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Overlord vol. 12 novela ligera |
Traducción jpn-ing: NigelTraducción ing-esp: RawiCorrección: . . .
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Esta traducción es la versión 2.3 traducido por Rawi. Pronto la versión 4.0.
Overlord Volumen 12: La Paladín del Reino Santo | Parte I
Capítulo 2: En Busca de la Salvación
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Parte 1
Una chica solitaria recorría las calles del Reino.
No tenía una cara especialmente bonita, ni el tipo de cuerpo que atraería las miradas. Sin embargo, ella seguía siendo el centro de atención — aunque en un sentido negativo.
Era la inclinación de sus ojos oscuros y afilados, que la hacían parecer siempre con el ceño fruncido, y las bolsas que tenía debajo no hacían más que acentuar ese comportamiento violento que no desentonaría en un habitante de algún callejón de mala muerte.
Era útil para caminar entre la multitud, pero una vez que llegaba a las puertas de la ciudad y a otros lugares semejantes, recibía un intenso control y registros por parte de las autoridades locales.
Esa chica —Neia Baraja— miró al cielo.
Sobre ella, el cielo estaba cubierto por unas densas y pesadas nubes oscuras, dando a los observadores la impresión errónea de que estaba cerca del atardecer cuando aún no era mediodía.
El corazón del invierno había pasado, pero la primavera aún estaba lejos.
Neia suspiro con cansancio, y luego despertó los agudos sentidos que había heredado de sus padres y se dirigió hacia la calle que llevaba a la posada donde se alojaba.
La razón por la que Neia era tan cautelosa desde que había llegado a esta ciudad, era porque sentía una poderosa sensación de rechazo desde que había entrado como forastera.
Naturalmente, no era más que la imaginación de la chica.
Después de todo, cuando llevaba una capa con la capucha puesta sobre su cabeza, no había forma de saber si era extranjera. Sin embargo, ella no se había equivocado acerca de la pesadez en el aire. Echó un vistazo a los transeúntes y vio que sus rostros estaban deprimidos y sus pasos eran pesados. Era como si encarnaran la melancolía del invierno.
Bajo circunstancias normales, podría haber pensado que se debía al tiempo nublado. Sin embargo, pensó que la sensación de confinamiento — o tal vez una melancolía sin nombre — que ella sentía aquí, en la capital del Reino de Re-Estize, debía provenir de alguna otra fuente.
Tal vez sea porque fueron derrotados no hace mucho. Sin embargo, en comparación con la gente del Reino Santo, deberían estar saltando de alegría.
Al parecer, la región del Reino Santo al sur de la bahía seguía siendo segura, los rincones del norte ahora eran esencialmente el infierno.
Para el Ejército de Liberación — formado a partir de los restos del ejército del Reino Santo del Norte — y para ella, que había llegado aquí como miembro de un grupo de embajadores, estas noticias eran de poco consuelo.
Cuanto más pensaba en ello, más se deprimía, y Neia se llevó la mano a la cintura en busca de salvación. La fría sensación del acero recorrió su mano.
Era la espada que llevaba, grabada con el escudo de la Orden de Paladines del Reino Santo, lo que servía como prueba de su identidad.
Normalmente, la espada de un paladín estaría imbuida de encantamientos menores, pero la suya no lo estaba. Eso fue porque se trataba de un arma secundaria del tipo que se entregaba a los soldados en prácticas.
Solo después de completar su entrenamiento y haber sido ordenada oficialmente como paladín, su fiel espada sería encantada con magia. Ese era uno de los rituales que implicaba ponerse el manto de un paladín. Aunque era poco más que un trozo de acero afilado hasta que se convirtiera oficialmente en una paladín, seguía siendo un arma personal que la había acompañado durante largos años de entrenamiento y práctica. No se podía culparla de haber desarrollado el hábito de acariciarla cuando se sentía intranquila.
Tras calmarse un poco con el toque del acero, Neia exhaló una bocanada de vapor blanco. Entonces abrió su capa y aceleró el paso.
Sus pies se arrastraban cada vez que pensaba que tenía que reportar malas noticias. Sin embargo, fue porque a ella no le gustaban tales cosas que tuvo que acelerar su paso para acabar con esto cuanto antes. De lo contrario, tendría que seguir cargando esos desagradables sentimientos en su corazón.
Finalmente, la posada donde residía su grupo de embajadores, quedó a la vista.
Era una posada de clase alta, con precios tan altos como su reputación. Se decía que estaba entre las cinco mejores del Reino.
Al pensar en el trágico estado de su tierra natal, el Reino Santo del Norte, no pudo evitar sentirse culpable por estar disfrutando de tanto lujo mientras sus compatriotas sufrían. La verdad, es que la mujer que encabezaba el grupo de embajadores, se había opuesto a permanecer aquí precisamente por ese motivo. Consideraba que deberían reducir sus gastos en este viaje y utilizar el dinero sobrante en otro lugar.
Sin embargo, su opinión había sido rechazada, gracias a la sugerencia del jefe asistente masculino.
"Como representantes del Reino Santo, si no nos hospedamos en una posada apropiada, la gente que nos ve podría pensar que el Reino Santo se encuentra en sus últimos alientos. Para no dar esa impresión, necesitamos alojarnos en una posada de lujo para demostrar que nuestro país sigue siendo sólido."
La lógica del asistente de la líder era irrefutable. Nadie más en el grupo podía negarlo. Sin embargo, su líder se dejaba llevar por la emoción y no podía aceptar esa propuesta, y se negó obstinadamente a seguirla. Tras un largo callejón sin salida, finalmente todos los demás miembros de la delegación la convencieron de que eligiera a regañadientes esta posada.
Sin embargo, todos entendieron que sus fondos para este viaje, eran muy limitados, por lo que no podían acumular gastos innecesarios. Para poder cumplir sus tareas lo antes posible, incluso Neia, que era una simple escudera, había sido obligada a realizar tareas.
El objetivo de la visita del grupo de embajadores al Reino, no era otro que conseguir ayuda para el Reino Santo. Por lo tanto, Neia y los otros miembros de la delegación, iban de un lado a otro tratando de concertar citas con los líderes y personas fuertes del Reino.
Cualquiera podría hacer una cita, incluso una escudera. No hubo ningún problema con esa parte del pensamiento del líder.
Sin embargo, Neia era la única escudera de la delegación. Los demás eran paladines propiamente dichos. Incluso si ella hiciera una cita, ¿qué pensaría la otra parte en el futuro cuando descubriera que otros habían sido visitados por paladines, pero a ellos sólo se reunían con una simple escudera?
Probablemente, se sentirían ofendidos. Incluso Neia se dio cuenta de eso. Sin embargo, a pesar de sus rotundas protestas, las órdenes que se le habían transmitido no habían cambiado. Como escudera, poco podía decir al respecto. Dicho esto, Neia no se había rendido por ello.
Si se trataba de un fracaso personal, ella podría aceptarlo gustosamente. Sin embargo, hacerlo podría terminar con el debilitado Reino Santo recibiendo menos ayuda del Reino. Neia no podía simplemente descartar la posibilidad de que sus fracasos pudieran llevar a la muerte de más compatriotas con un simple "Sí, entiendo".
Sin embargo, el hecho de que una simple escudera se hubiera precipitado inmediatamente a la acción sin esperar órdenes, no había hecho más que disgustar aún más a la líder. Parecía pensar que todo era culpa de Neia. Afortunadamente, el asistente de la líder, logró suavizar las cosas, pero la líder del grupo tenía una mala impresión de Neia ahora.
Neia había sido seleccionada para este grupo de embajadores solo por sus agudos sentidos, que habían garantizado su seguridad en el camino hasta aquí. Pedirle que contribuya de otra manera sería una tarea difícil.
Pero no es como si pudiera decir eso...
Neia miró al cielo y suspiró "Haaah". Entonces, observó cómo la niebla blanca que exhalaba se desplazaba lentamente por el aire y se desvanecía. Mientras pensaba en la incómoda recepción que le esperaba en la posada, le hacía doler el estómago.
El noble con el que Neia debía reunirse no era una persona muy importante — no tenía un alto rango en el Reino — así que, no poder concertar una cita con él no fue un gran contratiempo, pero aun así su líder se quejaría de ella.
... ¿Qué podemos esperar? Estamos pidiendo a personas con cierto grado de prestigio que se reúnan sin previo aviso, probablemente necesiten tiempo para investigar mis antecedentes y reunir información. Entonces, lo más pronto que podría tener una reunión, era en una semana.
Al menos no parecía que se estuviera quejando de la negativa de la otra parte.
De acuerdo con las instrucciones de nuestra líder, saldremos de la Capital Real en unos días... nuestra líder, eh…
Su líder estaba ahora constantemente de mal humor. No parecía que pudiera controlar adecuadamente sus emociones.
En el pasado, ella no solía ser así. Neia lo sabía. Había sido una persona fácil de tratar... o despistada, por decirlo de forma menos amable. Sin embargo, desde la batalla en la que perdieron a la Reina Santa, hubo un cambio dramático en su personalidad.
"... Es que no puedo tener un respiro, eh. "
No importaba lo poco razonables que fueran las reprimendas de su líder, todo lo que podía hacer como escudera, era agachar la cabeza y aceptarlas en silencio.
Dicho esto, esto no era nada comparado con la forma en que la gente superviviente del Reino Santo estaba luchando. Todo lo que tenía que hacer, era mantener la cabeza agachada y esperar a que pasara la tormenta.
Después de haber fortalecido su determinación — o quizás sólo resignada — Neia llegó al frente de la posada.
Respirando profundamente, se quitó la capucha y luego abrió las lujosas puertas de la residencia.
Como era esperar de una posada de clase alta, no entró de inmediato en un salón, sino en una pequeña habitación. Pareciera que había sido diseñado para que los huéspedes limpiaran la suciedad de sus calzados.
Sin embargo, el lugar que ella había visitado, era una zona acomodada que estaba pavimentada con piedras, y había sido muy parecida a la zona de esta posada. Ni siquiera había llovido, así que no había nada que ella necesitara limpiarse.
Por lo tanto, Neia siguió abriendo la puerta ante ella.
Una ráfaga de un aire cálido salió y la envolvió.
Después de entrar, la recepción estaba delante de donde ella había entrado, mientras que el bar estaba a su derecha y las escaleras a su izquierda. Y cerca de ellas había unos sofás para recibir a los huéspedes.
No había estufas de calefacción dentro de la habitación. Sin embargo, el hecho de que siguiera habiendo una diferencia de temperatura a pesar de su ausencia se debía probablemente a un ítem mágico.
Los lanzadores de magia en el Reino Santo, eran generalmente sacerdotes y aunque podían hacer algunos ítems mágicos, muy pocos de ellos fueron hechos para mejorar la calidad de vida. En ese aspecto, el Reino era superior al Reino Santo. Siendo así, ¿cuánto más avanzado era el Imperio que su padre mencionó alguna vez?
Aunque no tuviera la oportunidad de visitarla en su vida, Neia seguía albergando un vago sentimiento de admiración por el Imperio.
Habitualmente, una aldeana solo puede ver su aldea a lo largo de toda su vida. Dado que Neia carecía de cualidades distintivas como guerrera, podría pasarse toda su vida sirviendo a su nación y no tener nunca la oportunidad de visitar otros países.
En ese caso, tal vez la oportunidad de viajar al extranjero que le brindaba este viaje, podría ser un tenue resquicio de esperanza en una nube sombría y oscura.
Con esos pensamientos en la cabeza de Neia, subió las escaleras hasta la habitación del segundo piso donde se alojaba la delegación. Las personas de la posada parecían haber recordado el rostro de Neia, ya que ninguna le vociferó que se detuviera.
Teniendo en cuenta la cuestión de los gastos, solo la líder y el asistente de la líder deberían quedarse aquí; los demás miembros deberían haberse alojado en posadas más baratas. Sin embargo, un ahorro tan quisquilloso como eso, podría hacer pensar al otro bando que no había futuro para el Reino Santo. Al final, el asistente de la líder había logrado convencer a su líder de la sabiduría de sus palabras.
Neia llegó a la puerta de la habitación de sus superiores y llamó a la puerta, que se abrió ligeramente. Dentro de la habitación estaban los paladines en guardia.
La persona que ellos custodiaban era la paladina más fuerte del Reino Santo, que también era la líder de su grupo embajador. Así, el que abría la puerta era más un lacayo que un guardia. Siguiendo esa lógica, ¿no habría sido más prudente para ella tomar ese papel? Por supuesto, Neia conocía el significado de la frase "el clavo que sobresalía sería martillado", así que no comentó nada al respecto.
"Neia Baraja, reportándose."
Al abrirse la puerta, ella entró en la habitación.
Pudo ver una gran sala al final del pasillo. Y en el centro, había una gran y larga mesa donde se sentaba su Capitana.
La capitana Remedios Custodio y su vice-capitán Gustav Montagnés, estaban sentados allí. Y de los diecisiete miembros de su delegación, más de la mitad de ellos estaban en guardia a lo largo de las paredes.
Los dos líderes tenían algunos documentos amontonados sobre la mesa. Echando un vistazo, Neia pudo ver que la mayoría de los nombres estaban tachados.
"Capitana. Neia Baraja está aquí para entregar su informe."
Infló el pecho, ajustó su postura y dijo su nombre.
"—¿Cómo respondieron?"
"Mis más sinceras disculpas. Se negaron por falta de tiempo. Dijeron que les tomaría por lo menos dos semanas."
"Tch", Remedios chasqueó la lengua.
A Neia se le retorció el estómago. ¿La irritación iba dirigida a ella o al noble del Reino que se negaba a reunirse con ella? Aunque ambas posibilidades parecían probables, ella no se atrevió a aclarar un asunto tan espantoso.
" Ah. Bueno. Gracias por salir en medio del frío. Vuelve a tu habitación y descansa."
"¡Sí, Señora!"
Neia reprimió suspirar de alivio por las palabras de Gustav. Mientras ella quería irse de inmediato, Remedios la llamó y la detuvo en su camino.
"... Quería preguntarte antes, pero ¿realmente les dijiste que queríamos abrir las negociaciones lo antes posible?"
"—¿Ah? ¡Mm! ¡Sí! Por supuesto que traté de preguntarles, pero desafortunadamente dijeron que no..."
"¿Entonces, no fue por tus pobres habilidades de negociación?"
"Ah, eso, eso es—"
Eso no es cierto, quiso decir, pero ¿quién se atrevería a decirlo? Además, ella ya sabía que no podría escapar de esta reprimenda sin importar cómo respondiera.
"... Capitana. No sólo se han negado los nobles a los que ella ha preguntado. Los otros nobles han rechazado la solicitud de reunión de la misma manera. Entre ellos había algunos nobles que indicaron que no podían prestar ayuda al Reino Santo, pero que deseaban hablar de todos modos."
Remedios fulminó con la mirada a Gustav, que parecía haber hablado para interrumpir su conversación. No hubo palabras entre ellos, pero la tensión creció en el aire.
"—Neia Baraja."
"¡Sí!"
¿Así que voy a ser el objetivo de su ataque después de todo? pensó Neia, quien encogió de hombros mentalmente en señal de derrota, no lo expresó externamente, sino que respondió con un tono tímido.
Gustav se interpuso entre las dos, pero Remedios no le hizo caso y siguió mirando a Neia.
"Mientras perdemos el tiempo aquí haciendo esto, muchos de los nuestros están siendo masacrados por los semi-humanos liderados por Jaldabaoth. Además, ya han caído cuatro ciudades importantes, además de un sinnúmero de pueblos y aldeas."
Las cuatro ciudades en cuestión eran, respectivamente: la capital Hoburns, que albergaba la Gran Catedral, considerada como el templo más importante de la fe del Reino Santo.
La ciudad portuaria de Rimun, que se encuentra al oeste de la capital.
La ciudad fortaleza de Kalinsha, que era la más cercana a la muralla y la primera en ser atacada por los semi-humanos.
Y luego estaba Prart, la ciudad entre Kalinsha y Hoburns.
En otras palabras, la mayoría de las principales ciudades del norte estaban ahora bajo el control de las hordas semi-humanas de Jaldabaoth.
"Además, muchos de los supervivientes han sido capturados y encarcelados en los campamentos construidos a partir de pueblos y ciudades tomadas. Sólo la mención de ser enviado allí es suficiente para helarte la sangre".
"¡Sí, Señora!"
Aquellos campamentos de los que hablaba Remedios tenían muros levantados a su alrededor, y nadie había presenciado personalmente lo que estaba ocurriendo en su interior, porque nadie había logrado infiltrarse. Sin embargo, los rumores decían que estaban custodiados por semi-humanos. Aquellas personas que habían sondeado tan de cerca cómo se atrevían, decían que podían oír gemidos y gritos de agonía desde el interior.
Más que nada, el gobernante demonio Jaldabaoth difícilmente parecía del tipo que mostraría compasión a los prisioneros humanos.
"Así que, sabiendo todo eso, ¿todavía volviste con resultados tan lamentables? ¿Realmente has hecho todo lo posible? Normalmente tendrías algo que mostrar algún progreso, ¿cierto?"
"¡Sí! ¡Mis sinceras disculpas!"
De hecho, eso era cierto. Remedios tenía razón. Sin embargo—
El pensamiento que brotaba en el corazón de Neia se negaba a desaparecer.
En ese caso, ¿en qué te convierte a ti como Capitana de la Orden de Paladines si ni siquiera puedes salvar a nuestra gente encarcelada?
Ella quería responder con esas palabras. Sin embargo, como escudera del Reino Santo, no podía decir tal cosa.
"Así que lo sientes, ¿qué planeas hacer? ¿Qué puedes hacer para mostrar resultados concretos?"
Neia no tuvo respuesta.
En su corazón, Neia no era más que una ciudadana común y corriente del Reino Santo. No era de la nobleza, no tenía poder ni riqueza. Ni siquiera era una paladina, solo una escudera. No había nada que Neia, tal como era, pudiera ofrecer a un noble del Reino que pudiera atraerlo. En ese caso, todo lo que podía hacer era...
"Trabajaré más duro."
—Psicología. Sin embargo, parece que esa respuesta no fue aprobada por Remedios.
"Te pregunto, ¿cómo piensas trabajar más duro? El esfuerzo inútil es..."
"—Capitana"
Gustav interrumpió a Remedios cuando estaba a punto de empezar algo.
"¿Por qué no dejar las cosas como están por ahora? Después de todo, ya es hora de que comencemos los preparativos, ¿no? Las distinguidas miembros de Blue Rose llegarán pronto. Si tardamos demasiado en darles la bienvenida, podríamos ofenderlas, ¿no?"
"Efectivamente. Escudera Baraja, trabaje más duro y hazlo mejor la próxima vez."
"¡Sí, señora!"
Remedios hizo un movimiento de 'esfúmate' con su mano. En otras palabras, ella estaba diciendo ʹdate prisa y piérdeteʹ.
"¡Mis disculpas, capitana Remedios!"
Aunque estaba cansada, Neia gritaba "¡muy bien, por fin!" y temblaba de alegría mientras se disponía a salir de la habitación. Sin embargo, su aliado de hace un momento se transformó en su más nefasto adversario en un instante.
"Capitana, ¿tal vez debería quedarse cuando lleguen Blue Rose?"
Las palabras de Gustav hicieron que la visión de Neia se apagara por un momento. Sin embargo, este era un tema que la involucraba, ya que era escudera.
Remedios miró a su ayudante. Era completamente diferente a la forma en que había mirado a Neia. Sus ojos amigables la hacían parecer que había cambiado de personalidad, y eso confundía a Neia.
"¿De verdad? Bueno, si tú lo dices... pero ¿por qué?"
"La razón principal para traerla como escudera fue porque tiene unos sentidos excepcionales. Quizás haya cosas que sólo ella pueda notar."
Muchos paladines y escuderos habían muerto durante las batallas con Jaldabaoth. Sin embargo, muchos de ellos habían sobrevivido. Aun así, la razón por la que había sido elegida para acompañar a su grupo, fue precisamente por sus agudos sentidos.
Mientras que los paladines tenían excelentes habilidades de combate, no se diferenciaban mucho de la gente común en otros aspectos. En esta misión, podría ser necesario que alguien pasara desapercibido, detectara al enemigo a gran distancia, se infiltrara atravesando cercos y realizara otras tareas similares, lo que significaba que necesitarían a alguien que poseyera esas habilidades de reconocimiento.
En circunstancias normales, se recurriría a un aventurero o a un cazador, pero la mayoría de ellos ya estaban muertos, y el resto ya había huido al sur o a otros países. Por lo tanto, al no haber candidatos más experimentados entre los que elegir, se había seleccionado a Neia.
Aunque era muy inferior a su padre, ella albergaba cierto orgullo por el hecho de que sus sentidos eran más agudos que los de aquellos que sólo habían sido entrenados como paladines. Ella estaba muy contenta de que sus talentos pudieran servir a su nación, pero ese sentimiento se estaba desgastando poco a poco. A estas alturas, incluso estaba algo resentida por haber sido elegida para esta misión.
"¿En serio? ... Bueno, si lo crees así, entonces está bien. Lo apruebo."
"Muchas gracias, Capitana."
"... Escudera Baraja. como acaba de escuchar, permanecerás en la esquina de la habitación y escucharás nuestra conversación. Si pasa algo, infórmanos. Ahora vaya a su habitación y póngase presentable antes de volver."
"¡Entendido!"
¡Finalmente soy libre!, pensó Neia, pero entonces Gustav la siguió justo cuando se disponía a salir. Después de que salieran de la habitación, le habló en voz baja.
"Siento lo de la Capitana."
Neia se detuvo en el acto, se dio la vuelta y entonces expresó las dudas que había estado albergando en su corazón todo este tiempo.
"... ¿Hice algo para molestar a la Capitana? Quiero decir, he oído que la batalla donde perdimos esa ciudad la cambió por completo, así que ¿qué pasó?"
"... Muchos paladines murieron en la batalla con Jaldabaoth, incluyendo a la Reina Santa-sama y la hermana de la Capitana."
Eso ya lo sé. Pero, ¿y qué?
Lo mismo le había pasado a Neia.
Tanto su padre como su madre estaban muertos. Gente como esta no era poco común en todo el Reino Santo. Por supuesto, ella no podía decir eso.
"Sin un lugar donde desahogar su dolor y la ira que sentía por eso, la Capitana eligió desquitarse contigo. Creo que la razón por la que no lo hizo con nosotros los paladines, fue porque luchamos y sufrimos con ella."
¿Qué demonios?, refunfuñó Neia en su corazón.
En otras palabras, todo esto era porque Neia no había participado en esa batalla.
Esto era simplemente injusto.
La mitad de los compañeros escuderos de Neia, habían viajado a la misma ciudad y muchos de ellos habían acabado muriendo. La razón por la que Neia no había estado en esa mitad, se debió a su suerte y no a ninguna elección que ella hubiera hecho.
"Permíteme también decir esto: por favor, ten paciencia. Ahora mismo, la Capitana es una persona irremplazable para el Reino Santo."
"... Incluso, ¿si descarga su ira en los demás y les hace pasar un mal rato, entonces?"
"Por supuesto."
Gustav la miró con una mirada de dolor en los ojos.
La ira recorrió por su cuerpo. Quería gritarla. Neia sabía que esa mujer era fuerte, pero aun así, Neia también había puesto de su parte para que llegaran sanos y salvos al Reino. Había localizado a los vigías de los semi-humanos y había sido más cuidadosa que nadie cuando acamparon por la noche. Neia tenía el papel de llevar al grupo embajador a su destino. Siendo así, Neia no sentía que fuera menos valiosa que esa mujer.
Sin embargo, Neia reprimió sus sentimientos a medida que iban surgiendo.
Ella tenía que soportar esto por el bien de las personas que sufrían en el Reino Santo. Si eliminar a uno de ellos de la ecuación significaba que se volvieran impotentes para detener el sufrimiento del pueblo, era la acción más insensata imaginable.
Además, se vería libre de este deber una vez que regresara al país. Por lo tanto, lo único que tendría que hacer era aguantar un tiempo más.
Neia sonrió y asintió.
"Entendido. Si es por el Reino Santo, lo soportaré con una sonrisa."
♦ ♦ ♦
Blue Rose llegaron a la posada poco después de que Neia regresara de su habitación.
Neia se puso en guardia junto a los otros paladines alineados en la pared.
Pronto, la puerta se abrió y un grupo de personas entró.
No era una seguidora de ellas en sí, pero la llegada de estas aventureras — famosas incluso en el Reino Santo — hizo que el corazón de Neia se agitara. Se trataba de grandes personas de su género que habían ascendido a alturas con las que ella sólo podía soñar. Personalmente, le hubiera gustado hacerles todo tipo de preguntas. Dicho esto, no podía hacer tal cosa.
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Son... uno de los tres equipos de aventureros de rango adamantita en el Reino. Blue Rose... son increíbles...
Aunque había oído sus descripciones y nombres por rumores, esta era la primera vez que los veía en carne y hueso. Había una gran discrepancia entre cómo ella las había imaginado por sus historias y cómo eran en realidad.
Al frente, estaba la líder de Blue Rose. Ella era una sacerdotisa que portaba el símbolo sagrado del Dios del Agua, la portadora de la espada demoníaca, Kilineyram — Lakyus Alvein Dale Aindra.
Sus rasgos eran tan seductores tales que, incluso Neia se sentía atraída a pesar de no tener mucho interés en el mismo sexo, y no parecía alguien que hubiera alcanzado el más alto rango de un aventurero sólo por su destreza de combate. Si llevara un vestido, sería la imagen misma de una princesa que un plebeyo como Neia imaginaba.
Aquella hermosa mujer habló con una voz suave que coincidía con la imagen que Neia tenía de ella.
"Gracias por su invitación. Somos Blue Rose."
Remedios, que se había levantado para darles la bienvenida, asintió ligeramente para expresar su gratitud.
"No puedo agradecerles lo suficiente que hayan aceptado nuestra invitación, honorables miembros de Blue Rose."
"Nosotras somos las agradecidas por recibir una invitación de la paladín portadora de una espada sagrada y que tiene habilidades sin igual, Remedios Custodio-sama."
Remedios se mostró bastante rígida y monótona durante estas formalidades, pero Lakyus habló con naturalidad. El rumor de que era hija de un noble debía ser cierto.
"Ah, yo soy la que debería alegrarse de conocer a la portadora de la espada demoníaca. Ejem. Por favor, tomen asiento. La gente que nos rodea, son todos paladines del Reino Santo. Les agradecería que les permitieran escuchar nuestra conversación. Erm, si hay tiempo después de eso, me encantaría que me mostraras tu espada demoníaca."
"Con mucho gusto y, la oportunidad de contemplar tu espada sagrada me complacería más allá de las palabras. Entonces, hagamos lo que nuestra anfitriona nos pide y todas tomemos asiento."
Las miembros de Blue Rose se sentaron cada una a su manera. Algunos de ellas ya habían cruzado los brazos y otras estaban apoyadas en sus codos. Hacía que uno se preguntara si su actitud audaz se debía a su famoso poder y capacidad, o si simplemente actuaban de la manera que mejor se ajustaban a ellas.
"¿Debemos presentarnos primero?"
El Vice-capitán contestó, probablemente para dar un respiro a Remedios.
"No, no hay necesidad de eso. Las noticias de sus hazañas se han extendido por todo el Reino Santo. Ah y aunque es un poco tarde para esto, soy el vice-capitán de la Orden de Paladines, Gustav Montagnés."
Lakyus sonrió suavemente a la respuesta de Gustav.
"¿Es así? Espero que los rumores sean buenos y no malos."
"Ah—"
"—Sí. No hemos oído más que cosas buenas sobre ustedes. En realidad, me cuesta mucho ocultar mi entusiasmo por sus heroicas hazañas."
Parece que Remedios quería decir algo, pero Gustav la había interrumpido. Pasando por alto la confusión momentánea, intercambió sonrisas con Lakyus como si nada hubiera pasado.
"Me alegra escuchar eso. Aunque deseo preguntar por los rumores de lo que has oído, hoy estamos aquí para cumplir una petición. No es nuestra intención desperdiciar el valioso tiempo de nuestros clientes. Siendo así, discutamos los detalles de esta petición."
"Hmm~ Antes de eso, me gustaría preguntarle el nombre de esa chica—"
Neia se asustó al darse cuenta de que una de las ladronas gemelas la estaba señalando. La otra también la miraba con interés.
Los dos deberían ser las gemelas conocidas como Tia y Tina. A pesar de ser miembros de Blue Rose, que era famosa incluso en el Reino Santo, no había rumores ni historias de sus actos. Eran un par de individuos misteriosos.
Y ahora, esos individuos la señalaban a ella.
Sintió como si de repente la hubieran empujado al centro del escenario desde las sombras de un asiento del público. Pensamientos como "¿por qué?, "¿qué es esto?" ¿Qué está pasando?" y otras frases similares revolotearon dentro de su mente.
"Esa chica no tiene el cuerpo de una guerrera. Es diferente al de nuestra musculosa."
"¡Oye! ¡¿Qué se supone que significa eso?!”
La persona que había hablado era Gagaran, la dama guerrera que estaba construida como un muro de ladrillos.
"Exactamente lo que he dicho. … Ella no es una guerrera, no importa cómo la mires. Ahora, esta sí es una guerrera."
"Oye, oye, un cuerpo así se construye con la experiencia, ya sabes."
"Así que, ¿vas a evolucionar entonces, Gagaran?"
La expresión de la ladrona se agudizó en silencio.
"No seas mala, siento pena por esa chica."
"¡Oye! ¿Soy yo o te has vuelto muy creída desde que entrenaste conmigo? ¡Oye!"
"Nada ha cambiado. Solo que, me duele las costillas porque me diste un abrazo con tu ridícula fuerza cuando dormías y—"
"—Ya es suficiente, ustedes dos... Lo siento, así es como somos."
"Por favor, no le tomen importancia. Su nombre es Neia Baraja. Tiene sentidos agudos, y ha hecho muchas contribuciones durante nuestro viaje aquí."
"Lo entiendo."
La respuesta fue seca y sin emociones, no fue lindo en lo más mínimo.
"... Mm. Bueno, aunque fue culpa nuestra, no hemos progresado en absoluto. Si a nadie le importa, ¿empezamos a discutir sobre el asunto? Además, no tiene sentido hablar como nobles elegantes, ¿verdad? Vamos directo al grano, ¿de acuerdo?"
"Evileye", dijo Lakyus en tono de reproche.
Esa era la misteriosa lanzadora de magia arcana, Evileye. Ataviada con su máscara, podría usar poderosos hechizos, pero no se la quitaba bajo ninguna circunstancia. Su cuerpo era particularmente pequeño — algunos rumores decían que era de una raza diferente, de cuerpo pequeño.
"No, está bien. No soy tan inteligente cuando se trata de matizar la información."
"Capitana..."
"... Fufu~ Bueno, la jefa del otro bando ha dado su aprobación — ¿qué tal la nuestra? Además, una vez que hayan pagado la cuota correspondiente por la información, serán nuestros clientes. En lugar de tardar una eternidad en tantear al otro y llegar a la cuestión del dinero. ¿No será mejor cerrar el trato cuanto antes?"
Haaah, Lakyus suspiró y Evileye continuó, aparentemente burlándose de ellos.
"Bueno, nuestra jefa también le ha dado el visto bueno, así que, ¿concretamos los detalles antes de hablar del pago? Me gustaría escucharla de tu boca, pero supongo que se trata del demonio Jaldabaoth que arrasa tu país, ¿no es así?"
"¿Lo sabías?"
"Oye oye, ¿crees que no sabríamos algo que saben los nobles? El Reino también tiene comerciantes que utilizan las rutas marítimas, ya sabes. Además, los gremios de aventureros también intercambian información. Dicho eso, ¿qué te parece? ¿Quieres compartir lo que sabes también? Francamente hablando, estaríamos más felices de obtener más información que dinero."
"Mm… puedo ¿Puedo tener un momento para discutir esto con Gustav?"
Evileye hizo un gesto para indicar que procedieran y, entonces Remedios y Gustav se levantaron y entraron en la habitación contigua — el dormitorio.
"Entonces, ¿está bien si traigo un poco de agua?"
Preguntó Gagaran a Neia, señalando la jarra y los vasos que había sobre la mesa.
¿Por qué me lo preguntas?, Neia se inquietó cuando contestó: " Sí, por supuesto. Adelante." No le tembló la voz y sus modales fueron tan perfectos que quiso alabarse a sí misma.
Después de que Gagaran había servido agua para todas, Remedios y Gustav regresaron.
"Pagaremos sus honorarios, así que ¿puedes contarnos lo que sabes?"
Hah, pensó Neia. Por alguna razón, tuvo la sensación de que Remedios, que se había quejado de lo caro que resultaba alojarse en una posada, no lo aprobaría. Mientras que Gustav probablemente le había dicho algo, Neia no tenía ni idea de las razones que había usado para convencerla.
"Eso también está bien, aunque creo que seríamos capaces hablar sobre lo que necesitas saber si nos informas del estado actual del Santo Reino."
"Por favor, permítanos pagar la cuota designada."
Gustav colocó rápidamente una pequeña bolsa sobre la mesa.
"Mm, oye."
Evileye señalo moviendo su barbilla hacia a una de las ladronas. En respuesta a eso, ella rápidamente se acercó y agarró la bolsa, y la lanzó hacia arriba una vez. Entonces al cogerla, asintió a Evileye.
Probablemente estaba tratando de ver si contenía la cantidad esperada por la sensación de lanzarla hacia arriba y atraparla.
"De acuerdo. Entonces yo, Evileye, les explicaré como su representante... Aunque, como acabo de decir, pedir 'toda' la información que tenemos sobre Jaldabaoth es un poco como si intentaras agarrar una nube. Comencemos hablando de lo que pasó en nuestro país. Pero, antes de eso, quiero comprobar algo con usted. Tu Jaldabaoth se parece a esto, ¿verdad?"
Evileye cogió una pluma y papel del pupitre que había en un lado de la habitación y empezó a esbozar un retrato con movimientos fluidos. Sin embargo, el dibujo que produjo, solo podía ser considerada como garabatos infantiles en el mejor de los casos.
Remedios estaba a punto de decir, "No, ese no es..." antes de que una de las gemelas le arrebatara el papel y lo rompiera por la mitad.
"¡¿Por qué...?! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!"
Evileye estaba furiosa, pero la otra gemela aprovechó la oportunidad para agarrar el bolígrafo y dibujó rápidamente sobre el nuevo trozo de papel, para luego mostrarle a Evileye el producto terminado. La enmascarada lanzadora de magia murmuró,"Uguu..." soltando un gemido frustrado. A decir verdad, el nuevo dibujo era incomparablemente mejor.
Su apariencia era muy difícil de describir con palabras. Vestido con prendas desconocidas de alguna tierra extranjera. Y esa extraña máscara. Después de ver el dibujo, Remedios apretó los puños con rabia y gruñó como una fiera.
"Ese es el bastardo."
Después de ver esto, las gemelas y Evileye cesaron su disputa y se volvieron hacia Remedios.
"Entonces, hemos comprobado una cosa, que es la misma per— el mismo demonio. Bueno, si demonios como ese pudieran aparecer uno tras otro, estaríamos en problemas. Así que supongo que deberíamos considerar esto una bendición. Bien, entonces..."
Evileye procedió entonces a narrar los sucesos que habían ocurrido en la Capital Real, y Neia hizo un gesto de dolor en su corazón.
Estaba preparada para confirmar el alcance de la fuerza de Jaldabaoth. Y sabía que el ejército de demonios y ese demonio escamoso existían, por lo que no se escandalizó por ellos. Pero, el hecho de que hubiera cinco doncellas demonio a su servicio, con la capacidad de enfrentarse por sí solas a un equipo entero de aventureros de rango adamantita, intensificó su sensación de desesperación absoluta.
No recuerdo ningún informe sobre doncellas demonio en el Reino Santo. Así que, ¿son la carta de triunfo de Jaldabaoth? Pensar que tenía algo así...
"—Entonces, ¿qué nivel de dificultad estimarías de Jaldabaoth?"
Ante la pregunta de Gustav, hizo que Blue Rose intercambiaron miradas entre ellas, pero al final, fue Evileye quien habló en nombre de todas.
"En primer lugar, permíteme decir esto: La cifra te voy a dar, es sólo una conjetura. Podría ser mayor o menor, así que, espero que lo tengas en cuenta. Estimamos que la dificultad de ese demonio es de unos doscientos."
"Doscientos..." Fue Gustav quien prácticamente jadeó sus palabras.
Neia estuvo a punto de jadear también, pero se las arregló para resistir ese impulso. A lo largo de las paredes, algunos de los paladines habían fallado, exclamando de la misma manera que Gustav. Remedios fue la única persona que permaneció calmada, expresión no se movió ni un ápice.
A Neia le pareció recordar que 100 era lo máximo a lo que podía aspirar un humano.
"Exactamente, ¿qué tan poderosa es una calificación de doscientos?"
A Evileye pareció costarle un poco responder a la pregunta directa de Remedios.
" Aunque los seres de dificultad doscientos nunca antes había aparecido en el mundo humano... bueno, los antiguos dragones serían alrededor de cien."
"¿Un dragón antiguo...? aunque nunca he luchado contra uno de ellos antes, ¿eso sería más o menos lo mismo que la Deidad Guardiana de los océanos?"
La Deidad Guardiana de los océanos se refería a un Dragón Marino que habitaba en el mar.
Tenía dos brazos y pies y una cola larga y gruesa que sustituía a sus alas atrofiada. Se parecía más a una serpiente de marina que a un dragón, y su intelecto estaba a la par de la humanidad o la superaba. Era un ser muy benevolente que protegería a los barcos si se veneraba adecuadamente.
Neia tuvo la fortuna de verlo una vez, aunque de lejos, cuando se habían ido de vacaciones con su familia a Rimun.
Había levantado su cabeza sobre la superficie de los mares y era una vista lo suficientemente majestuosa como para ganarse el título de Deidad Guardiana. Era difícil imaginar que un ser humano pudiera derrotar a tal ser.
"Capitana Remedios. Si usamos la derrota de la Deidad Guardiana como punto de partida... hm, si hubiera un pescador aquí, nos estaría maldiciendo hasta la muerte. Aun así, eso significa que Jaldabaoth es el doble de fuerte que un Dragón Antiguo. "
"Efectivamente. Hemos determinado que es más fuerte que los legendarios Dioses Demonio que fueron derrotado por los Trece Héroes. Es decir, su aparición en el mundo humano sería una gran tragedia y múltiples naciones serían destruidas. Así de poderoso es él."
"Aunque, escuché que cuando Jaldabaoth estaba causando estragos en el Reino, fue expulsado por Momon-dono. Eso significaría que Momon-dono debe ser igual de poderoso, ¿verdad?"
Gustav suspiro y luego continuó.
"¿O también significa — que usó algún tipo de ítem especial para derrotar a Jaldabaoth?"
Ahí fue cuando la actitud de Evileye cambió.
Naturalmente, Neia no podía ver su expresión bajo la máscara, pero tenía la sensación de que su cara se estaba sonrojada bajo esa máscara suya.
" No creo que haya utilizado ningún ítem de ese tipo. Sin embargo, Momon-sama luchó magníficamente cuando luchó con Jaldabaoth. Yo estaba luchando contra las doncellas demonio de Jaldabaoth en aquel entonces, así que, no vi toda la batalla, pero fue una batalla aterradora. Fue una batalla librada por un héroe entre héroes, un campeón entre campeones."
"¿Ah... es así?"
Era todo lo que Gustav podía hacer para extraer esas palabras, apartándose cuando Evileye se inclinó hacia delante durante su apasionada explicación.
"¡Exactamente! Ah, qué batalla tan increíble. Momon-sama me defendió mientras luchaba con Jaldabaoth, ya sabes."
"Así que, ¿luchó contra Jaldabaoth — ese monstruo — y lo expulsó? ¿De verdad?"
"¡¿Qué?! ¿Estás diciendo que lo que vi con mis propios ojos fue mentira?”
Evileye respondió a la pregunta de Remedios con una réplica despiadada. Gustav luchó para despejar el estado de ánimo incómodo en el aire.
"Ah, no, lo que nuestra capitana quiso decir, es que, si Momon-dono hubiese atacado algún punto débil de Jaldabaoth, quizás podríamos hacer lo mismo. Me disculpo por no aclarar las cosas."
"No, deberíamos disculparnos por el tono infantil que nuestra Evileye está tomando con un cliente."
Esa respuesta vino de Lakyus. ¿Qué era esto, cuando los dos actores principales eran marginados y sus secundarios pasaban a suavizar las cosas entre ellos?
"Hm… bueno, asumiendo que Jaldabaoth realmente tenga algún punto débil, Momon-sama debe haber ganado atacándolo. Aun así, es difícil imaginar que un demonio así deje sus puntos débiles sin vigilancia."
"En efecto... quizás usó un ítem o un subordinado para compensarlo."
Aunque era la primera vez que ella había oído hablar de las doncellas demonio, eran conscientes de que Jaldabaoth tenía unos cuantos demonios inmensamente poderosos a sus órdenes.
Después de interrogar a los prisioneros semi-humanos, supieron que había al menos tres de ellos.
Había un demonio que gobernaba el desierto donde vivían los semi-humanos.
Había un demonio que gobernaba la ciudad portuaria de Rimun.
Y luego, estaba el demonio escamoso que comandaba el ejército semi-humano.
"Bien, ¿puedes contarnos en detalle sobre ese demonio escamoso que mencionaste antes?"
"Así es, ¿puedes decirnos qué habilidades tiene?"
"Bien, ya he luchado contra él antes, así que, tomaré el lugar de Evileye y lo describiré en detalle."
Describió sus habilidades y cómo lucharon contra él. El relato de Lakyus terminó con Brain Unglaus — un hombre al nivel de Gazef Stronoff — matando a ese demonio.
"... Eso es extraño. Jaldabaoth no ha hecho ningún movimiento después de conquistar la capital del Reino Santo, pero ese demonio escamoso ha estado al mando de los ejércitos semi-humanos en su lugar. ¿No estaba ya derrotado?"
"Ya veo... sin embargo, ya hemos conocido a ese tal Brain antes y no parece del tipo que miente. ¿Tal vez no era un demonio único, sino simplemente un tipo de nivel superior?"
"En otras palabras, ¿Jaldabaoth puede invocar a ese demonio tantas veces mientras se cumplan ciertas condiciones? ¿O tal vez pueda invocar al mismo demonio varias veces?"
Neia no podía lanzar hechizos, pero había escuchado esto durante sus clases.
Cuando se trataba de invocar con magia, invocar a múltiples seres era una cosa muy difícil.
En otras palabras, cuando un hechizo de invocación estaba activo, lanzar otro hechizo de invocación haría que el hechizo de invocación anterior terminara. Los monstruos invocados en ese momento volverían a su lugar, convocando a nuevos monstruos en su lugar.
Sin embargo, las personas capaces de realizar hechizos de invocación de alto nivel, podrían invocar simultáneamente a varios monstruos más débiles a la vez, con un hechizo de invocación de bajo nivel. Por ejemplo, uno podría usar un hechizo del cuarto nivel para invocar a múltiples monstruos que podrían ser invocados por un hechizo del tercer nivel.
" No lo entiendo en absoluto. Sus métodos de invocar a los demonios siguen siendo un misterio. Aunque parecía que los invocaba con hechizos, no podía haber convocado a múltiples demonios de tal poder... pero si podía, eso le llevaría a preguntarse por qué no lo hacía en el Reino. Supuestamente, un raro puñado de lanzadores de magia especializados en invocación, pueden invocar monstruos de más de una raza a la vez, pero…"
"Así que, ¿aunque derrotáramos a todos los demonios escamosos, Jaldabaoth podría reinvocarlos de inmediato?"
"Así parece. Sin embargo, eso solo sería así en el caso de que Jaldabaoth los invoque con magia. Si usara algún tipo de habilidad especial para hacerlo, eso sería otro asunto completamente distinto."
"¿Así que no sabes mucho sobre ese lado de las cosas?"
"Lo siento, pero no lo sé. Sabemos muy poco de él."
Evileye sonaba claramente desanimada.
"... Hm, no he captado nada de lo que dijistes, ¿sabes?"
"... Te lo explicaré más tarde, Capitana."
"No, explícame ahora, aunque sea un poco. No he podido seguir el ritmo desde hace un momento."
Esta es nuestra capitana... la responsable de todos nosotros...
" Siendo ese el caso, ¿era esa asquerosa sirvienta insecto una de las invocaciones de Jaldabaoth también?"
"No lo sé. No quiero pensar de esa manera..."
Las miembros de Blue Rose empezaron a discutir entre ellas.
"Erm, ¿puedo hacerles una pregunta?"
Todos se volvieron a mirar a Neia después de que ésta hablara nerviosamente y, la tremenda presión, hizo que se arrepintiera de haberlo hecho. Tal vez sería mejor que alguien que no fuera ella sacara el tema. Sin embargo, el dado había sido lanzado y después de reafirmar su determinación, ella preguntó:
"Quizá sea una pregunta muy básica, pero ¿de dónde vino Jaldabaoth? ¿Ha existido un demonio llamado Jaldabaoth a lo largo de la historia?
"Eso no está claro. Hemos estudiado todo tipo de literatura, pero no hemos podido encontrar ese nombre en ningún lado. También hemos intentado buscar pistas en función de su apariencia, pero tampoco hemos podido avanzar."
"¿Podría ser un alias? Tal vez causó problemas bajo un nombre diferente en el pasado."
"Lo dudo. A los demonios — esto se aplica también a los ángeles — les importa mucho sus nombres ya que son una parte muy importante de su propio ser. Si un demonio quiere aparecer, tiene que grabar su nombre en el mundo. Por lo tanto, no pueden usar nombres falsos. Los experimentos muestran que el uso de un nombre falso puede incluso hacer que desaparezcan en el acto."
Neia no sabía casi nada sobre demonios y ángeles, pero, si un lanzador de magia de rango adamantita lo decía, entonces debía ser así.
"En cuanto a sus orígenes, si vino del otro lado del continente, es natural que no haya información sobre él... pero después de pensar tanto, todas las posibilidades parecen igualmente probables, y no sabemos por dónde empezar."
Evileye se encogió de hombros.
"... Digamos. ¿Y si la apariencia de Jaldabaoth fuera diferente? Lo buscaste basándote en la forma en que se ve en ese dibujo, pero ¿y si esa apariencia suya fuera un engaño?"
" ¿Ohhh?" —Evileye se inclinó sobre la mesa hacia Remedios— "¿Puedes entrar en más detalles?"
"Logramos presionar a Jaldabaoth en su forma común y luego reveló su verdadera forma..."
Remedios cerró los ojos.
"Fue una derrota total para nosotras."
"¿Puedes ser más específica?"
" Decirles eso debería estar bien, ¿verdad, Gustav?"
"Sí, aquí no hay objeciones. Si podemos aprender más de él por su apariencia, ocultar esa información sería más bien perjudicial."
" Aunque creo que una revelación completa sería mejor… "
Remedios comenzó a murmurar y refunfuñar y luego le contó a Evileye sobre la aparición de Jaldabaoth.
A mitad de camino, la cara de Remedios se retorció de ira. Probablemente había recordado la batalla de la que nadie aquí sabía nada.
"Ya veo, entonces continuaremos nuestras investigaciones en base a lo que acabamos de saber. Te mantendremos informada con nuestros hallazgos, ¿podrías decirnos si deseas quedarte en la ciudad?"
"Aún no lo hemos decidido. En cualquier caso, ¿eso significa que no sabes nada de esa forma suya?"
"—Lakyus, ¿te acuerdas?"
Lakyus negó con la cabeza.
"Así es como es. Lo siento."
"Lo entiendo. Entonces, después de tomar nuestra decisión, nos pondremos en contacto con ustedes inmediatamente."
" Pero en ese caso, tendremos que considerar el peor de los casos: la posibilidad de que su aparición en el Reino tuviera la intención de crear una falsa impresión, por lo que deliberadamente se abstuvo de mostrar su verdadero poder."
"En otras palabras, ¿nuestro país era el verdadero objetivo de Jaldabaoth y posiblemente tenía otro plan para el Reino?"
"Tal vez. Si el Reino fuera su principal prioridad, habría mostrado su verdadera forma como lo hizo en el Reino Santo, ¿no? ¿O fue porque estaba sorprendido por la fuerza de Momon-sama, y eligió proteger su verdadera identidad en lugar de dejar que su plan se arruinase? Realmente no quiero pensar que ese es el caso."
Las palabras de Evileye salieron de la habitación en un silencio sombrío, tan profundo que incluso los tenues sonidos de la respiración parecían muy fuertes. ¿Quién hablaría primero? En esta tensa atmósfera, Lakyus demostró su valentía.
"Ahora, déjame decirlo de nuevo — estamos en el mismo barco que ustedes. Queremos saber más sobre Jaldabaoth. Sinceramente hablando, todo lo que hemos aprendido, es básicamente un análisis de nuestro encuentro con él. No tenemos idea de los objetivos de Jaldabaoth, su verdadera identidad o sus habilidades."
"Tal vez podríamos invocar a demonios para aprender sobre Jaldabaoth... excepto que eso corrompería el alma... Y aunque invocáramos a demonios de bajo rango, es muy probable que no sepan nada sobre demonios de alto rango. En ese caso, tendremos que contactar con un adepto en invocación..."
"Desafortunadamente, no conocemos a nadie que sea bueno invocando demonios."
Evileye había sido la primera en complementar las palabras de Lakyus, seguido por una de las gemelas.
Seguramente nadie, al menos en circunstancias normales, pensó Neia.
Los diabolistas eran seres típicamente malignos, y afortunadamente muy pocos de ellos eran poderosos por derecho propio. Eso se debía a que la mayoría de las veces se autodestruían o eran asesinados por escuadrones de la muerte.
Por supuesto, podía haber individuos que evitaban esos espantosos finales y que se habían sumergido en la oscuridad, pero estas personas normalmente se escondían y no hacían amigos.
"Pero, ah, ¿no es agravante sentarse y no hacer nada? La próxima vez que ese monstruo venga al Reino, quiero hacerle llorar con mis propias manos. Para hacer eso, necesito aprender todo lo que pueda sobre él."
"Además, no estaba dirigiendo a ningún semi-humano cuando atacó al Reino. Si reclutó a los semi-humanos debido a su fracaso aquí, entonces, tendremos que ser aún más cautelosas con él."
Gagaran y la otra gemela también expresaron sus pensamientos.
"¿Es por eso que querían saber lo que sabíamos?"
Todas en Blue Rose asintieron. Lakyus lo resumió por ellas.
"Pagaremos la misma suma a los honorarios que recibiríamos por una petición similar..."
"Capitana. ¿Puedo ocuparme de las próximas negociaciones?"
Remedios inmediatamente estuvo de acuerdo con la pregunta de Gustav.
"—En lugar de dinero, nos gustaría otra forma de pago."
"¿Qué se sería? Aunque nos gustaría ayudarlos, no podemos hacerlo todo... Sin embargo, si quieren contactar con poderosos nobles, eso podría arreglarse."
"¿Es eso así? Muchas gracias. Sin embargo, no pensábamos en eso. ¿Podrían venir a nuestro país y luchar junto a nosotros?"
La habitación se quedó en silencio una vez más. Duró varios segundos — no, quizás fue más tiempo. El siguiente sonido que oyeron fue el de Lakyus apoyándose en su cabello.
"Lo siento mucho, pero no podemos ofrecer esa forma de pago."
"... Estamos reuniendo información para no morir. Hacer eso sería contrario a nuestros propósitos."
Evileye se encogió de hombros, como si dijera: "No se puede".
"No te pediremos que pelees con Jaldabaoth. Todo lo que necesitas hacer, es esperar en la retaguardia y ayudar con la magia curativa."
" Mentira, no tienes el lujo de hacer eso."
Las palabras de Gagaran les dejaron sin palabras.
Eso era correcto. La parte norte del Reino Santo estaba subyugada ahora por los hombres-bestias de Jaldabaoth, y todo lo que podían hacer era montar una débil resistencia. Muchas personas habían sido encarceladas en campamentos y los pocos paladines que quedaban se escondían en cuevas.
"No, ese no es el caso. Detuvimos el avance semi-humano en el último momento justo."
El territorio del Reino Santo del Sur seguía intacto, donde el ejército y las fuerzas de Jaldabaoth se evaluaban mutuamente, por lo que, llamarlo punto de inflexión, podría ser exacto.
Para Neia, que sabía lo que estaba pasando, las palabras de Gustav sonaban más a mentiras que a verdad.
"¿Pueden venir, en ese caso?"
"Me niego."
Remedios tomó una postura correcta para preguntar, y Evileye la rechazó de forma rotunda. Dada la forma en que todas en Blue Rose permanecieron en silencio, debió significar que no la única en su opinión, sino la decisión en colectivo.
"... Hablando con sinceridad... puede que lo hayamos detenido en el último momento, pero... en realidad estamos en peores condiciones. El Reino Santo está en ruinas, pero las tropas del sur siguen intactas. Sin embargo, será imposible vencer a Jaldabaoth sólo con ellos."
Gustav se sirvió un vaso de agua para sí mismo, bebió de él y luego continuó.
"La razón por la que aún no hemos sido completamente conquistados, es porque la armada ha estado inmovilizando al ejército de Jaldabaoth en la costa norte manteniéndolo a raya. Si Jaldabaoth logra encontrar alguna forma de lidiar con eso y hace avanzar sus tropas hacia el sur, no tendríamos ninguna posibilidad."
Sin embargo, ese era el pensamiento de un hombre del norte, que conocía el poder de Jaldabaoth. Las personas del sur, probablemente tendría planes diferentes. Por ejemplo, expulsar a Jaldabaoth con su propia fuerza.
Aunque parte de la razón de ello se debía a que no habían compartido información, también se debía a la larga disputa entre el norte y el sur.
Desde el principio, muchos de los nobles del sur siempre habían protestado por el hecho de que una mujer — desplazando a su hermano mayor — fuera a ser coronada como Reina Santa por primera vez en la historia.
Por eso, para evitar una ruptura entre el norte y el sur, la Reina Santa hizo caso omiso incluso de acusaciones tan calumniosas como: "la Reina Santa había alcanzado su posición mediante la connivencia con santuarios influyentes y que su ayudante, Kelart Custodio, había estado moviendo los hilos entre bastidores ".
Después de eso, el sur no intensificó más las cosas y así se evitó un enfrentamiento a gran escala, pero eso fue sólo porque el norte y el sur habían estado en un equilibrio de poder. Ahora que el norte estaba en ruinas, el sur ya no tenía razón alguna para detenerse. Así, las potencias del sur estaban a un paso de eclipsar al norte.
Incluso frente a la invasión de Jaldabaoth, los humanos seguían guardándose rencor entre sí. Neia simplemente encontró eso risible. Además, hubo rumores de una lucha de poder por el puesto del próximo Rey Santo, y solo sirvió para hacer aún más infeliz a Neia, una plebeya.
"Eso es bastante malo."
"Efectivamente. Nuestras pocas unidades aéreas de las fuerzas navales tienen muy pocos medios que puedan luchar contra los demonios voladores, y sufrieron pérdidas terribles. Si esto sigue así, no podrán detener al ejército de Jaldabaoth para siempre. ¡Necesitamos fuerza para romper este punto muerto! ¡Por favor, se los ruego, préstenos su fuerza! ¡Todo lo que necesitamos, es un mes o dos! ¡Podemos pagar lo que quieran! Se los ruego, por favor, salven al Reino Santo."
Mientras Gustav inclinaba la cabeza ante ellas, Neia y los otros paladines decían "¡Te lo rogamos!" y también se inclinaron.
La habitación volvió a estar en silencio una vez más y, entonces, la voz de Lakyus se extendió por ella.
"Por favor, levanten la cabeza. Y... lo siento mucho, pero no podemos ir al Reino Santo."
"¡¿POR QUÉ?!"
Neia sacudió la cabeza ante el repentino grito de Remedios. Vio que Remedios se había levantado de su asiento y estaba mirando a Lakyus.
"¡No hay manera de que Jaldabaoth se detenga en solo la conquista del Reino Santo! Reunirá sus fuerzas allí y luego invadirá el Reino, lo sabes, ¿no? Si no lo derrotamos ahora, ¡se hará aún más poderoso en el futuro!"
"Tienes razón. La posibilidad de eso es muy alta."
Antes de que Gustav pudiera detenerla, Remedios se adelantó.
"Ya que lo entiendes, ¿por qué no nos ayudas? ¡Y no solo son ustedes! Los nobles de aquí y de nuestro propio país no lo entienden en absoluto. ¡¿No es el momento de unirse y luchar como uno solo?!"
"... La razón por la que los nobles de este país no te prestan su fuerza es ligeramente diferente a la nuestra. ¿Qué sabes del Reino Hechicero?"
Era un lugar aterrador gobernado por los no-muertos, una ciudad tomada del Reino y utilizada como el corazón de una nación. Eso era todo lo que el ciudadano promedio del Reino Santo sabía al respecto. Cuando Remedios dijo eso, Lakyus le sonrió con amargura.
"Eso es verdad y, es en gran parte exacto... pero, es erróneo en algunos aspectos... Mientras que los no-muertos están en todas partes, los humanos de allí viven seguros y en paz."
"... ¿Eh? En un país fundado por no-muertos, ¿esos seres que odian a los vivos?"
"Pero hay diferentes tipos de no-muertos, ¿verdad? Y el Rey Hechicero es un gobernante no-muerto. Ordenar a los no-muertos bajo su mando que no hagan daño a los seres humanos y hacer cumplir esa orden, es algo sencillo para él."
Evileye hizo un gesto de desaprobación.
"Evileye... Mm, de todos modos, todavía tenemos que lidiar con el Reino Hechicero, así que, es difícil para los nobles ayudar a tu país. Además, mucha gente pereció durante la batalla con el Reino Hechicero, lo que tendrá graves consecuencias en el futuro. Los nobles que parecen tan ricos, no están tan adinerados como se podría pensar."
" ¡Aun así! ¡¿No debería ser Jaldabaoth manejado lo más pronto posible?! El hecho es que incontables personas están sufriendo por culpa de Jaldabaoth. Y el Hechicero Cualquiera no ha dañado a nadie, ¿verdad? "
"... Luchar en dos frentes a la vez mientras estás exhausto es muy peligroso. Confío en que no necesito decírtelo, ¿verdad?"
Remedios titubeó.
"Además, a nosotras nos pasa lo mismo. Dos de nosotras fueron asesinadas en combate por Jaldabaoth y mientras ellas fueron resucitadas de entre los muertos, todavía no han recuperado toda su fuerza. Si invadimos el territorio de Jaldabaoth en este estado, todas acabaremos muertas."
"¿No dijo Gustav que no necesitarías pelear con Jaldabaoth?"
"Qué demonios, ella realmente creía que..."
"¡Tia! Disculpe. Ejem. Lo siento mucho, pero no creo que las cosas salgan como te imaginas. Mientras implique el riesgo de enfrentarnos a Jaldabaoth, rechazaremos este trabajo. Necesitamos ser más fuertes de lo que somos ahora para prepararnos para el futuro… Esto es solo una hipótesis, pero, tenemos que prepararnos en caso de que Jaldabaoth decida atacar al Reino una vez más."
Los rostros de cada miembro de Blue Rose eran impasibles. Parecería que no podían ser influenciadas.
Pronto, Remedios logró soltar algunas palabras.
"Entonces, ¿quién más puede salvar a nuestro país?"
Las miembros de Blue Rose se miraban entre sí.
"Solo hay una persona." —respondió Evileye— "O, mejor dicho, él es la persona a la que deberías haber acudido en primer lugar, ¿no?"
"... ¿Quién es?"
"Momon-sama, por supuesto. El Momon-sama que derrotó a Jaldabaoth."
"¡Ohhhh! ¡¿Él lo hizo?!"
"Un momento, capitana Custodio... ¿Si no me equivoco, él está...?"
"Ya deberías haber oído sobre él, ¿verdad? Sí, Momon-sama está ahora en el Reino Hechicero y es uno de los subordinados del Rey Hechicero. Por lo tanto, lo más probable es que tengas que convencer al rey no-muerto para que te ayude."
"¡Guh!" Remedios gruñó amargamente.
Neia comprendió cómo se sentía. Cualquier ciudadano del Reino Santo tendría sentimientos muy complejos acerca de pedirle algo a los no-muertos.
Teniendo en cuenta que ella, como escudera, sentía eso, ¿cuán peor sería para la Capitana de la Orden de Paladines que llevaba una espada sagrada? Sin embargo — Remedios miró con firmeza a las miembros de Blue Rose.
"... Si esa es la única manera de derrotar a Jaldabaoth, entonces, hagámoslo. No, es todo lo que podemos hacer. Si podemos, le pondremos todas nuestras esperanzas en ese Momon..."
"—Creo que es Momon-sama, Capitana."
"¡Er-erk! ¡sí! ¿Podríais escribir una carta presentándonos a Momon-sama?"