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Overlord vol. 11 novela ligera |
Traducción jpn-ing: NigelTraducción ing-esp: ErbCorrección: . . .
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Esta traducción es una versión obsoleta, por lo que la traducción no está actualizada con la nueva versión del inglés. En un futuro les traeremos la versión actualizada.
Overlord Volumen 11: Los Artesanos Enanos
Capítulo 5: Lord Dragón de Escarcha
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Parte 5
Ainz y Gondo salieron juntos de la tesorería. Un escuadrón de Dragones agachaba las cabezas ante ellos. Había 19 en total, incluyendo a Hejinmal.
En otras palabras, todos los Dragones que Hejinmal había mencionado se encontraban aquí. Ahora no habría necesidad de cazarlos.
... Es bueno que sean obedientes, pero es una pena no tener más cadáveres de Dragón... ¿Debería buscar una excusa para matar a algunos más? No, eso sería malvado. Entonces por qué no hacer que se reproduzcan y luego cosecharlos más tarde... ¿hm? ¿Eso no sería lo mismo?
"—Su Excelsa Majestad, Rey Hechicero. Sus leales sirvientes se han reunido ante usted."
Hejinmal habló mientras Ainz pensaba. Dejando a un lado sus reflexiones por el momento, Ainz respondió:
"Levanten la cabeza."
Los Dragones arrodillados levantaron la cabeza como si fueran uno.
Debido al tamaño enorme de sus cuerpos, una vez que se incorporaron eran mucho más altos que Ainz, pero no se sentía como si ninguno lo estuviera menospreciando.
Sin embargo, entre ellos hubo algunas miradas de sorpresa.
Habían oído hablar de ello, pero seguía siendo difícil de creer que Ainz había matado al Lord Dragón, a su padre. O mejor dicho, incluso Ainz pensaría lo mismo si estuviera en sus zapatos. Había muchas cosas que tenían que ser vistas para creerse.
Justo cuando Ainz estaba pensando eso, uno de los Dragones rugió.
"¡No aceptaré esto! Y pensar que la persona que mató a Padre es en realidad — ¿qué?"
Ainz caminó en frente del Dragón rugiente. Luego sonrió, y le hizo un gesto con la mano, como si dijera "dame tu mejor golpe".
El Dragón atacó a Ainz con sus garras.
Era rápido, pero no tanto como el Troll contra el que había luchado hace poco.
Ainz no lo esquivó. Recibió el ataque de frente. El Dragón —que pensó que Ainz no había podido esquivarlo a tiempo— sonrió ampliamente, pero cuando se dio cuenta de que Ainz no necesitaba esquivarlo, la sonrisa se congeló en su cara. Después de asegurarse de que el Dragón lo había entendido, Ainz lanzó un hechizo.
"[Tomar Corazón]."
La mirada de Ainz pasó del Dragón que se había desplomado al igual que su padre, y se volvió hacia los otros.
"¿No hay nadie más?"
Luego de esa pregunta en voz baja, los Dragones se postraron incluso más bajo que antes, como si intentaran acostarse en el suelo. Nadie más seguía dudando del poder de Ainz.
Ainz abrió un [Portal] y arrojó al cadáver del Dragón a través de él. A continuación llamó a Gondo y subieron a la espalda de Hejinmal.
La espalda de su madre era más grande, así que montarse en ella en lugar de usar a Hejinmal sería más adecuado para un gobernante.
Sin embargo, Ainz ya había montado a Hejinmal hasta aquí, así que bien podría montarlo el resto del camino.
"Sal de la ciudad. Mis subordinados deberían estar esperando allá."
El escuadrón de Dragones montó vuelo al unísono, y los Hanzos los guiaron a un lugar en el que numerosos Quagoa estaban arrodillados.
La imagen de incontables Quagoa postrados en silencio era bastante extraña, y cuando Gondo vio esto, graznó con voz ronca.
Ainz estaba por hacer él mismo ese sonido, pero no podía hacer tal cosa frente a sus Guardianes, cuyas miradas brillantes parecían decirle, "¡Trabajamos muy duro!"
"¡Ainz-sama! Como ordenó, terminamos la selección de los Quagoa. Hay 4'000 machos, 4'000 hembras y 2'000 niños. El resto son cadáveres. Además, les permitimos recuperar los cuerpos intactos y llevarlos a otro lugar."
"Ya veo. Así que rechazaron mi compasión, pero ahora se aferran desesperadamente a su última oportunidad de supervivencia. Qué montón de tontos."
El Quagoa vestido y arrodillado frente a todos los demás se estremeció visiblemente.
"Entonces, ¿dónde está su rey?"
"Allá," señaló Shalltear. Como esperaba, era el Quagoa tembloroso. Antes de convocarlo, Ainz activó su halo de resplandor de obsidiana. De acuerdo a su investigación, ése era el efecto más adecuado para un gobernante.
Mientras escuchaba los murmullos y susurros del escuadrón de Dragones, Ainz llamó al Señor Quagoa.
"Rey de los Quagoa, levanta la cabeza."
"¡Sí!"
El cuerpo del Señor de los Quagoa se estremeció violentamente cuando levantó la cabeza. Luego, sus ojos se abrieron de par en par, y se quedó inmóvil, como si se hubiera congelado.
Ainz pudo oírlo emitir claramente un "Hiiiiiieeee..."
"...Se me conoce como un rey compasivo. El pecado de no haber aceptado mi propuesta de inmediato será absuelto con la sangre de tu gente. Sin embargo, si me entregan sus vidas y su lealtad, les garantizo la prosperidad."
"¡¡Entendido!! ¡¡¡Somos sus sirvientes, y todos nuestros hijos y los hijos de nuestro hijos trabajarán hasta hacerse polvo al servicio de Su Majestad!!!"
"Una buena respuesta. Me complace."
"¡¡¡¡Sí!!!! ¡¡¡¡¡Muchísimas gracias!!!!!"
Como para terminar la conversación, Ainz agitó la mano, como indicando que el Señor Quagoa podía volver a asumir su postura de sumisión.
¡Excelente! Parece que toda mi práctica valió la pena.
La incesante repetición de diálogos y gestos frente el espejo, finalmente había dado sus frutos. Luego de adoptar una pose de victoria en su corazón, Ainz se volvió nuevamente hacia sus dos Guardianas, que habían desempeñado sus tareas a la perfección.
"Lo han hecho muy bien. Estoy orgulloso de ustedes dos."
"¡Muchas gracias!"
"Sus palabras han limpiado mi corazón de la vergüenza de mi anterior fracaso, y se lo agradezco desde lo profundo de su interior."
"Hm, hm..."
Luego de ver la dicha de Shalltear, Ainz estaba seguro de que había usado las palabras correctas.
"Entonces, ¿esta cantidad está bien? Si son demasiados, podemos sacrificar más hasta que sus números sean de su agrado, Ainz-sama."
"No, no hay necesidad de eso... ésta debería ser una buena cantidad. Ahora que lo pienso, ¿Podría alguno de ellos convertirse en un adversario poderoso? No para nuestros estándares, por supuesto, pero para el de la gente de este mundo."
"Mis más sinceras disculpas. Esas personas fueron—"
"No, no es así. El Jefe de los Clanes con el que usted habló era considerado bastante fuerte, aunque nunca vimos su fuerza."
"Ya veo..."
Aunque no estaba seguro de cómo habían sido derrotados los Caballeros de la Muerte, lo más seguro era que se trataba de una coincidencia. Por lo que él sabía...
Podrían haber caído a la Gran Grieta...
Mientras pesaba en eso, Ainz se sintió profundamente avergonzado. Darse cuenta de que se había equivocado después de darle un discurso tan apasionado a Shalltear hizo que su cara se sintiera como si estuviera a punto de estallar en llamas — y entonces, la vergüenza había desaparecido. En su lugar quedaban las cenizas humeantes de una depresión. En ése momento, mientras pensaba sobre la forma en que Shalltear había estado tomando notas, se hizo más profunda — y luego estaba de vuelta a la normalidad.
¿Debería intentar fanfarronear para librarse de esto?
Sin embargo, si lo estropeaba, ellas le podrían decir a los otros, "Ainz-sama dijo esto, pero en realidad~" y cosas así.
¡Esto es malo! ¡Esto es realmente malo! ¡No debí haberme dejado llevar por la alegría y haberlas sermoneado de esa manera! Ahora siento que quiero llorar.
Ainz suspiró profundamente.
Bueno, ahora que lo pienso, ¿no es ésta una buena oportunidad para decirles a los Guardianes que yo también puedo cometer errores? Desde allí, podría pasar de la posición de un gobernante increíblemente sabio a la de un gobernante ordinario, y podría ser libre de mi tormento emocional. Y si hago eso, los Guardianes podrían percatarse de mis errores y advertirme sobre ellos.
Le ordenó marcharse a los Dragones, porque sabía que tenían sentidos muy agudos. Luego, hizo que los Quagoa se alejaran a cierta distancia. Gondo se veía muy solitario al estar él solo, pero simplemente tendría que soportarlo.
Una vez que los tres estuvieron solos, Ainz tragó saliva.
Lo que haría a continuación bien podría mandar por el drenaje todo su arduo trabajo. Ainz se sintió nervioso sobre la forma en que cambiaría la situación y sobre lo que podría pasar en el futuro. Su cuerpo —que no conocía el miedo— comenzó a sentir temor. A pesar de eso, reunió todo su valor para hablar.
"Ah, ustedes dos, escúchenme. ... ¿Recuerdan cuando les hablé sobre la posible existencia de un ser en este lugar que podría derrotar con facilidad a los Caballeros de la Muerte?"
Ambas se miraron la una a la otra, y sus caras sugirieron que se habían dado cuenta de algo.
"Sí, es eso. Parece que estaba equivocado. Tal vez al Dragón que maté le fuera posible destruir a los Caballeros de la Muerte, pero no parece que nadie más pudiera hacerlo."
"Lo entiendo, Ainz-sama. Sus palabras tenían la intención de ayudarme a aprender. Y pensar que tuvo que deshonrarse a sí mismo a causa de mi inexperiencia... ¡Yo, Shalltear Bloodfallen, le ofrezco mi más profunda gratitud a su excelso ser por sus misericordiosas consideraciones!"
"... ¿Eh?"
Para gran sorpresa de Ainz, ellas lo miraban con respeto en los ojos. En particular, la cara de Shalltear estaba enrojecida, sus ojos húmedos, sus labios presionados con fuerza y sus boca temblando como si estuviera al borde de las lágrimas.
¿Qué parte de lo que dije merecía respeto? Ainz estaba desconcertado. ¿Había tocado sus corazones de alguna forma?
Además, debería negar lo que dijo Shalltear, ¿cierto? No, Shalltear ha aprendido mucho en este viaje. ¡Entonces confiaré en ti, Shalltear!
"Parece que te diste cuenta, Shalltear."
"¡¡Sí!!"
Los ojos de ambas parecieron brillar incluso con mayor intensidad.
¿Qué—? Ainz pensó eso, pero seguía teniendo que aclarar lo que había dicho.
"Aun así, incluso yo puedo fallar, y puedo cometer errores. Espero tengan ese hecho presente en sus corazones."
"¡Sí! ¡Aunque no creo que sea posible que nuestro gran gobernante cometa jamás un error, lo entiendo, Ainz-sama!"
Shalltear parecía haber llegado al límite de su resistencia. Se desplomó sobre sus rodillas y empezó a llorar. Mientras apretaba los dientes y lloraba en abundancia, Aura colocó una mano sobre el hombro de Shalltear, sus propios ojos rebosantes de lágrimas. Aunque era una escena conmovedora que demostraba su amistad, Ainz no tenía idea de qué era lo que estaba sucediendo, y todo en lo que podía pensar era de dónde era que Shalltear —una criatura no-muerta— estaba secretando sus lágrimas, saliva y otros fluidos corporales. Así pues, se refugió de la realidad pensando sobre biología.
Aunque Ainz no tenía idea de cómo las cosas habían llegado a esto, por el momento decidió dejarlas como estaban. Sí, había demasiadas cosas en este mundo que desafiaban el entendimiento, o más bien, había situaciones en las que tenía que fingir dicho entendimiento. Era así como se sentía cuando escuchaba a su Gerente General explicando casos importantes.
Ainz sentía que esto era simplemente dejar los problemas para después, pero al mismo tiempo, sentía que su yo futuro, que se enfrentaría nuevamente con el problema, sería una mejor persona. Por lo tanto, Ainz hizo la única cosa que su yo actual podía hacer.
Después de arrodillarse frente a Shalltear, le limpió las lágrimas como un padre haría por un hijo.
Y entonces, en ese instante, incluso más lágrimas recorrieron sus mejillas.
"Ainzsh-shama..."
"Está bien, está bien. Ya no llores, Shalltear. Te dije lo mismo en ese entonces, ¿recuerdas? no puedes echar a perder tu hermoso rostro con lágrimas."
"¿Le fui de utilidad?"
"Sí. Lo hiciste muy bien. Hiciste todo lo que esperaría de uno de mis Guardianes."
"Ainzsh-shama—~"
Shalltear se aferró al material de la túnica de Ainz.
"Eh, em. Muy bien, ya es momento de que dejes de llorar."
"E-está bien..."
Shalltear miró a Ainz al mismo tiempo que respiraba por la nariz e intentaba secarse las lágrimas.
"¡Muchas gracias por toda la amabilidad que me ha mostrado!"
"Mm, hm. Muy bien, entonces ahora tenemos que continuar. Hay mucho que debemos hacer todavía, ¿correcto?"
***
La Cámara del Consejo había estado muy ruidosa toda la mañana, pero después de recibir la última noticia — quedó en silencio.
Si no estaban sujetándose la cabeza, estaban rascándola. Ni uno solo de los Enanos en el cuarto podía permanecer tranquilo.
Y entonces, alguien habló.
"...Ha regresado."
"...Bueno, eso... eso fue rápido. ¿Realmente... realmente recuperó la Capital Real?"
"... ¿Estás intentando encontrarle algún defecto?"
"Qué hombre tan valiente eres, poniéndote en contra del monstruo —no, del poderoso ser— que regresó después de recuperar el control de ese nido de Dragones que era el Palacio Real. Diría que casi eres tan valiente como ese rey héroe de las leyendas. ...Por cierto, por favor dile que todos nosotros creímos en Su Majestad desde el comienzo."
De acuerdo al mensajero, parecía que había regresado en el lomo de un Dragón.
Los Dragones eran muy fuertes, y por lo tanto eran muy orgullosos. En consecuencia, todos estaban muy interesados en saber cómo alguien podría haber hecho para llevar a cabo la increíble hazaña de subyugar a tal ser.
La explicación obvia era que había usado magia para forzarlo a obedecer. Sin embargo, cuanto tomaban en cuenta el poder incomparable del Rey Hechicero, era igualmente posible que pudiera haber intimidado al Dragón hasta someterlo por medio únicamente de su fuerza.
No, lo último era lo más probable. No parecía que el Rey Hechicero necesitara de magia para dominar a los Dragones. Incluso les pasó por la mente la absurda imagen de un Dragón arrodillándose ante él en sumisión.
El Director de la Producción de Alimentos suspiró profundamente, y luego les regresó una rígida y severa mirada a todos los demás.
"Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Se nos ha acabado el tiempo, ¿no es cierto? Su Majestad ha regresado. Si no nos reunimos con él enseguida, estaremos en problemas. Eso significa que tenemos que tomar una decisión en este instante, sobre eso — ¡sobre el Maestro Forjador!"
El Maestro Forjador había abandonado el país con el lingote de metal que el Rey Hechicero le había confiado.
Ni que decir, el acto de huir con un objeto que otro país les había entregado a ellos con el propósito de crear algo, era imperdonable.
Esta mancha negra sería evidente ante la mirada de todos cuando la nación Enana hiciera tratos con otras naciones.
Era un golpe mortal para un país que comerciaba con sus habilidades de herrería.
¿Quién encargaría cualquier tipo de trabajo a un país con tan mala reputación? Peor aún, el que había huido con el objeto no era un herrero cualquiera, sino un miembro de la cúpula dirigente de la nación. Bien podría interpretarse como si la nación estuviera moviendo los hilos tras bastidores.
Mientras imaginaban el futuro que podría resultar de esto, comenzaron buscar, al mismo tiempo que discutían qué deberían hacer si no pudieran encontrarla.
Sin embargo, ninguno de ellos pudo encontrar una respuesta que pudiera resultar en el perdón del Rey Hechicero.
"...Sigo sin poder creer que realmente haya huido con el lingote..." murmuró el Secretario del Gabinete, pero esas palabras no significaban nada aquí. Hace mucho que habían pasado el punto de sentir nada por ellas.
El Comandante en Jefe miró fríamente al Secretario del Gabinete.
"¿Entonces qué debemos hacer? No cabe ninguna duda de que huyó con el lingote. También recibimos reportes de testigos que lo vieron partir."
"... ¿Podría haber sido controlado por la magia del Rey Hechicero?"
El cuarto se sumió en el silencio en un instante.
Ninguno de los presentes expresaron estar de acuerdo con esa declaración, al contrario, el Comandante en Jefe se enfadaba cada vez más y más.
"Aun si no quieres reconocer este crimen cometido por otro Enano, por uno de nosotros, cualquiera que diga eso de que la persona que recuperó la Capital Real que nosotros no pudimos... en pocas palabras, esa persona es la escoria de los Enanos."
"—No seas así, Comandante en Jefe. Tú deberías saberlo bien; entre nosotros, él fue el que se esforzó más buscando, y es el más cansado. "
"No creo que el problema pueda ser explicado con solo decir que estaba fatigado..."
"Bueno, dejemos las charlas poco constructivas para más tarde, Comandante en Jefe. Ahora tenemos que tomar una decisión sobre asuntos más importantes. ¿Deberíamos informarle de inmediato a Su Majestad? Siento que podría ser mejor intentar retrasar las cosas y usar ese tiempo para continuar la búsqueda. ¿Qué les parece?"
El Maestro del Gremio de Mercaderes sacudió la cabeza.
"Es una mala jugada. Eso da lugar al problema de que estaríamos encubriendo las cosas. Sería mejor decir la verdad e implorar perdón. Además, ¿ya lo hemos encontraron? Por lo que sabemos, en este instante podría estar en la barriga de una bestia mágica. Si sólo pudiéramos recuperar el lingote... ese idiota."
Esto no era algo que deberían estar diciendo de un amigo, pero nadie se pronunciaría en contra de las personas que reprendían al Maestro Forjador por provocar un problema tan grande. Al contrario, el Comandante en Jefe incluso asintió con la cabeza dando su aprobación.
"Afortunadamente, no se llevó la espada también. Pero, ah, bueno, si nos disculpamos... ¿Seremos perdonados? ...Bueno, no es como si pudiéramos hacer alguna otra cosa que disculparnos."
"Las disculpas son importantes, pero más importante aún es decir la verdad. Y después de eso, todo lo que podemos hacer es aceptar cualquier tipo de términos que imponga."
Todos estuvieron de acuerdo en esto.
"Entonces, ¿qué es lo que demandará de nosotros?"
Los Enanos no sabían cuál era el metal del que estaba compuesto el lingote que había sido robado, así que no podían estimar su valor. Esto significaba que no podían sugerir un pago en términos de dinero. Si subestimaban el valor del objeto, podrían terminar enfureciendo al Rey Hechicero más allá de toda esperanza de poder recuperar algún día su relación.
Por lo tanto, tenían que dejar que el Rey Hechicero pusiera su precio. Aun así, ¿realmente pediría dinero? Suponían que exigiría otra cosa, pero ni siquiera ellos podían imaginar qué sería exactamente lo que pediría.
"No se me ocurre nada. Démosle la vuelta — ¿qué podemos aceptar? No... ¿Qué peticiones podemos negarle?"
"¿Es posible siquiera que podamos hacer eso? Sería difícil, ¿cierto? Esta ciudad podrá tener valor histórico, pero no poseemos ningún tesoro nacional de naturaleza física o mágica."
Cuando los Dioses Demonio habían asolado la Capital Real, sólo un miembro de la familia real Enana había sobrevivido. Él fue el último rey de los Enanos, conocido como el "Rey Herrero de Runas", y después de llevarse poderosos objetos mágicos consigo en su viaje, no había quedado nada que pudiera ser considerado un tesoro nacional.
"... ¡Oh! ¡Lo tengo! ¿Qué hay de la Tesorería al interior de la Capital Real?"
"Ya discutimos esto antes, ¿no? Decirle ese tipo de cosas a la persona que recuperó la Capital Real para nosotros es simplemente demasiado... Sin embargo, también es verdad que no hay nada más."
Mirando alrededor, todos asintieron en señal de estar de acuerdo.
"... Con algo de suerte, los Dragones no la destruyeron."
"No digas eso. ...Entonces, invitemos al Rey Hechicero a venir en persona esta vez."
***
¿Hm? Hay una persona menos. ¿Qué sucedió?
Había una extraña expresión en los rostros de todos los Enanos en el momento en que Ainz ingresó al cuarto.
El habló por ellos fue — bueno, todos se veía iguales para Ainz, así que no tenía idea de quién era. Todo lo que sabía era que ciertamente no era el Comandante en Jefe. El Enano comenzó con "Gracias por recuperar la Capital Real" y dio inicio a una larga cadena de agradecimientos, que hicieron sentir cansado a Ainz. Entonces, una vez que se había olvidado qué era lo que estaban diciendo en primer lugar, el estado de ánimo del Comandante en Jefe cambió.
"Hay otro asunto por el que debemos ofrecerle nuestras más sinceras disculpas, Su Majestad. El lingote que Su Majestad nos confió ha sido robado por el Maestro Forjador, que huyó del país con él. Actualmente estamos buscándolo, pero no hemos tenido suerte al encontrarlo. ...Su Majestad nos dio ese lingote junto a su confianza, y sin embargo ocurrió un incidente como éste de parte nuestra. No sabemos por dónde comenzar a disculparnos."
Los Enanos hicieron una reverencia como si fueran uno.
Francamente, Ainz no tenía idea de lo que estaba sucediendo. Por lo tanto, preguntó:
"¿Por qué haría algo como eso?"
¿Escapar con el lingote significaba que iba a venderlo en algún lado? ¿Era la codicia financiera la que había hecho que uno de los concejales de la nación Enana abandonara su puesto?
Por un momento, Ainz quiso decir que había un jugador involucrado, moviendo a sus peones ocultos al interior de la nación Enana. Sin embargo, un jugador no habría necesitado un lingote como ése. No era lo suficientemente valioso como para hacer que la gente abandonara sus puestos, incluso para jugadores de bajo nivel. Si ése fuera el caso, podría haber sido más ventajoso mantener ocultos a sus subordinados en una posición de poder.
"No lo sabemos. Con honestidad no lo sabemos. Ninguno de nosotros tiene idea de por qué llevaría a cabo un acto tan imprudente."
"... Entonces, mi siguiente pregunta: ¿qué hay de la armadura que solicité?"
Los Enanos intercambiaron miradas.
"... No nos es posible disculparnos lo suficiente a ese respecto. Aunque dejó la espada corta, se llevó el lingote, y somos incapaces de regresárselo. Ya hemos enviado equipos de búsqueda y se lo devolveremos una vez que lo encontremos. Así que, si usted lo consiente, por favor permítanos ofrecerle un substituto para la armadura. Aunque palidece a comparación del lingote que nos confió, es el mayor esfuerzo que podemos hacer."
"Planeamos preparar tres cotas de malla de adamantita y luego encantarlas lo mejor que podamos."
"Si — si desea un escudo, podemos hacer uno de orichalcum."
"Umu..."
Si él fuera un cliente malicioso con una queja, ahora sería el mejor momento para hacer un escándalo. Sin embargo, Ainz no quería ser ese tipo de cliente.
Aun así, la pérdida del lingote—
—¿Me molesta? No era algo fuera de lo común; tengo muchos más como ése. ...Por lo que sé, ese metal no se puede encontrar aquí, pero podría ser obtenible en otras regiones. Siendo ése el caso, sería mejor obtener más armaduras, ¿correcto? Y dijeron que iban a encantarlas también... Además, incluso si encuentran el lingote, no es como si fueran a pedirme los otros objetos de vuelta, ¿correcto? Eso haría de éste un muy buen trato...
"...Si no lo tienen, no hay remedio. Entonces, dejemos las cosas así. Luego discutan esto con Zenberu y preparen lo que necesite."
Los Enanos suspiraron aliviados.
¿Debería haberles puesto las cosas más difíciles? Sin embargo, sería malo si las personas dudaran de su majestuosidad debido a su mezquindad. En ese caso, haber aceptado su oferta tal vez haría que otros lo vieran como una persona generosa.
Aun así, ellos deberían estar de acuerdo en acceder a una o dos solicitudes.
"... ¿Entonces, podría añadir otra solicitud a ésa?"
"... ¿De qué se trata, Su Majestad?"
La rigidez en sus voces daba a entender que todos estaban en guardia contra él.
"No es necesario estar tan tensos. No es gran cosa, después de todo. Simplemente deseaba el apoyo de su país para el asunto del reclutamiento de herreros rúnicos."
"¿Qué, qué quiere decir con eso?"
"¿Podrían realizar una ceremonia en este país y hacer un anuncio público sobre los herreros que trabajarán en mi nación? Eso seguramente los hará felices."
Los Enanos se miraron entre ellos y asintieron al instante.
"Bueno. Entonces, por favor permitan que mi nación se encargue de la comida. Preparar esto requerirá cierto tiempo, así que espero que no les importe que me quede aquí por algún tiempo."
No hubo objeciones de parte de los Enanos.
Ainz sonrió en su corazón. Ahora no tendría que regresar a E-Rantel.
Al principio, pensó que todo esto le tomaría más tiempo, pero al final había recuperado la Capital Real en un santiamén. Eso era malo.
La primera de las razones era porque quería usar un [Mensaje] para informarle a Albedo sobre el pedido de vasallaje del Imperio, para que ella pudiera planearlo con Demiurgo. Las cosas se pondrían muy feas si él estaba presente. Por lo tanto, Ainz necesitaba una razón para no regresar.
Asimismo, quería mejorar sus relaciones de amistad con los Enanos, lo que también era un motivo muy razonable.
Ainz también deseaba enterarse de tres piezas de información de la ciudad Enana:
1: La presencia o ausencia de jugadores. Si ahora no había ninguno, seguía siendo posible que hubiera habido alguno en el pasado.
2: Seguir investigando sobre las runas y la información relacionada. Él no sabía lo suficiente sobre este tema. Ya había aprendido bastante de los herreros rúnicos; las runas habían existido desde hacía mucho tiempo, pero no estaba claro cuándo fue exactamente que habían aparecido ni quién las había introducido. Parte de eso se debía al caos ocasionado por el ataque de los Dioses Demonio, pero los libros de Hejinmal no contenían información alguna al respecto, ni tampoco los que había en la Tesorería.
3: Conocimientos sobre herrería y minerales. Ahora que había reclutado a los herreros rúnicos para su causa, todo lo que tenía que hacer era sacarles poco a poco esa información. Sin embargo, como esperaba, no parecía que hubiera ninguno de los minerales prismáticos en este lugar.
En relación al segundo punto, Ainz pretendía hacer que los Enanos averiguaran más después de que regresaran a la Capital Real en el futuro, que era la razón por la que tenía que forjar una firme amistad con ellos.
***
Las largas filas de mesas habían sido preparadas con muchos platos, cada uno de los cuales rebosaba con una suntuosa variedad de alimentos.
Los platos calientes de comida despedían un aroma hechizante, que se desplazó hasta donde estaba Ainz.
Siendo un no-muerto, Ainz no sentía deseos por la comida, pero los restos de Satoru Suzuki sí lo hacían. Su deseo de probar algunos y la curiosidad por su sabor le escocían.
Este cuerpo tiene sus cosas buenas y malas...
Podía doblegar el hambre, pero no su curiosidad. Después de todo, la curiosidad era parte de su mente, que no era afectada por su cuerpo no-muerto.
Tal vez los platos ante él no habrían despertaron su curiosidad si hubieran sido preparados por los chefs de E-Rantel o Nazarick, pero estos había sido hechos por los Enanos.
Ya que los herreros rúnicos querían llevar a sus familias enteras al Reino Hechicero, habían hecho que sus esposas, madres, hijas y otros parientes femeninos prepararan la comida para el evento. Por supuesto, la mayoría de las 2000 porciones de comida hoy aquí habían sido provistas por Ainz — por Nazarick.
Naturalmente, Ainz no era una persona que pudiera malgastar las cosas, así que en su mayoría se trataba esencialmente de la cocina de E-Rantel. La carne había sido recolectada por los Dragones en esta cordillera de montañas, mientras que el vino había sido obtenido del Reino y del Imperio por medio de los comerciantes que se habían quedado en E-Rantel.
Las mesas estaban repletas de platos de comida, pero incluso ahora las mujeres seguían sirviendo la comida que habían preparado.
Había muy poca diferencia en la apariencia externa de los hombres y mujeres Enanos. La más grande estaba en sus barbas. Las barbas masculinas eran muy largas, y típicamente las llevaban en tres trenzas, mientras que las barbas femeninas eran más escasas. Dicho esto, "escaso" seguía significando que sus barbas se parecían a las de los hombres humanos. Sin embargo, las mujeres parecían tener el hábito de recortar los bigotes debajo de sus narices.
Realmente no me parece que sea un hábito... Bueno, así es la cultura. El Reino Hechicero ha reunido a todo tipo de humanoides. Inmiscuirse demasiado en este tipo de cosas podría causar problemas en el futuro.
Ainz apartó la mirada de las mujeres que seguían sirviendo comida. Sus ojos se desplazaron por entre las incontables cabezas de los Enanos frente a él hasta llegar a la plataforma que tenía en frente.
Algunos de los herreros que irían al Reino Hechicero se encontraban de pie junto a los miembros del Consejo.
Y entonces, el Consejo les informó sobre la migración al Reino Hechicero.
"Ha comenzado."
"Así es."
La respuesta vino de Gondo, que se encontraba parado al lado de Ainz.
"...Tú eres su representante. ¿Está bien que no estés allá frente a ellos?"
"Deme un respiro, Su Majestad. Soy casi inútil como herrero rúnico. Sería una vergüenza permitir que alguien como yo los represente. ... ¿No sería usted una mejor opción, Su Majestad?"
Ainz y Gondo se miraron a los ojos por un momento, y luego se echaron a reír.
Naturalmente, Ainz simplemente no quería pararse en el estrado para conocer y saludar gente. Lo que había dicho antes era simplemente algo que se había obligado a decir.
"Sin embargo..." la cara de Gondo se tornó seria. "No puedo agradecerle lo suficiente, Su Majestad."
"¿A qué se debe eso?"
"Esta fiesta de despedida. Por favor mire a las personas en el estrado."
Ainz volvió a mirar al estrado. Todavía no habían terminado de hablar, y eso era lo único que le venía a la mente. Sin embargo, sería un poco insensible decir que no notaba nada después de que Gondo lo había mencionado.
"Umu... Ya veo..."
Al final, simplemente usó la respuesta apropiada como cortina de humo.
"Es como deduce Su Majestad. Las miradas de todos han cambiado."
"En efecto, lo han hecho," respondió Ainz sin pensarlo, aunque seguía sin tener idea de lo que estaba pasando. "Sin embargo, ¿a qué se debe?"
Gondo se rio, como si lo encontrara divertido.
"Es la alegría de sentir las miradas de admiración sobre ellos una vez más. La ceremonia de hoy —con platos preparados con ingredientes nunca antes vistos, y también con todo tipo de bebidas— fue hecha para permitirles a los herreros rúnicos darse cuenta de que no los estaban vendiendo, sino que estaban siendo contratados por el Reino Hechicero."
"Espero grandes cosas de ellos, ¿sabes?"
"Mm. Recuerdo que una vez dije que pagaría de devuelta toda la bondad de Su Majestad. Eso también es verdad para los otros. Muchas gracias. Vaya, parece que ya es hora, Su Majestad."
Después de recibir una gran jarra de cerveza de Gondo, la golpeó contra la mesa igual como los otros estaban haciendo. Entonces Ainz levantó una pequeña copa de licor en un brindis y luego se la devolvió a Gondo porque no podía beberla.
Los Enanos —que hasta ahora había estado conteniéndose— de pronto comenzaron a moverse. Muchos de ellos se dirigieron a la comida, atiborrándose sin cesar con los platos expuestos.
"¿Qué es esto? ¡Es asombroso! ¿Tu esposa realmente lo preparó?"
"Mm. Su Majestad proporcionó los ingredientes. Tuvieron muchas fallas mientras lo intentaban."
"Mhm. Es bueno, eso es un hecho. Pero para un viejo como yo, podría estar un poco insípido."
"Tienes que acompañarlo con vino."
"¿Qué? Déjame probarlo... ¡Ohoh! ¡Increíble! ¡El sabor es perfecto!"
"El vino también es bueno. Me pregunto si mi esposa podría preparar esto también."
"Parece que el Reino Hechicero nos enviará comida por algún tiempo. Por lo visto comeremos bien, entonces."
"Preferiría su vino. Esto proviene del Reino Hechicero, ¿cierto? ¡Mejor nos prepararnos para pagar!"
Hablaban a todo pulmón mientras comían. Y entonces—
"Envidio a esos herreros rúnicos. ¿Podrán comer este tipo de cosas cuando quieran?"
"No, esto debería ser bastante costoso, ¿verdad?"
"¿Parece que no? Mira, en los países humanos, los vegetales son baratos. Parece que es igual en el Reino Hechicero."
"Mm, realmente son muy afortunados. Y, sólo tomé un poco, ¿pero soy yo o el vino del Reino Hechicero es de primera clase?"
"Umu. Yo sólo probé un sorbo de eso. Ahhhh, fue delicioso. Sin embargo, el vino de uva también es muy bueno; aunque tal vez no es tan fuerte."
"¿No tenemos un motivo para visitar el Reino Hechicero?"
"He oído decir que planean dejar que los ciudadanos de ambos países transiten libremente entre ellos."
"Oye oye, todos aquí están muy bien posicionados, pero, ¿no deberías tener más cuidado con divulgar ese tipo de información?"
"No, parece que van a anunciarlo públicamente. En el futuro, este país estará muy activo en muchos lugares... y, aunque sólo es un rumor, dicen que hemos recuperado la Capital Real."
"... Se rumoreaba que la Capital Real era un nido de Dragones. El Reino Hechicero es realmente asombroso."
Naturalmente, Ainz oyó estas palabras también.
En lugar de elogiar directamente a Ainz, al parecer la opinión que tenían del Reino Hechicero se había elevado. Eso probablemente significaba que podrían continuar siendo amigos en el futuro.
Ainz sonrió satisfecho y se volvió nuevamente hacia Gondo.
"Ve a hablar con ellos, Gondo. Puede que no regrese por algún tiempo."
"Ya veo. ...Entonces iré a hablar con los muchachos de las minas." Gongo estaba observando a un Enano que tenía una mirada malvada en los ojos. "¿Y qué hará usted, Su Majestad?"
"...A llegado un mensajero de mi país. Tengo que reunirme con él. Entonces, nos vemos luego."
Ainz levantó la mano despidiéndose y se alejó.
Originalmente había estado parado en una de las esquinas de una habitación amplia y espaciosa. Abrió la puerta para marcharse y se dirigió a al lugar que servía al mismo tiempo de sala de recepción de invitados, sala de estar y locutorio.
Era una habitación lujosamente amoblada, con mesas, sillas, armarios y similares. Demiurgo estaba allí.
"Perdóname por hacerte venir hasta aquí."
"En absoluto. Donde usted se encuentre es a donde yo debo ir, Ainz-sama."
Ainz cruzó la habitación y se sentó en una silla. Luego le pidió a Demiurgo que se sentara también.
"...He visto los informes. Estoy trabajando aquí, así que debo disculparme por haberte hecho escribirlos en lugar de simplemente hablarme de ellos." Los informes en cuestión detallaban los preparativos y actividades de Demiurgo en el Reino Sagrado. Por supuesto, oírlos directamente de Demiurgo, podría dañar el disfraz de Ainz. Esto también lo había tomado en cuenta. "...Aun así, como esperaba lo has hecho bien, Demiurgo. Tus logros sólo pueden ser descritos como extraordinarios."
"Muchas gracias, Ainz-sama." Demiurgo hizo una reverencia. "Sin embargo, no podría igualar los suyos, Ainz-sama. ...Se ha hecho de un firme lugar en el corazón de los Enanos."
Ainz pensó que seguramente debía estar refiriéndose a cómo había recuperado la Capital Enana, o al reclutamiento de los herreros rúnicos. Pero, ¿realmente era eso?
"...Hm, así que ya te has dado cuenta, Demiurgo. ¿Crees que los Enanos lo hayan hecho también?"
"En lugar de darse cuenta, creo que no tienen otra alternativa."
¿Por qué no había nadie más aquí? Si sólo fuese así, él podría usar su táctica habitual. Mientras Ainz estudiaba en detalle a Demiurgo, se percató de una sonrisa en su rostro.
... ¡¿Qué es tan gracioso?!
La sonrisa de Demiurgo hacía que a Ainz le doliera su estómago inexistente. La sonrisa de Albedo era igualmente aterradora. La idea de que podrían haber descubierto su acto hacía que su corazón inexistente latiera más rápido.
"En... en caso de que los Enanos se hayan dado cuenta, ¿qué crees que debería hacer?"
"Dudo que sea un gran problema. Después de todo, usted proporcionó los alimentos para la fiesta de despedida de los herreros rúnicos. Con eso, podrá librarse de cualquier cosa que digan los Enanos."
... ¿De qué está hablando?
"Confió en que no tiene importancia, entonces."
Ahora que sus intentos de hacer hablar a Demiurgo habían fallado, Ainz decidió dejarlo así. Era muy peligroso hacerle muchas preguntas a una persona inteligente como él.
"Así que, ¿cómo va el vasallaje del Imperio?"
"Sí. Albedo y yo hemos discutido el asunto y redactamos un borrador. Esperamos que lo revise y que comparta sus opiniones con nosotros."
Si Demiurgo y Albedo lo han terminado juntos, entonces no será necesario que intervenga. Ainz pensó eso, pero no lo dijo.
"... ¿Le han dado suficientes beneficios al Imperio? Los suficientes como para que los otros países miren al Imperio y piensen, 'la vida será muy buena para nosotros una vez que nos convirtamos en vasallos del Reino Hechicero', ¿o algo por el estilo?"
"Todo estará bien."
Ainz murmuró "Sí" en su corazón. En ese caso podía dar su aprobación sin siquiera mirar el borrador.
"Aun así, sus logros en el Reino Enano y en el Imperio fueron realmente impresionantes. Imagino que el término 'sabiduría insondable' existe para describirlo a usted, Ainz-sama."
"Desde luego que no. Estoy seguro de que tú también podrías haberlo hecho con la misma facilidad, Demiurgo."
Demiurgo reveló una expresión extraña — una sonrisa amarga. Luego sacudió la cabeza.
"En efecto, si eso fuera todo. Sin embargo, ¿hasta qué punto en el futuro ha predicho el rumbo del Reino Hechicero?"
Ni siquiera hasta mañana. Pero por supuesto, no podía decir eso.
Ainz se preguntó qué tipo de respuesta podría ajustarse al estilo de un gobernante. Justo entonces, recordó el nombre de un gremio de Yggdrasil.
Se llamaba el Reino Milenario.
Si tan solo el Reino Hechicero realmente pudiera existir por mil años. Tal vez fue debido a que pensó eso, pero un recuerdo importante le vino a la mente.
No se explicaba por qué era que ese gremio usaba una grulla de emblema, así que Ainz se lo había preguntado a Yamaiko. Después de eso, ella le explicó que se debía a que en la mitología, se decía que las grullas vivían por mil años. Y del mismo modo, las tortugas podrían vivir por—
"—Diez mil años."
Ainz frunció el ceño al mismo tiempo que las palabras se le escaparon. Accidentalmente había exagerado la magnitud. Justo cuando Ainz miró apresuradamente a Demiurgo con la intención de corregirse, se dio cuenta de que ya era muy tarde.
"Y, y pensar que sus planes tenían un alcance tan grande..."
Los ojos de Demiurgo se abrieron de par en par, y esas pupilas como joyas que tenía, brillaron aún más.
Ah, esto es malo.
"Sólo estaba bro—"
"—En ese caso, las cosas como la diseminación de los no-muertos alrededor seguramente deben tener el objetivo de alentar a las otras naciones a confiar en usted en lugar de ver a sus tropas como a elementos peligrosos, Ainz-sama. Ésa debe ser la respuesta correcta para alguien con una perspectiva tan amplia del mundo. Aun así... qué aterrador es usted..."
Ainz no tenía idea de qué era lo que le estaba diciendo, pero sabía que sólo había una cosa que él podía hacer en este momento. "Bien hecho, Demiurgo, como esperaba, has anticipado mis planes por completo." Sin embargo, no podía usar esa táctica todo el tiempo. Por lo tanto, esta vez diría—
"Fufufu, mis planes no llegan tan lejos, Demiurgo."
"...Ya veo. Entendido. Grabaré este asunto en mi corazón."
Al ver la tranquila sonrisa de Demiurgo, el corazón de Ainz se cubrió de sudor frío.
¿Eh? ¿Qué? ¿Qué está pasando? ...No estoy muy seguro, pero, ¿no significa esto que ahora mi situación es incluso más precaria?
Sin embargo, a Ainz no se le ocurrieron otras soluciones. En ese caso, tendría que lidiar con ello con una sonrisa falsa.
"Fufufu... Te lo encargo entonces, Demiurgo."
"Fufufu... Entendido, Ainz-sama."
Al contrario, la sonrisa de Demiurgo brillaba incluso más que antes.
Aunque quería llorar, Ainz logró tranquilizarse lo suficiente como para hacer una pregunta con voz temblorosa.
"... Así que, Demiurgo. Sobre el informe que enviaste... ¿cuándo crees que tendrá lugar?"
"Comenzará en otoño, pero tendré que molestarlo en invierno, Ainz-sama. No debería haber problemas al comienzo, pero una vez que la oposición haga su jugada también, podría haber algunas discrepancias, incluso si logramos manipularlos."
"Bueno, tú planeaste esto después de todo, Demiurgo. Puedo estar tranquilo dejándolo en tus manos."
"Muchas gracias, Ainz-sama. En cuando al asunto del vasallaje del Imperio—"
"—Lo escucharé en detalle una vez que regrese. ¿Primero podrías darme una copia del plan?"
"Entendido."
"...Entonces, espero con interés ver cómo se desarrollará este proyecto tuyo, Demiurgo."