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Overlord vol. 11 novela ligera |
Traducción jpn-ing: NigelTraducción ing-esp: ErbCorrección: . . .
Warning!
Esta traducción es una versión obsoleta, por lo que la traducción no está actualizada con la nueva versión del inglés. En un futuro les traeremos la versión actualizada.
Overlord Volumen 11: Los Artesanos Enanos
Capítulo 3: La Inminente Crisis
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Parte 2
El grupo avanzaba, con Gondo a la cabeza.
Ya que Gondo viajaba usualmente bajo tierra, no estaba muy familiarizado con la superficie. Por lo tanto, tenía que confiar en su sentido de la dirección sobre el terreno a la hora de avanzar. Inicialmente, Ainz estaba preocupado por esto. Pero luego de ver a Gondo avanzando sin vacilación, comenzó a confiar en el hombre. Ahora, ya le había confiado por completo la tarea de guía.
El hecho era que, ahora que los Quagoa estaban atacando la capital Enana, Gondo no tenía ninguna razón para llevar deliberadamente a Ainz por un mal camino. Siendo así, no debería haber problemas con dejar que sirva de guía.
Bajo el liderazgo de Gondo, las bestias mágicas de Aura avanzaron atravesando la nieve como si fuera un prado.
Como era de esperarse de bestias mágicas, se jactaban de una gran agilidad y una gran resistencia. Aún con la escasez de aire de las montañas nevadas y soportando a Ainz y a los otros en las espaldas, sus velocidades no se reducían ni un poco. Se dirigían al norte a velocidades de más de 100 kilómetros por hora.
Durante su viaje habían divisado numerosos monstruos voladores, pero unos cuantos gruñidos amenazantes de las bestias mágicas los ahuyentaron a todos. Gracias a eso, su tiempo de viaje se redujo al mínimo.
En menos de un día, había llegado a la única ciudad Enana restante, Feoh Gēr.
Ainz guió a su bestia hacia Gondo y le hizo una pregunta.
"...Bueno entonces, Gondo. El acceso a la ciudad sureña de Feoh Raiđō fue a través de una fisura en una cueva. ¿Feoh Gēr es así también?"
Si ése era el caso, entonces tendrían que buscar una manera de entrar. Gondo —que inicialmente estaba asustado por la bestia mágica, pero que ahora se había acostumbrado a montarla— respondió.
"Umu. La mayoría de ciudades en las que viven los Enanos son así. Sin embargo, Feo Gēr fue diseñada tomando en consideración el comercio a gran escala con los humanos, así que es ligeramente diferente a Feoh Raiđō. En primer lugar, es fácil de encontrar para los humanos, y con el objetivo de minimizar cualquier incomodidad para los visitantes, construyeron una gran fortaleza en el exterior. La reconocerá cuando la vea."
Ainz miró alrededor luego de oír eso, pero seguía sin poder encontrar ningún rastro de la estructura.
"No la verá a menos que nos dirijamos más al noreste."
Las palabras de Gondo estaban llenas de confianza. Parecía que estaba muy seguro de en dónde se encontraba su destino. Ya que él era el único que podía guiarlos, Ainz no podía hacer nada si se estaba equivocando, así que todo lo que podía hacer era confiar en él.
Mientras decía "Ya veo," Ainz lanzó un hechizo de [Mensaje].
Los Quagoa capturados habían sido enviados a Nazarick. Allí, los habían interrogado, y la información obtenida se había usado para suplementar el reporte de Gondo.
Los Quagoa eran una raza que se sometía a los fuertes, pero los Quagoa de la Cordillera de Montañas Azellisia estaban divididos en ocho clanes, todos los cuales estaban unidos bajo el mando del Jefe del Clan. Su número ascendía a 80'000 en total.
Después de analizar esta información, Ainz los marcó como una raza que no tenía ningún encanto para él.
Si tenía que escoger entre ayudar a los Enanos o a los Quagoa, Ainz escogería a los primeros sin dudarlo.
Sin embargo, se había enterado de que los metales que los Quagoa comían cuando jóvenes determinaban su fuerza cuando maduraban. Si dejaba que se comieran los metales de Nazarick, podría dar lugar a la aparición de un individuo poderoso.
Entonces, pensó sobre los minerales prismáticos del Reino Enano.
Incluso si no se había comido uno de los minerales prismáticos, tal vez el Jefe del Clan había obtenido su posición al comerse uno de los minerales raros de Yggdrasil.
Si era lo suficientemente fuerte como para capturarlo, entonces valía la pena investigarlo.
Si pueden obedecer al Reino Hechicero entonces debería considerar acogerlos, incluso si no tengo mucha confianza en poder alimentar a 80'000 personas. Después de todo, ése es el tipo de país que quiero.
El país que Ainz quería.
Era una nación en la muchas razas vivían en harmonía bajo su gobierno. Era una nación que reproducía la imagen que uno tenía de Ainz Ooal Gown.
Era una nación en la que sus amigos, dondequiera que estuvieran, pudieran vivir y sonreír.
Siendo ése el caso, él debería mostrarles algo de misericordia a estos Quagoa.
Aun así, si juran lealtad hacia mí, ¿en dónde debería ponerlos? Esta montaña es un poco pequeña... ¿qué hay de la cordillera de montañas al sur de E-Rantel? Pero podría haber residente allí también... Umu, qué molestia. Los Hombres Lagarto tienen el mismo nivel tecnológico que ellos. Tal vez podría hacer uso de mi experiencia gobernándolos. Podría ser una buena idea dejar que Cocytus se encargue de ellos.
Luego de pensar hasta este punto, Ainz reflexionó sobre el lado opuesto de la moneda.
¿Y si no se arrodillan? ¿Debería gobernarlos a la fuerza? ¿Debería exterminarlos? ¿O debería matar a todos los adultos y usar a los niños en experimentos? ¿Hacer que todos se unan en un solo clan y luego gobernarlos será la mejor forma?
Mientras examinaba diferentes asuntos, el grito de Gondo interrumpió el hilo de sus pensamientos.
"¡Por aquí!"
Ainz miró hacia el lugar que Gondo apuntaba, y efectivamente, había algo que se veía como una fortaleza construía contra una cara de la montaña.
El grupo se dirigió directamente hacia ella. Aunque había muchas maneras de ocultarse, no tenía sentido hacerlo, por lo que procedieron directa y abiertamente.
A medida que reducían la distancia hacia la fortaleza, sus defensores los vieron, y los centinelas cobraron vida.
De manera muy similar a lo que haría antes de un discurso de venta, Ainz inspeccionó su ropa, y se aseguró de que su túnica estuviera limpia y ordenada. Por supuesto, era un objeto mágico y no podía rasgarse o arrugarse, pero sus recuerdos como Satoru Suzuki le decían que debía revisarlos de todos modos.
Luego de que se acercaron a la fortaleza, los Enanos prepararon sus ballestas y apuntaron desde las ventanas.
Los únicos que podrían ser heridos mortalmente por las flechas eran Gondo y Zenberu.
Aunque había pensado en enviarlos a negociar para demostrar que no tenían intenciones hostiles, si las cosas salían mal, ellos podrían terminar recibiendo disparos de flechas, así que abandonó la idea. En su lugar, Ainz precedería primero, mientras que Gondo y Zenberu se acercarían después.
Ainz detuvo a su bestia fuera del rango efectivo de las ballestas y luego desmontó. Ya que seguía estando dentro del rango máximo de las ballestas, le ordenó a Shalltear y a Aura que se acerquen y protejan a Gondo y a Zenberu.
Después de eso, todo lo que quedaban eran las estrategias anti-jugadores.
Si había algún jugador allí, ellos asumirían una postura defensiva de inmediato y se replegarían. Aunque no pudo confirmar la presencia o ausencia de jugadores durante sus charlas con Gondo en el camino, lo más seguro era que no existían. Sin embargo, si no tenía cuidado, podría terminar perdiendo a los NPCs (los niños) y Ainz no quería experimentar eso por segunda vez.
Todos los Enanos que lo observaban desde las ventanas tenían las mismas expresiones rígidas en las caras. Gracias a sus desordenadas barbas, él no podía diferenciar a un Enano individual del otro. Pero cómo podía decir esto — se veían cómicos.
Suprimiendo las ganas de reír, Ainz avanzó, fingiendo un aire de tranquilidad.
Elevaba las manos, para mostrar que no tenía intenciones hostiles.
Cuando se acercó más a la fortaleza—
"¡Detente allí!"
—Resonó un grito de advertencia. Sonaba como si su dueño estuviera teniendo un ataque. Claro, Ainz era no-muerto, pero no pudo evitar suspirar internamente mientras reflexionaba, esta recepción es bastante mala para alguien que no muestra ninguna señal de hostilidad.
"¡¿Por qué has venido aquí, no-muerto?!"
Ainz acarició sus pómulos brillantes.
"Soy el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown del Reino Hechicero, y he venido a forjar una relación amistosa con la nación Enana. Nosotros no los atacaremos si ustedes no nos atacan, así que por favor bajen sus armas."
Los ojos de los Enanos que observaban desde las ventanas se llenaron de confusión. Ainz aprovechó esta oportunidad para continuar hablando:
"Después de capturar a los Quagoa que invadieron Feoh Raiđō, me enteré de sus planes para atacar este lugar. Si ustedes no tienen confianza en la fuerza de sus brazos, entonces yo —mi Reino— les prestaré ayuda con gusto. Sí, así es — será una buena muestra de amistad."
Sonrió, pero ya que no tenía piel, la benevolencia de este gesto no fue transmitida al lado opuesto.
"¿Qué hay sobre el Enano detrás tuyo? ¿Es un rehén?"
Parecía que los Enanos seguían siendo cautelosos con él.
"Qué descortés. Soy un rey, ¿sabes? ¿Es ésa la manera de hablarle a un rey?"
Los Enanos se miraron el uno al otro, y luego respondió uno de ellos.
"No, no... un momento, ¡muéstranos alguna prueba de que realmente eres un rey!"
"—Ya veo. Eso tiene sentido," concedió Ainz. "Entonces, permítanme que se los presente. Él es uno de ustedes, Gondo el herrero, a quién conocí en Feoh Raiđō."
Ainz demostró los movimientos majestuosos que se había estado tomando tanto trabajo de practicar.
Con los aires de un líder innato, le hizo un gesto a su subordinado para que diera un paso al frente.
Un profundo sentimiento de satisfacción llenó a Ainz mientras oía los jadeos de asombro que los Enanos trataban de reprimir. Parecía que sus largas horas de práctica no habían sido en vano.
Ahora que Gondo se encontraba allí, Ainz —que se encontraba de buen humor— demostró otra pose de un elegante rey y le cedió la palabra a él.
"Perdona, pero, ¿puedes ingresar a la fortaleza y explicarles la situación en detalle?"
"Umu, déjemelo a mí."
Gondo avanzó hacia las puertas de la fortaleza y pidió permiso para entrar, sin embargo, las puertas no se abrieron.
"...¿Algo va mal?"
"No lo sé. ¿Tal vez pasó algo?"
"...En, ¡¿En verdad es él?! ¿Ése realmente es Gondo el Bicho Raro? ¡Tal vez alguien usó magia para usar su rostro!"
Ainz frunció el ceño cuando oyó las voces de los Enanos. Estar alerta era muy importante, e incluso Ainz lo aprobaba. Pero, no podrían hacer progresos si nadie confiaba en ellos.
Sin embargo, había oído algo sobre la posibilidad de encontrarse con un conocido aquí. Si ése era el caso, entonces serían muy afortunados.
"Dime, Gondo, ¿puedes probarles que eres tú mostrándoles tus conocimientos sobre esta ciudad? Digamos, el lugar en el que vives, ¿algo que sólo una persona que haya vivido en esta ciudad sabría?"
"Oh, ohhh, sí... Le diré su secreto a la esposa de ese tipo. Ah, ¡hay un restaurante llamado el Pabellón de la Barba de Oro Negro! Lo maneja un tipo cuyo rostro parece un yunque. ¡Su comida sabe horrible, y lo único decente allí es el estofado!"
Los Enanos se quedaron callados. Ainz miró a Gondo, ligeramente falto de palabras. Su respuesta parecía como si estuviera exagerando demasiado.
"¡Idiota! ¡Ese lugar no es para comer, sino para beber! ¡Su cerveza negra es la mejor!"
"¡Mientes! ¡La más deliciosa es la cerveza de hongos rojos!"
"¡Qué dices, su vino turbio es el mejor! ¡Sólo imagina esa fragancia burbujeante!"
"¡Ninguno de ustedes conoce cómo sabe la cerveza de verdad! ¡La de la Dama Barbuda es la mejor!"
Ainz tomó nota mental de que a los Enanos les gustaba mucho la cerveza, y les respondió:
"¿Qué les pareció? ¿Pueden aceptar que éste es el verdadero Gondo? Hablando de ello, todo lo que queríamos era informarles que los Quagoa están intentando dar un rodeo a la Gran Grieta y atacar esta ciudad. Todo lo que tienen que hacer es transmitirles nuestra advertencia a sus dirigentes. De esta manera, nuestro país habrá cumplido su deber, incluso si el ataque de los Quagoa es feroz. Sería bastante molesto si nos lo echan en cara después."
Varios Enanos en las ventanas ocultaron sus cabezas.
Pasó algún tiempo. Al parecer, varias personas estaban teniendo una discusión.
"¡Espere ahí! ¡Enviaremos un reporte a nuestro Comandante en Jefe!"
De acuerdo a Gondo, esa persona era la que poseía la posición más alta en el ejército de este país.
Parecía que se habían dado cuenta de que esto tenía que llegar a la máxima autoridad.
"Kukuku~"
Ainz no reprimió su risita.
Hubo un traqueteo, y cuando Ainz le dio un vistazo a su origen, vio que los Enanos estaban apuntándole nuevamente con sus ballestas. Respiraban irregularmente; parecían estar bajo la influencia de poderosas emociones.
Mierda. ¿Se molestaron porque me reí?
"Perdónenme. En todo caso, ¿estaría bien si Gondo ingresa? Ha demostrado sus orígenes, ¿no?"
"¡No, no puede, no, no está permitido, quédate allí! ¡Espera allí!"
No se había estado riendo de ellos, pero al parecer los había molestado de todas formas.
Las emociones fuertes de Ainz eran suprimidas, pero las pequeñas ondas emocionales lograban escabullirse.
¿Cómo reaccionaría una compañía si un vendedor a quien no conocían de antes les sonreía como si tuviera algo que ocultar? Ainz estaba molesto consigo mismo por no haber pensado en eso. Había dado lugar a una equivocación.
Debo ser más cuidadoso, pensó Ainz al mismo tiempo que retrocedía junto a Gondo.
Y así, se quedaron allí por algún tiempo.
Cuando Jircniv vino de visita, yo les proveí refrescos, muebles e hice todo tipo de preparativos para darles la bienvenida. ¿Es que los Enanos no hacen cosas como esas? ...No, en este momento las circunstancias son diferentes a como fueron entonces.
A diferencia de la visita de Jircniv, que fue planeada de antemano, Ainz era esencialmente un inoportuno vendedor de puerta en puerta. Debería estar agradecido de que no lo hubiesen echado en el acto.
Además, teniendo en cuenta su cuerpo, no sería capaz de disfrutar las bebidas que le sirvieran.
Aun así, la información que les dimos a los Enanos fue muy valiosa. Estaba esperando una respuesta más apropiada. Bueno, puedo usar eso como munición para las negociaciones durante nuestras relaciones diplomáticas oficiales. Por ahora lo aguantaré.
Aún así, probablemente sería mejor cambiar y evitar ofenderlos.
En primer lugar, sacó un Báculo de Ainz Ooal Gown falso. Era una copia cosmética perfecta, hasta el metal mismo usado para su construcción. Sin embargo, eso era todo; no poseía ni una décima del poder del original, y simplemente tenía incrustaciones de joyas del mismo color que las verdaderas.
Ainz imbuyó el báculo con un resplandor rojo, que rápidamente se oscureció. ¿Por qué tenía este tipo de función de ajuste? La obsesión de sus antiguos compañeros lo llenó de irritación.
No parecía estar conectado a su propia aura.
Ainz irradió un halo negro desde atrás, pero como esperaba, el aura del báculo no cambió.
¿Es sólo un efecto visual?
Hubo un estrépito repentino, que extrajo a Ainz de sus pensamientos. Cuando se volvió a mirar hacia el origen del sonido, vio a tres Enanos sentados en el suelo.
Se veían como los Enanos apostados en la fortaleza, pero al mismo tiempo parecían más imponentes. En realidad, dos de ellos estaban mejor vestidos que el otro. Ése debía ser un soldado en la fortaleza, y los otros dos probablemente eran sus superiores.
... ¿Por qué están los tres sentados allí? ¿Será que sentarse para hablar es la etiqueta correcta entre los Enanos? ...Me están observando con los ojos bien abiertos. Sería molesto si es una expresión sólo de Enanos.
Sus bocas estaban ocultas por sus barbas, así que era difícil de ver el aspecto que tenían en sus rostros.
Aunque desconcertado, Ainz extendió una mano hacia los Enanos sentados.
Eso se podría interpretar como la intención para ayudarlos a ponerse de pie, o como que quería darles la mano. Pero en realidad, quería decirles que preferiría hablar de pie.
Era difícil ajustarse a otras culturas. Si él manejaba mal esto, la otra parte podría ofenderse.
Si ellos lo atacaban con algo parecido a, "Deberías haber investigado sobre las costumbres de nuestro país ya que querías forjar relaciones con nosotros", él no tendría nada con qué responderles.
Aunque estaba bastante incómodo con esto, Ainz le dio las gracias a su rostro inalterable, y mantuvo la mano extendida.
Los Enanos miraban de ida y vuelta entre la cara y la mano de Ainz, con una mirada de preocupación en sus rostros.
¿Mm? ¡¿Podría ser que me tienen miedo?! ...Bueno, ya que me veo así... no hay remedio, ¿cierto? Este tipo de reacciones como que son las que se esperarían de una sociedad humanoide...
Aunque también le tenían miedo en E-Rantel, ellos no habían actuado de esta forma. Por lo tanto, podría ser que tomar la mano de una persona de una posición muy elevada era de mala educación en su sociedad.
Al final, el preocupado Ainz decidió levantarlos de la mano.
Ya que tienen tiempo para desperdiciarlo en este asunto sin sentido, eso debe significar que los Quagoa no han atacado aún. Si realmente atacan, podríamos hacer que nos deban un gran favor, pero incluso avisarles sobre ellos contará como un pequeño favor, así que debo soportarlo. Ahhh, es una lástima. Aun así, ¿cuál de ellos es su líder?
"Bueno entonces, soy el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown. ¿Ustedes son los caballeros a cargo de darme la bienvenida?"
No sabía cuál de los superiores tenía mayor rango, así que sus palabras se dirigieron al espacio entre ellos. Entonces, uno de los Enanos asintió fuertemente con la cabeza, como si estuviera intentando quitarse algo de la cara.
"¡Ahem! Yo, yo soy el hombre a cargo de las fuerzas armadas—"
"El ejército— ya veo."
Así que éste era su Comandante en Jefe. Ainz estaba sorprendido. No había esperado que el hombre más importante viniera hasta aquí en persona.
¿Podría ser que este país ha oído antes del Reino Hechicero? O más bien... ¿fue por qué les traje noticias en un momento muy oportuno?
"—¿Hay algún problema con los Quagoa? Me disculpo por hacerle venir en persona en un día ocupado, Comandante en Jefe."
Los ojos del Comandante en Jefe se abrieron como platos.
"Ya veo... ¿así que ya sabe por qué vine, entonces?"
De qué demonios está hablando, pensó Ainz. Naturalmente, no lo dijo.
"—Por supuesto. Es correcto."
Asintió magnánimamente con la cabeza, de la manera majestuosa que había practicado muchas veces antes.
"...Ya veo. ...Bueno, como sabe, por ahora de alguna forma hemos detenido el avance de los Quagoa —no, estamos intentando detenerlos."
"Oh. Ohh. ... ¿Y?"
Ainz quería preguntarle al Enano qué era lo que pensaba que él sabía, pero como ya había pretendido estar bien informado, ese tipo de preguntas quedaban descartadas.
¿Pero se ha filtrado alguna información sobre mí?
Todo lo que podía hacer era aferrarse a ese pensamiento mientras esperaba su respuesta.
"Antes de eso, he oído de mis hombre que usted obtuvo su información después de interrogar a algunos Quagoa capturados en Feoh Raiđō. ¿Tiene alguna evidencia que lo corrobore?"
"Está Gondo, un ciudadano de su país—"
"—Evidencia material."
"Hm, así que, ¿quiere ver a los Quagoa capturados, entonces? Puedo traerle a varios de ellos y puede preguntárselos usted mismo."
"Una respuesta inmediata... Parece ser que tendré que ser franco con usted, entonces. ...A este ritmo, una evacuación hacia Feoh Raiđō será muy difícil."
"¡Comandante...!"
A juzgar por el tono de reproche usado por el hombre al lado del Comandante en Jefe, Ainz supuso que el hombre estaba haciendo hincapié en el hecho de que el Comandante en Jefe estaba hablando de secretos militares frente a Ainz. Sin embargo, el Comandante en Jefe continuó con tranquilidad:
"Su Majestad ya lo sabe todo. Es como dijo —el hecho de que alguien que debería estar dando órdenes en el frente de batalla esté aquí, es una señal clara de un impasse. Como ya sabe eso, también debería ser fácil imaginar lo que nuestras tropas —que no pueden confiar en que recibirán refuerzos— planean hacer."
No, lo único que estaba pidiendo es que seamos corteses. Sin embargo, Ainz no dijo la verdad, y en lugar de eso asintió, con los movimientos practicados de un verdadero gobernante.
El Comandante en Jefe describió la terrible situación en la que se encontraban.
La fortaleza que defendía la Gran Grieta había caído, y ellos habían tenido que replegarse a su línea defensiva final. Solo una puerta se interponía entre ellos y el enemigo, y si caía, el enemigo ingresaría a la ciudad y muchos Enanos morirían. Aunque originalmente habían planeado ganar algo de tiempo para que su gente escape hacia Feoh Raiđō, estaba claro que la supervivencia de toda su especia estaría en duda si es que no alteraban radicalmente ese plan.
Después de enterarse de la situación desesperada de los Enanos, Ainz sonrió en su corazón. Todo se estaba desarrollando en una dirección favorable para él.
"¿Qué tal esto? Les prestaré el uso de mis fuerzas para hacer retroceder a los Quagoa por el momento. ¿Qué le parece?"
El comandante entrecerró los ojos, como para ocultar la emoción en ellos.
"¿Puede hacer eso? Pero..."
Tradicionalmente, se tendría que dejar por escrito los términos de un trato antes de poder firmar un contrato. Había muchas ventajas en tratar los asuntos de esa manera. Sin embargo, si él les prestaba libremente el uso de su fuerza, podría ganarse la gratitud de todos los presentes. Con un préstamo se podían obtener ganancias que no se podían con un acuerdo por escrito, y Ainz estaba apuntando a eso.
Entre algo fijo y algo sin forma, lo que no tenía forma era generalmente más molesto. Era como pagar por un almuerzo en un restaurante basándose en el estado de ánimo de uno. Existía la posibilidad de tener que pagar más a comparación de pagar un precio fijo.
La generosidad muy a menudo es similar a la codicia, ¿hm? ¿Fue Punitto Moe-san el que dijo eso?
"Después de recorrer todo este camino y de los grandes esfuerzos por encontrarlos, sería bastante molesto para mí si el país con el que deseaba una relación de amistad fuese destruido. ¿No aceptaría mi ayuda?"
"...Pero si no tenemos la aprobación del Consejo..."
"Bueno, siempre y cuando haya tiempo suficiente, no debería haber problemas. Ésta es simplemente una oferta de ayuda de mi parte. La decisión final es suya. Por supuesto, el Consejo tiene de decidir en sesión sobre los asuntos importantes... pero usted debe saber cómo terminan usualmente este tipo de cosas. Las reuniones continúan desde la mañana hasta la noche y al final nadie llaga a una conclusión. Aunque sería una pena dejar que mi viaje sea en vano, no hay remedio."
"...Su Majestad, ¿confía en su habilidad para repeler a los Quagoa?"
"Si sólo son del calibre de los que vinos en Feoh Raiđō, entonces será juego de niños."
Mm, Gondo asintió a su lado.
"Por supuesto, eso sólo es antes de que los Quagoa hayan ingresado a la ciudad. En un enfrentamiento caótico cuerpo a cuerpo será muy difícil eliminar sólo al enemigo. ¿Confío en que no desea permanecer indiferente y dejar que la batalla llegué a la ciudad Enana? Así que creo que en este momento, esa pequeña puerta que tienen es su última oportunidad, ¿cierto?"
Una expresión amarga se apoderó del rostro del Comandante en Jefe—
"—¿Cuánto más les queda? ¿Cuántos más días puede aguantar esa puerta?"
El incesante hincapié de Ainz parecía haber hecho que el Comandante en Jefe tome una decisión.
"...Lo entiendo. Su Majestad, le ruego que pueda prestarnos la fuerza de su nación."
"¡Comandante en Jefe!", gritó otro de los soldados con pánico en la voz, y el Comandante en Jefe lo fulminó rápidamente con la mirada.
Luego, el Comandante en Jefe se disculpó brevemente con Ainz antes de alejarse a cierta distancia llevando al otro hombre, para no ser oídos.
Entonces, hablaron.
Ainz podía oír fragmentos de su conversación, cosas como "esto es malo", "un—", "Quagoa", "todavía podemos", "peligro ante nosotros", "en todo caso" y cosas así.
La idea general parecía ser que ellos tendrían difícil encargarse de los Quagoa por sí solos, así que debían tomar ventaja de esta oportunidad y apostar por ella.
Parecía que había llegado el momento de un último empujón.
Infundiendo fuerza a su voz, Ainz preguntó:
"¿No creen que ya es hora de que decidan sus planes futuros?"