haces que suene tan fácil, pensó.
En el pasado, él no pensaba que ninguno de los príncipes fuera muy brillante. Sin embargo, poco a poco se había dado cuenta de que esto se debía al primer príncipe, que le había hecho disfrazarse.
Fue debido a que el segundo príncipe era inteligente que, llevarle las noticias, requería una maniobra extremadamente cuidadosa y complicada.
Esto era para impedir que se diera cuenta de que estaba trabajando para el Reino Hechicero.
"…No es tan fácil como dices que es."
"…Ahh, mis disculpas. Te han dado mucho trabajo a ti también, ¿verdad? ¿Y si esta noche vienes conmigo?"
Hilma simulaba la acción de beber un gran sorbo de vino.
"Claro. Necesito asegurarme de no filtrar nada incluso cuando estoy borracha."
Puede que no fuesen capaces de comer alimentos sólidos, pero beber era otra cosa.
"Jaja." —una sonrisa marchita apareció en la cara de Hilma— "Estará bien. Nuestros centinelas nos ayudarán a solucionarlo."
"Jaja." —una mirada similar apareció en su cara— "Eso... es verdad..."
"Pero, ahora que lo mencionas, ¿dónde está ese afortunado hombre...?"
Solo había una persona entre ellos que podía ser catalogada como afortunada.
"Cocco Doll, ¿huh? sigue en la cárcel porque perdió su poder durante aquella batalla... que suertudo es él."
"Tienes razón... en realidad lo es..."