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Overlord vol. 13 novela ligera |
Traducción jpn-ing: NigelTraducción ing-esp: RawiCorrección: . . .
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Esta traducción es la versión 2.3 traducido por Rawi. Se sacará una versión en el futuro.
Overlord Volumen 13: La Paladín del Reino Santo | Parte II
Capítulo 4: Asedio
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Parte 1
Faltaba mucho para el final del invierno, por lo que el aire era muy frío. Sin embargo, eso no fue una dificultad para él, gracias al pelaje que cubría su cuerpo. Su torso estaba cubierto de un lustroso pelaje negro, y llevar un conjunto de ropa encima le proporcionaría un excelente aislante. No temblaría de frío, aunque llevara una armadura completa de metal.
Sin embargo, ahora estaba temblando por una razón diferente.
Esa razón era la ira.
Llamar a esa tremenda ira "furia" no estaría muy lejos.
Un leve gruñido se le escapó —como el que haría una bestia carnívora— y luego chasqueó su lengua, avergonzado.
Para los miembros de su raza —los Zoastia—, hacer ruidos salvajes como ese, era la prueba de que no podía controlar sus emociones — una exhibición vergonzosa para un adulto.
Sin embargo, eso fue sólo dentro de los confines de su especie.
Cualquiera que hubiese oído ese gruñido salir de entre sus afilados dientes habría temblado de miedo o se habría congelado de terror.
Le dio la espalda a la ciudad humana que acababa de mirar y volvió a su campamento.
Incluso si su comandante supremo era Jaldabaoth — su gobernante que ejercía un poder abrumador — muchas disputas inútiles seguían estallando todos los días entre las muchas razas reunidas bajo su mando.
Las fuerzas de la Alianza Semi-humana se dividían en tres grupos principales.
Los primeros, fueron los 40.000 soldados que se enfrentaron a los militares del Reino Santo del Sur.
Los segundos, fueron los 50.000 soldados responsables de la gestión y vigilancia de los campos de prisioneros del Reino Santo.
Los terceros, fueron los 10.000 soldados responsables de explorar el Reino Santo del Norte, recuperar varios recursos y otras tareas misceláneas.
De los 50.000 soldados asignados a la gestión de los campos de prisioneros, 40.000 formaban parte del personal.
Era natural que, con tal número de asistentes en sus campamentos, sería muy bullicioso; sin embargo, nadie se atrevería a bloquear su camino, por lo que no se detuvo o redujo su velocidad.
Seguramente no habría nadie en el mundo que se atreviera a interponerse en el camino de una enorme Roca Rodante.
Nadie aquí tenía las agallas o la fuerza de espíritu para ofenderle, dado el aura dominante que lo rodeaba.
Caminó como si estuviera solo en la llanura y pronto apareció a la vista una tienda particularmente ostentosa.
Había soldados semih-umanos parados frente a él, pero no eran guardias. Estaban a la espera de las órdenes de los ocupantes de la tienda. En otras palabras, eran sirvientes.
Los guardias temblaron cuando pasó entre ellos y salvajemente apartó la tela que colgaba sobre la entrada, tras lo cual los cinco semi-humanos que estaban dentro inmediatamente les miraron fijamente.
Los semi-humanos que había en su interior, podían contarse entre los diez mejores miembros de las fuerzas semi-humanas, a excepción de los demonios. Aunque podía sentir el peso físico de sus miradas sobre él, su actitud no cambió en lo más mínimo.
Como miembro de esos diez seres, simplemente resopló y se dejó caer uno de los asientos vacíos. Dicho esto, la parte inferior de su bestial cuerpo significaba que, tomar asiento, era más como estar acostado.
Aunque uno de los cinco asintió levemente, no les prestó atención, ya que sus ojos estaban fijos en el semi-humano que ocupaba el asiento más alto.
Dicho semi-humano era un ser que parecía una serpiente con brazos crecidos.
Las escamas húmedas de su cuerpo resplandecían, reflejando una extraña explosión de colores que hacía justicia a su apodo "Escamas Arcoíris". No solo eran hermosas, se decía que su dureza rivalizaba con la de los dragones. Además, poseía una resistencia mágica de alto nivel y estaba equipado con un gran escudo y una armadura de placas encantadas. Cuando uno tenía en cuenta su destreza guerrera también, dicho ser, podría calificarse como la entidad más poderosa en las Colinas Abelión.
Este semi-humano era Rokesh, un Naga Raja. Era el semi-humano que había sido nombrado comandante de este destacamento por el Emperador Demonio.
A su lado descansaba el poderoso "Tridente de Deshidratación", que era famoso por ser su arma principal.
"—¿Por qué no estamos atacando todavía?"
Dirigió la pregunta a Rokesh en un tono muy apagado.
Habían pasado tres días completos desde que habían llegado a la ciudad que habían arrebatado a la lamentable resistencia humana. Pero ni siquiera se había desatado una escaramuza desde entonces.
"...Sé que las murallas humanas son problemáticas, pero seguramente no son nada frente a nuestros números, ¿verdad?"
Esto era especialmente deprimente para aquellos miembros de la Alianza Semi-humana que podían ignorar por completo la existencia de tales muros. No debería haber ninguna dificultad si dichos individuos fueran cuidadosamente manejados.
"Asustados, ¿verdad?"
"Garra de Demonio-dono."
Una cruel expresión floreció en su rostro — Vijar Rajandala — cuando se dirigió a él con el título "Garra de Demonio". Pasó los ojos por encima del otro miembro de su especie que estaba presente antes de volverse hacia Naga Raja.
El título de "Garra de Demonio" era conocido a lo largo y ancho y lo había sido durante casi dos siglos.
Esto no se debió a que las Zoastias fueran una raza longeva, sino a que el título se transmitió de generación en generación.
Para él, este título era algo que había heredado de su padre. Sabía muy bien que era inapropiado para él en este momento. Por eso tenía que construir su reputación en las próximas batallas. Sin embargo, hasta ahora no había sido capaz de probar su fuerza como heredero del título.
Todos a los que había vencido hasta ahora eran débiles. No había nadie que pudiera detener un golpe de su hacha encantada de dos manos, "Ala Afilada".
No podía permitir que esta situación continuara.
No podía permitir que esta guerra terminase mientras otros aún le conocían como un mero sirviente del archidemonio Jaldabaoth. Tenía que encontrar alguna forma de hacerse un nombre como guerrero, y ese momento era ahora.
Sin embargo, Rokesh aún no tenía la intención de atacar. La insatisfacción de Vijar con esa decisión, fue la razón por la que habló con el primero de esa manera.
"Dicen que el Gran Rey solía gobernar esa ciudad. No me digas que tienes miedo solo porque el enemigo tiene a alguien que pudo derrotarlo."
El Gran Rey... el rey que había llevado a los Bafolks a la grandeza.
Había sido uno de los diez mejores semi-humanos, como él.
Vijar confiaba que estaba en condiciones de igualdad con el Gran Rey, a pesar que sus molestas artes marciales podían romper armas. Cualquiera que pudiera vencer al Gran Rey, debe ser un digno oponente.
"Me encargaré de ella, así que ¿por qué no hemos atacado todavía?"
Solo podía pensar en una persona que pudiera derrotar a alguien con el poder del Gran Rey.
Debe ser esa paladina humana. Si los rumores son ciertos, ella podría haber sido capaz de vencer al Gran Rey.
Vagamente retrató la imagen de una paladina con una brillante espada en su mente.
"Vijar-dono, el hecho de que tú, un comandante, dirías esas cosas a pesar de llegar tarde sin una palabra de disculpa me hace... no te emociones tanto, lo sé, lo sé."
Rokesh le hizo señas con la mano de una manera relajada.
"Honestamente, estos polluelos ignorantes hacen mucho ruido incluso cuando no saben nada."
La persona que se estaba riendo tenía cuatro brazos. Ella era la reina de los Magelos conocida como "Relámpago Llama-Helada" — Nasrene Bert Cure.
Vijar arrugó su frente.
Sentía que podía triunfar en un combate cuerpo a cuerpo, pero Nasrene era experta en magia, por lo que temía que ella le diera la vuelta a la tortilla de alguna forma inesperada si se trataba de un combate. Aun así — como heredero del nombre de "Garra de Demonio" — no sería capaz de enfrentarse a sus antepasados si dejara mansamente que alguien le llamara polluelo.
"Y las viejas brujas a las que les gusta holgazanear también nos causan problemas al resto de nosotros."
Los Magelos eran bastante longevos, pero, dado que Vijar había oído hablar de ella cuando aún era un niño, ella debería estar a más de la mitad de su vida.
Él no podía distinguir la edad de su piel cuando inspeccionaba su cara debido a todos los cosméticos que la cubrían, pero el hecho de usar tanto maquillaje, señalaba que tenía mucho que ocultar. Además, seguramente esa fragancia floral que la rodeaba, era una señal de usar perfume para enmascarar el hedor de su vejez, ¿no es así?
"—Ho."
Nasrene entrecerró los ojos y un helado frío llenó el aire de la carpa. Se trataba de un fenómeno físico, no psicológico.
"—Debo decir la verdad, ¿no?"
Vijar se enderezó un poco mientras decía eso. La parte inferior de su cuerpo de Zoastia, no era una bonita decoración, sino algo que poseía la destreza y el poder explosivo de una bestia. Aunque su estilo de combate habitual hubiera implicado agacharse para hacer pleno uso de sus habilidades físicas, no lo hizo ahora. Eso era porque quería insinuar que no necesitaba tal ventaja, que simplemente había cedido la iniciativa a su oposición.
"Esto no es solo cuestión de mentir, ¿sabes? Debería enseñarte a dirigirte a las damas con respeto. Ese también es mi deber como tu mayor."
En medio de toda esta tensión, Rokesh habló.
"Conteneos los dos. Esto es un consejo de guerra. Si los dos continuáis causando problemas aquí, me veré obligado a informar a Jaldabaoth-sama.
Ahora que Rokesh había sacado el nombre de su líder absoluto, los dos no tenían más remedio que retroceder. Aun así, continuaron mirándose, como si se dijeran "esto aún no ha terminado" y "cuando quieras, abuelita".
"Hah... No puedo ayudaros con esto a pesar de que soy muy fuerte, pero los dos deberíais saber lo que significa trabajar juntos."
"Je je je, tú tampoco tienes derecho a comentar sobre otros."
Un semi-humano simio cubierto de piel blanca se mofó de Rokesh refunfuñando con una risa.
"Hm, eso es verdad. Ahora bien, Garra de Demonio-dono. Sobre tu pregunta de antes, no es que tenga miedo. El Gran Rey era un individuo valiente, pero seguramente todos los presentes tienen el mismo poder que él ¿verdad? ¿O me equivoco?"
Rokesh miró a Garra de Demonio y a Relámpago Llama-Helada y luego a las otras tres caras.
Uno de ellos, era un semi-humano que estaba cubierto de largas pieles blancas y parecía un simio. Llevaba una armadura dorada encantada.
Era el Rey de los Come-rrocas — Halisa Ankara.
Como un espécimen superior de su especie, él y otros como él podrían ganar varias habilidades especiales al comer minerales crudos. Por ejemplo, al comer diamantes, podían ganar temporalmente resistencia al daño físico, que solo podía evitarse mediante ataques con golpes contundentes. Normalmente, solo tres de estas habilidades podrían estar activas a la vez, pero podrían tener mucho más que ese número. Esa era también la razón por la que se le llamaba mutante.
Luego, estaba el general orthrous que le había asentido con la cabeza.
Llevaba un traje de armadura intrincadamente esculpida. Su casco igualmente ornamentado y su lanza yacían a su lado. Su nombre era Hectowaizes Ah Ragara.
Su gesto a Vijar no fue por respeto a sus habilidades personales de Vijar, sino hacia la especie Zoastia en conjunto. Esa fue la razón por la que le disgustó.
Pero no podía simplemente retar a Hectowaizes a un duelo para probar su fuerza. Ciertamente, Vijar sería el vencedor en un combate cara a cara. Sin embargo, Hectowaizes no había ganado fama por su poderío individual, sino porque era un general renombrado que podía triunfar a pesar de tener una décima parte de las fuerzas de su oponente. La situación cambiaría si se tratara de un combate masivo, ya que no había nada más vergonzoso que cacarear sobre la propia fuerza personal y decir "soy más fuerte que tú" a sabiendas de ello. Por eso Vijar lo pasaba mal con ese Orthrou.
La última persona, era el compañero de su especie, que había permanecido en silencio todo este tiempo, Muar Praxua.
También conocido como "Acero Negro", era conocido como un guerrillero visto a menudo revoloteando de sombra en sombra.
Era una rareza entre los Zoastia, que a menudo sacaban provecho de sus habilidades físicas y luchaban con fuerza bruta. El sigilo y la sorpresa fueron las señas de identidad de las temibles técnicas de asesinato que utilizó para deshacerse clandestinamente de la oposición. Su apodo provenía de su inquebrantable voluntad y su determinación de eliminar la presa que había marcado.
Aunque no creía que perdería ante ellos, cada persona sentada aquí sería un oponente problemático para él en un combate directo.
"Entonces, volvamos al tema de por qué no los estamos atacando. Eso sería porque recibí órdenes de Jaldabaoth-sama en la ciudad de Rimun."
"¿En serio? ¿Es así como fue?"
La pregunta de Vijar se debió al hecho de que Rokesh era la única persona en este ejército de 40.000 que había tenido contacto directo con Jaldabaoth. Cuando los demás habían sido convocados a esta ciudad — Kalinsha —, sus hombres ya estaban en orden de combate y esperando ser desplegados.
Jaldabaoth se teletransportaba constantemente entre varias ciudades, por lo que había pocas oportunidades de recibir instrucciones de él en persona.
"Jaldabaoth-sama dijo que les diéramos a los humanos que ocupan la ciudad un tiempo de varios días."
"¿Darles tiempo? ¿Para qué?"
"Dijo que era para asustarlos. Hay menos de 10.000 personas en esa ciudad. Todavía hay menos gente entre ellos que pueda luchar. En contraste, todos nosotros aquí podemos luchar... ¿cuánto miedo crees que tendrán los humanos escondidos en esa ciudad?"
"Ya veo... así que eso es todo. Jaldabaoth-sama es verdaderamente temible."
"Je je je. De hecho, dicho esto, entiendo cómo te sientes, Vijar-dono. La pregunta ahora es ¿cuánto tiempo más deberíamos darles?"
"Decidiremos exactamente cuántos días más darles. Dicho esto, podríamos tener dos meses de raciones almacenadas, pero no sería bueno darles tanto tiempo."
"¿Es porque todavía tenemos que tratar con los prisioneros?"
Solo había 10.000 semi-humanos que se ocupaban de un número abrumador de cautivos humanos. Mientras que los semi-humanos eran más fuertes que los humanos, la cantidad era una cualidad en sí misma. Es muy probable que no puedan hacer frente a disturbios o sublevaciones.
"Precisamente. Por eso os he reunido a todos, para discutir nuestros planes para el futuro. Personalmente, creo que podemos entrar después de un par de días y terminar las cosas. ¿Alguien está en desacuerdo?"
Ninguno de los semi-humanos presentes — incluyendo a Vijar — se opuso a él.
"Muy bien. Atacaremos en dos días. Hasta entonces, seguiremos observándolos."
Había la posibilidad de que el enemigo lanzara un contraataque, aunque no lo creía muy probable.
"Eso significa que ya es hora de tratar con los humanos que hemos traído."
La mayoría de los semi-humanos habían comido seres humanos. Especies como esas preferían comida fresca. Los Zoastia no tenían preferencia por la carne humana. Para ellos, la carne de vaca y de caballo era mejor. Sin embargo, la mayoría de ellos preferiría carne humana fresca a carne seca.
En contraste, Relámpago Llama-Helada tenía una mirada de repulsión en su rostro. Tal vez fue porque los Magelos no comían humanos, ya que eran visualmente similares a los seres humanos.
"Je je je. ¿Qué tal si los matamos y nos los comemos mañana frente a su ciudad? Eso debería aterrorizarlos, ¿no?"
"Una excelente idea. Después de eso, declararemos que atacaremos al día siguiente..."
"No hay necesidad de presionarlos tanto. ¿Qué pasará si se rinden? Pelear solo es divertido porque tienen esperanza, por lo tanto, luchan con todas sus fuerzas. No hay nada más aburrido que matar a gente que ha perdido las ganas de vivir."
Al final, Vijar quería luchar contra enemigos fuertes. No tenía sentido enfrentarse a los débiles.
"Ciertamente. Además, hay otro punto importante. Es una orden de Jaldabaoth-sama. No podemos matarlos a todos, así que, dejaremos escapar a unos cuantos. Por lo tanto, mi plan es matar a todos los que vigilan la puerta oeste — nuestro lado — y ahuyentar a los que vigilan la puerta este."
"En otras palabras, quienquiera que esté atacando la Puerta Este, necesita ser capaz de mantener un control firme sobre sus hombres, ¿estoy en lo cierto? De lo contrario, parece que terminará en una matanza completa."
Después de que Nasrene dijera eso, todos los ojos se dirigieron a un solo individuo.
"Ya veo... Entonces, ¿no te importará si llevo a toda mi familia conmigo?"
"¿Puedes dejar algunos como mensajeros?"
"Por supuesto, Rokesh-dono. En ese caso, Hectowaizes Ah Ragara y yo seremos responsables de la puerta este."
"Después de eso, necesitamos que algunos guerreros en el norte y el sur les den algo de presión. Si bien no hay necesidad de tomar realmente esos puntos, deberíamos matar a un número adecuado de defensores allí. Me gustaría enviar algunos arqueros allí..."
Había tres personas presentes que eran expertos en el combate a larga distancia. La persona que Rokesh eligió de entre ellos, fue la silenciosa Zoastia.
"Muar Praxua-dono."
"—Entendido."
Eso fue todo lo que dijo "Acero Negro" en respuesta.
"Todos los demás estarán en la puerta oeste. Aunque no creo que haya ninguna posibilidad de que exhiban todo su poder, os dejaré a los rivales más fuertes que se presenten. Después de todo, necesito comandar todo el ejército, así que, no podré llegar al frente."
Los tres semi-humanos restantes — incluyendo a Vijar — asintieron con la cabeza.
"Ya que todos estamos de acuerdo, atacaremos esa ciudad en dos días. Espero que todos descanséis y reunáis vuestras fuerzas antes de que los humanos lloren desesperados."